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a su economía doméstica. ¿En qué condiciones
se llega a fin de mes? El abanico
de posibilidades era ciertamente amplio,
y abarcaba desde quienes conseguían
ahorrar algo o bastante (un 43,4%), hasta
quienes tenían que tirar de ahorros o
préstamos (12,9%), pasando por quienes
llegaban a final de mes sin endeudarse,
aunque sin ahorrar (43,7%). Doce meses
después, las cosas han cambiado
ligeramente, y lo han hecho a peor: son
menos los que consiguen ahorrar algo
(41,8%) y más los que tienen que tirar
de la hucha o los préstamos (14,9%).
Quienes llegan con lo que ingresan son
prácticamente los mismos (43,3%). Es
probable que gran parte del ahorro que
se produce tenga su fundamento en la
mala perspectiva que los consumidores
tienen sobre el futuro más inmediato.
En condiciones normales, gran parte de
ese ahorro se habría materializado en
consumo, algo que hoy en día parece no
suceder. Navarros, cántabros, asturianos,
aragoneses y riojanos son los territorios
donde las cuentas domésticas arrojan
mayor saldo positivo a final de mes; de
hecho, en La Rioja y Navarra más del
12% de los encuestados afirman ahorrar
bastante. Es en Andalucía, Islas Canarias,
Valencia, Murcia y Castilla-La Mancha
donde los datos son más preocupantes,
son los territorios donde los encuestados
tiran más de sus ahorros y llegan a
pedir prestado para cuadrar las cuentas
del hogar.
El gasto en alimentación
La crisis está cambiando los cambios cotidianos.
Esta es una de las afirmaciones
que más se repiten desde que estallara,
pero ¿hasta qué punto? Una manera
de descubrirlo es valorar el gasto cotidiano
en productos de alimentación
en cada hogar. A pesar de que uno de
cada dos hogares mantienen su gasto,
la diferencia entre quienes afirman haberlo
incrementado y los que declaran
haberlo reducido se ha estrechado casi
un 50% en un año, síntoma de que la
sociedad se está apretando el cinturón.
Ocurre en especial en Aragón, Canarias
y Murcia. Presentan un comportamiento
El 73% de los encuestados apuesta de forma
mayoritaria por los productos de marca blanca
opuesto comunidades como la navarra
y la asturiana: aunque hay hogares que
reducen el gasto, son muchos más los
que afirman haberlo incrementado.
En todo caso, los datos arrojan una conclusión
muy positiva: la expectativa de
reducción es muy inferior a la de mantenimiento
o incremento en el gasto
de alimentación. Si las cosas terminaran
tal y como esperan los encuestados, el
gasto en alimentación crecería durante
2012.
Una cesta de la compra
de marca blanca
Una manera muy razonable de ajustar el
gasto doméstico en los productos más
cotidianos es plantearse una recomposición
de las marcas de alimentación
habituales. Los datos del estudio revelan
que los consumidores españoles han
optado de manera muy rotunda por los
productos de marcas blancas (los que
los distribuidores comercializan con su
propio nombre). Estos productos solo
están ausentes para el 2,4% de los encuestados,
mientras que para el 73% su
presencia es “mayoritaria” o “muy mayoritaria”.
De hecho, si comparamos estos
datos con los obtenidos hace un año,
comprobamos como hoy en día la presencia
de las marcas blancas es todavía
mayor. Ningún territorio se queda corto
en ello, y destaca sobremanera la potente
apuesta que hacen los encuestados
navarros y castellano-manchegos (la
presencia es alta o muy alta en más del
80% de los hogares encuestados).
Con el ánimo de mejorar la economía
familiar, los consumidores apuestan por
el equilibrio que, entre calidad y precio
ofrecen estos productos: el 45% de los
encuestados (el dato supera el 50% en
las Islas Canarias, Castilla-La Mancha
y Valencia) afirma que desde que comenzó
la crisis, la presencia de marcas
blancas en su cesta habitual se ha incrementado.
Como era previsible, esto
ocurre, sobre todo, en los hogares que
afirman tener una situación económica
complicada.
Cuestión de confianza
Según las respuestas, hay una apuesta
mayoritaria por las marcas blancas (apenas
un 4,9% afirma no confiar en ellas;
el dato es inferior al del año pasado), y
esta se basa, en especial, en la confianza
que se tiene en el distribuidor que las
vende (mucho más que en el fabricante
concreto que las produce). La relación
de confianza es mucho mayor, además,
en los consumidores usuarios de marcas
blancas: el 68% de ellos fundamenta su
elección en la confianza que le ofrece su
tienda habitual.
Ahora bien, la crisis ha matizado –ligeramente-
las prioridades de los consumidores.
Aunque los dos principales
factores en el momento de elegir productos
de alimentación siguen siendo
la calidad y el precio, se advierte que los
factores que más tocan a la cartera ganan
posiciones frente a la calidad. La calidad
encabeza incuestionablemente el
ranking de criterios de elección (51,5%
de los encuestados, para un 53,4% del
año anterior). El precio y las ofertas son
el primer criterio de decisión para el
34% de los consumidores encuestados,
mientras que hace apenas doce meses
lo eran para el 31%. //
¿Qué opinan los consumidores?
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