07.05.2013 Views

III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com

III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com

III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>III</strong> <strong>Certamen</strong> <strong>de</strong> <strong>Narrativa</strong> <strong>Breve</strong> “Revista Digital I.E.S. Ventura Morón”<br />

Título: Suite nupcial<br />

Autor: Nacho Albert Bordallo<br />

Amor mío, hace tanto que no frecuentas mis sueños. No sé si recuerdas la temporada<br />

que pasamos juntos. Por eso te escribo ahora, para refrescarte la memoria, por si ya te has<br />

olvidado. Yo pa<strong>de</strong>cía <strong>de</strong>l oído y tú <strong>de</strong> la vista. Apenas te oía llegar cuando te habías dado ya <strong>de</strong><br />

bruces contra el único cristal <strong>de</strong>l inmueble que parecía oponer resistencia al paso <strong>de</strong>l tiempo y<br />

la cochambre. De tantos impactos tenías la frente hundida, <strong>com</strong>o una almohada vieja o un<br />

satélite tras una lluvia <strong>de</strong> meteoritos. Sin embargo, esa eventual porfía tuya no te restaba ni un<br />

ápice <strong>de</strong> belleza sino todo lo contrario. Aquella oquedad en tu cabeza <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>naba toda<br />

suerte <strong>de</strong> mohines que solían conferirte cierta excentricidad y una personalidad arrebatadora.<br />

Yo te quería. Es extraño, pero si lo pienso fríamente no recuerdo un solo día en que aquel<br />

magnífico ventanal albergara una mota <strong>de</strong> polvo, una muesca o vaho. Permanecía límpido e<br />

incorrupto <strong>com</strong>o si <strong>de</strong> la extremidad <strong>de</strong> un santo o la túnica sagrada se tratase. Y eso que nos<br />

alojábamos en un hotel abandonado cuyas habitaciones nadie había tenido a bien limpiar<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía más <strong>de</strong> veinte años y por consiguiente aquella lámina <strong>de</strong> vidrio habría <strong>de</strong> estar,<br />

<strong>com</strong>o mínimo, mugrienta. Pero nada más lejos <strong>de</strong> la realidad. Estaba resplan<strong>de</strong>ciente y <strong>de</strong>jaba<br />

pasar el espectro solar en todo su esplendor. Por el contrario, la <strong>de</strong>pauperación circundante en<br />

las pare<strong>de</strong>s y el techo no nos afectaba porque ambos teníamos el pleno convencimiento <strong>de</strong><br />

que las virtu<strong>de</strong>s son contagiosas y que nosotros también éramos inmunes a las bacterias, el<br />

<strong>de</strong>terioro y los agentes erosivos <strong>de</strong>l océano. Hasta bromeábamos con que allí estábamos un<br />

poco más cerca <strong>de</strong> la eternidad, <strong>com</strong>o aquellos individuos que se zambullían en un estanque<br />

mágico y vivían para siempre. Con los años he <strong>com</strong>prendido que aquella vitalista actitud ante<br />

los embates <strong>de</strong> la vida no era otra cosa que cosa <strong>de</strong>l amor. Ignorábamos que éramos víctimas<br />

<strong>de</strong>l arrobamiento.<br />

Todas las mañanas salíamos al balcón, humillábamos la cabeza <strong>com</strong>o tributo al sol y<br />

nos <strong>de</strong>leitábamos en la contemplación <strong>de</strong> una playa <strong>de</strong> arena volcánica y <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong><br />

pesqueros anclados en la bahía. Yo <strong>de</strong>scribía todo aquello cuanto consi<strong>de</strong>raba susceptible <strong>de</strong><br />

<strong>com</strong>placerte y tú gratificabas mi arrullo con una leve caricia. Pero entonces <strong>com</strong>enzaba el<br />

fragor y la sensación <strong>de</strong> paz se hacía trizas contra el parqué; pequeñas astillas saltaban por los<br />

aires <strong>com</strong>o fuegos artificiales. Se estremecía la habitación, el edificio, la ciudad entera. Abajo<br />

las hormigoneras y las máquinas excavadoras no cejaban en su empeño <strong>de</strong> echarnos <strong>de</strong> allí o,<br />

29

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!