III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com
III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com
III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>III</strong> <strong>Certamen</strong> <strong>de</strong> <strong>Narrativa</strong> <strong>Breve</strong> “Revista Digital I.E.S. Ventura Morón”<br />
costumbre. Él al menos murió <strong>de</strong> viejo y habiendo tenido una vida feliz, a su manera. Mi madre<br />
se quedó sola en el pueblo, y al cabo <strong>de</strong> unos meses Julián y yo <strong>de</strong>cidimos traerla con<br />
nosotros, pues cada vez le resultaba más difícil valerse por sí misma. No fue fácil. Con el paso<br />
<strong>de</strong>l tiempo su invali<strong>de</strong>z fue en aumento, y eran más las cosas que <strong>de</strong>bíamos hacer por ella que<br />
las que ella podía llevar a cabo. Fue una tarea ingrata, sacrificada, pero yo prefería aquello a<br />
cualquier otra opción, y Julián pareció enten<strong>de</strong>rlo. Dos años más tar<strong>de</strong> murió, una soleada<br />
mañana <strong>de</strong> primavera. No pu<strong>de</strong> hacer más por ella, salvo llorarla.<br />
Las noticias tristes se intercalaron con otras alegres, <strong>com</strong>o el nacimiento <strong>de</strong> los sucesivos hijos<br />
<strong>de</strong> Arancha, nuestros nietos. Por <strong>de</strong>sgracia la distancia (quizá en más <strong>de</strong> una <strong>de</strong> sus<br />
acepciones) fue una barrera <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong>, y no pudimos verlos tanto <strong>com</strong>o hubiéramos<br />
<strong>de</strong>seado. Así, los vimos crecer <strong>com</strong>o se ven esos álbumes antiguos con pocas fotos, en los<br />
que entre una y la siguiente se aprecian con claridad los cambios que el tiempo opera en las<br />
personas. Y mientras los chicos crecían, Julián y yo nos fuimos arrugando, nuestro pelo clareó<br />
y nuestro horizonte se fue cerrando. Y un día él murió. No tengo fuerzas para recordarlo, o tal<br />
vez no quiera hacerlo… Me quedé sola en casa, <strong>com</strong>o una vez se quedó mi madre, y también<br />
mis fuerzas fueron menguando y mi autonomía reduciéndose. Arancha, durante una <strong>de</strong> sus<br />
visitas, <strong>de</strong>bió <strong>com</strong>pa<strong>de</strong>cerse y <strong>de</strong>cidió internarme en una resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> ancianos.<br />
Desafortunadamente, no <strong>de</strong>bía disponer <strong>de</strong> mucho dinero, pues ingresé en una <strong>de</strong> las peores,<br />
según contaban los <strong>com</strong>pañeros. Y razón no les faltaba: aquello no era vida, ni siquiera para<br />
las pobres expectativas <strong>de</strong> una anciana solitaria, y día tras día sentía mi dignidad herida.<br />
Protestaba mucho, y siempre que Arancha me visitaba le pedía que me sacara <strong>de</strong> allí. Al final<br />
logré volver a casa. Por lo menos aquí puedo convivir con mis recuerdos. Y con esas revistas<br />
<strong>de</strong> salud a las que me he aficionado, en un intento (patético supongo) <strong>de</strong> auto-convencerme <strong>de</strong><br />
que puedo cuidar <strong>de</strong> mí misma. Las pocas vecinas con las que tenía relación han ido muriendo,<br />
y no he logrado trabar amistad con las jóvenes. Hoy en día nadie tiene tiempo, y menos para<br />
una vieja. Tal vez la gente es más rica, pero no les ha salido gratis. Y yo, por mi parte, aquí<br />
sigo, a<strong>com</strong>pañada por mis fantasmas, por las presencias que pueblan esta casa. Esta mañana,<br />
al levantarme, he notado algo extraño y el tiempo parece haberse congelado. Des<strong>de</strong> mi lecho,<br />
observo cuanto me ro<strong>de</strong>a: el espejo ovalado y la cómoda oscura, y esas cortinas generosas,<br />
82