III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com
III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com
III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>III</strong> <strong>Certamen</strong> <strong>de</strong> <strong>Narrativa</strong> <strong>Breve</strong> “Revista Digital I.E.S. Ventura Morón”<br />
Tiraste el plato <strong>de</strong> pasta contra la pared y allí se quedó el tomate chorreando en las<br />
baldosas <strong>com</strong>o chorreaban mis lágrimas por la cara…<br />
La señora Irene, la <strong>de</strong>l cuarto, ¿Te acuerdas <strong>de</strong> ella?, al día siguiente me preguntó que si<br />
me encontraba bien. Me sentí tan avergonzada <strong>de</strong> saber que nos había escuchado que aun te<br />
<strong>de</strong>fendí. Con la cabeza gacha y los ojos evitando su mirada le dije: No, si ha sido una tontería,<br />
si mi Manuel es muy bueno; es el marido que cualquier mujer querría tener, una pequeña riña<br />
<strong>de</strong> enamorados. Gracias señora Irene. Buenos días.<br />
A partir <strong>de</strong> entonces cuando la veía <strong>de</strong> lejos entrar al portal, daba tiempo para que cogiera<br />
ella el ascensor y así no tener que hablarle.<br />
En ese estado en el que me hallaba por tu culpa, porque ahora sé que fue por tu culpa y<br />
no por la mala mujer que siempre me recordabas que era, cada vez mi mundo se iba<br />
reduciendo más. Sola, en casa todo el día. Bajaba exclusivamente a <strong>com</strong>prar y sólo el tiempo<br />
justo para hacerlo. Nunca me sacabas a un cine, un teatro, una cena…y si algún domingo<br />
salíamos a pasear juntos, ibas con tu mano izquierda asiendo la radio y escuchando el carrusel<br />
<strong>de</strong>portivo en vez <strong>de</strong> hablar conmigo…<br />
Por lo menos mientras tú no estabas en casa estaba tranquila. Cuando se iba aproximando<br />
el momento <strong>de</strong> tu llegada <strong>de</strong>l trabajo ya me empezaba a poner nerviosa, intranquila <strong>com</strong>o un<br />
perro, esperando a conocer la cara que traías. Si habías tenido un buen día, hasta algún día<br />
me rozaste la mejilla con un beso pero si no, si tu día había sido duro o te habías molestado<br />
con algún cliente o con tus jefes, entonces llegabas arrollando, gritando, insultando y yo me<br />
echaba a temblar. Y no es que sintiera miedo, Manuel. No. Era pánico lo que te tenía.<br />
Cualquier otro día al recordar todos estos episodios se me hubiera puesto la piel <strong>de</strong> gallina<br />
pero hoy no; porque hoy me he levantado con la fuerza que llevaba buscando tantos años y<br />
nunca hallaba. Hoy sé que nunca más volverás a hacerme daño y no porque me lo digas tú,<br />
<strong>com</strong>o me repetías incansablemente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cada paliza hasta que te perdonaba. No. No<br />
73