III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com
III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com
III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>III</strong> <strong>Certamen</strong> <strong>de</strong> <strong>Narrativa</strong> <strong>Breve</strong> “Revista Digital I.E.S. Ventura Morón”<br />
los montones <strong>de</strong> basura acumulados—. ¿Y sus ropas? —Exclamó indignado— Se caga<br />
y se mea <strong>com</strong>o un crio. Era un inútil, un verda<strong>de</strong>ro inútil, incapaz <strong>de</strong> valerse por sí<br />
mismo. Lo he tenido que aguantar durante un año en esas condiciones —se giró hacia la<br />
mujer—. ¿Pue<strong>de</strong>s imaginártelo? —la mujer no respondió, poco a poco se estaba<br />
haciendo una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> todo.<br />
El timbre <strong>de</strong> la puerta les sorprendió a todos.<br />
—Deben ser ellos —dijo Luis mirando su reloj <strong>de</strong> pulsera—. Menos mal, ahora<br />
podrás hacer tu trabajo —dijo abandonando la habitación para abrir la puerta <strong>de</strong> la<br />
entrada <strong>de</strong> su chalet.<br />
La mujer le siguió los pasos, y Antonio se volvió a quedar solo.<br />
—¿Qué extraño? —se dijo a sí mismo—. No he entendido nada <strong>de</strong> lo que ha dicho<br />
mi hijo. ¿Quién ha <strong>de</strong> venir a buscarme? Ya está, ya caigo, seguro que me lleva a una<br />
resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> ancianos. Claro, pobre hijo, el no pue<strong>de</strong> con todo, con su trabajo su casa y<br />
encima yo. Espero que tenga una gran ventana y pueda contemplar la calle, eso sí que<br />
lo echo <strong>de</strong> menos.<br />
Tres hombres vestidos <strong>de</strong> negro entraron en la estancia, el gesto <strong>de</strong> los hombres<br />
fue <strong>de</strong> repugnancia. Entre dos <strong>de</strong> ellos los tomaron en volandas y lo colocaron en un<br />
confortable lugar que Antonio no pudo adivinar. Sin embargo la luz <strong>de</strong>sapareció <strong>de</strong><br />
improviso.<br />
—No se está mal aquí <strong>de</strong>ntro. Todo está muy acolchado y huele a limpio, pero<br />
entre tanto alboroto mi hijo se ha vuelto a olvidar <strong>de</strong> lavarme y cambiarme <strong>de</strong> ropa. Lo<br />
cierto es que ya no tengo nada <strong>de</strong> hambre —se sorprendió.<br />
Antonio notaba <strong>com</strong>o lo transportaban, bajaban las escaleras y los introducían en<br />
el interior <strong>de</strong> un coche entre movimientos algo bruscos. Escuchó los portazos <strong>de</strong>l<br />
vehículo al cerrar las puertas y el ruido <strong>de</strong>l motor. El lugar era bastante estrecho, pero<br />
estaba limpio, eso era lo importante.<br />
—Lo que no me gusta, es que no me hayan <strong>de</strong>jado nada <strong>de</strong> Luz —se quejó en la<br />
oscuridad—. Ni siquiera he tenido ocasión <strong>de</strong> dar un beso a mi hijo y <strong>de</strong>spedirme <strong>de</strong> él.<br />
Bueno, seguro que adon<strong>de</strong> me lleven estaré…, bien.<br />
57