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Queiroz Eca_Jose Maria-La Reliquia - Portal Educativo de Medellín

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111<br />

El cielo está formado por siete duros fanales <strong>de</strong> cristal, maravillosos y rutilantes; por<br />

encima <strong>de</strong> ellos rodaban constantemente las gran<strong>de</strong>s aguas; sobre las aguas fluctuaba, en un<br />

fulgor, el espíritu <strong>de</strong> Jehová... Aquellos fanales <strong>de</strong> cristal, agujereados como una criba,<br />

resbalaban unos sobre los otros con una música dulce y lenta, que los profetas más queridos<br />

habían oído a veces... Él mismo, una noche que oraba en el huerto <strong>de</strong> su casa, en Silo, había<br />

escuchado, por un raro favor <strong>de</strong>l altísimo, aquella armonía, tan penetrante y suave, que las<br />

lágrimas, una a una, le caían en las manos abiertas... Ahora, en los meses <strong>de</strong> kislew (Kislew:<br />

mes <strong>de</strong>l calendario hebreo, comprendido entre el 4 <strong>de</strong> noviembre y el 3 <strong>de</strong> diciembre.) y <strong>de</strong><br />

tebet (Tebet: i<strong>de</strong>m, <strong>de</strong>l 4 <strong>de</strong> diciembre al 2 <strong>de</strong> enero.) los agujeros <strong>de</strong> los fanales coinci<strong>de</strong>n<br />

y, por eso, caen sobre la tierra las gotas <strong>de</strong> agua eternas que hacen crecer las siembras.<br />

—¿<strong>La</strong> lluvia? —preguntó Topsius con acatamiento.<br />

—¡<strong>La</strong> lluvia! —respondió Eliezer con serenidad.<br />

Topsius, disimulando una sonrisa, alzó hacia Gamaliel los ojos, con sus lentes <strong>de</strong> oro, que<br />

brillaban con sana ironía, pero el piadoso hijo <strong>de</strong> Simeón conservaba en el rostro,<br />

enflaquecido en el estudio <strong>de</strong> la ley, una serenidad impenetrable. Entonces, el historiador,<br />

tomándose una aceituna, <strong>de</strong>seó saber <strong>de</strong>l esclarecido físico por qué tenían los cristales <strong>de</strong>l<br />

cielo ese color azul que eleva el alma...<br />

Eliezer <strong>de</strong> Silo se lo explicó:<br />

—Una gran montaña azul, invisible hasta hoy a los hombres, se alza allá a occi<strong>de</strong>nte;<br />

cuando le da el sol, su reverberación baña el cristal <strong>de</strong>l cielo. ¡Tal vez en esa montaña es<br />

don<strong>de</strong> habitan las almas <strong>de</strong> los justos!...<br />

Gamaliel tosió blandamente y murmuró:<br />

—Bebamos en alabanza <strong>de</strong>l Señor.<br />

Alzó una taza llena <strong>de</strong> vino <strong>de</strong> Siquen, recitó sobre ella la fórmula <strong>de</strong> una bendición y me la<br />

pasó, invocando la paz sobre mi corazón. Yo murmuré:<br />

—A mi salud y por muchos años.<br />

Y Topsius, recibiendo la taza con veneración, también bebió, tras contestar:<br />

—A la prosperidad <strong>de</strong> Israel, a su fuerza, a su sabiduría.<br />

Después, los siervos, precedidos por un hombre obeso, <strong>de</strong> túnica amarilla, que hacía<br />

resonar pomposamente sobre las losas su vara <strong>de</strong> marfil, trajeron el más <strong>de</strong>voto manjar <strong>de</strong>

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