08.05.2013 Views

Untitled - José María Álvarez

Untitled - José María Álvarez

Untitled - José María Álvarez

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

AUTOR<br />

Luego hemos paseado por la Fondamenta della Misericordia,<br />

donde Carmen ha encontrado (para ella y para mi) calcetines<br />

estupendos de lana, largos. Y hemos ido, por la iglesia dei Servi<br />

–tiene un portal gótico muy notable–, a San Marziale, para ve el<br />

Tiziano que tiene y un Tintoretto, y después hemos seguido por<br />

la Maddalena hasta San Marcuola, paa ver LA ÚLTIMA CENA<br />

de Tintoretto. Después hemos regresado a casa en el vaporetto.<br />

Habíamos quedado para cenar con Joan y hemos ido a recogerla<br />

a su casa, que está junto a la Fenice. Hemos cenado en<br />

«Raffaele», que me ha enseñado una foto suya, con 7 años, y<br />

con Pound, que iba mucho a su restaurant (bueno, de su padre,<br />

entonces). Joan nos ha contado la muerte de Olga, que fue muy<br />

plácida; se quedó como dormida en su sillón. Hay una anécdota<br />

graciosa: el médico que llamaron, al acercarse a ella, como la<br />

vio sonriendo, sin el más mínimo «aire» de muerta, fue a darle<br />

la mano, y entonces la notó helada. Me alegro de que haya tenido<br />

un final tan sereno. La recuerdo en su pequeña casa de la<br />

Calle Querini, tan amable, tan anciana y al mismo tiempo desprendiendo<br />

tanta energía. Se ha ido una gran persona.<br />

Después de cenar hemos estado un rato en casa de Joan,<br />

que como está a cinco o seis metros de la Fenice –al otro lado<br />

del canalito– sufrió en primera línea el incendio. Nos ha contado<br />

escenas terribles. Si hubiera hecho el viento que la noche<br />

siguiente, hubiese ardido todo el barrio. Y ni los bomberos (de<br />

todas formas, me parece que para toda Venezia no hay más de<br />

doce o trece) podían llegar, porque había agua baja.<br />

Hemos vuelto a casa pasando por la dársena del «Cavaletto»<br />

–también hemos sido felices en ese hotel, antes de conocer a<br />

Gianfranco–, con las góndolas durmiendo como animales, en ese<br />

silencio sólo, y un casi inapreciable sbataisso, como sobre un<br />

espejo. Qué ciudad tan mágica. Y tan misteriosa.<br />

Voy a seguir ahora con Casanova. Son deliciosas las páginas<br />

–las recuerdo muy bien– de sus amores con las chiquillas, las<br />

dos hermanitas. Precioso.<br />

322

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!