III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com
III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com
III Certamen Literario de Narrativa Breve - Publicatuslibros.com
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>III</strong> <strong>Certamen</strong> <strong>de</strong> <strong>Narrativa</strong> <strong>Breve</strong> “Revista Digital I.E.S. Ventura Morón”<br />
investigación <strong>de</strong> la historia local, había originado una notoria enemistad entre los dos<br />
prohombres.<br />
Y es que la teoría <strong>de</strong>l viejo profesor era consi<strong>de</strong>rada por don Narciso, sin esa <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za tan<br />
bien vista en el mundo cultural, algo <strong>de</strong>scabellada y <strong>de</strong> toda forma inaceptable por su carencia<br />
<strong>de</strong> argumentos sólidos. Y sin adarmes <strong>de</strong> hondura histórica, el inflexible Presi<strong>de</strong>nte, escudado<br />
por la opinión dominante <strong>de</strong> los historiadores locales, databa el nacimiento <strong>de</strong> la ciudad en la<br />
primera década <strong>de</strong>l siglo XIX con motivo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> las fortificaciones que durante un<br />
siglo la habían encorsetado <strong>com</strong>o plaza permanente <strong>de</strong> guerra.<br />
Ante este postulado, tan ceñido a la edad mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> la ciudad, don Pablo, indulgente con<br />
todo el mundo no lo era en absoluto con don Narciso y sus prosélitos a quienes hacía<br />
recurrente objeto <strong>de</strong> mordaces críticas por su limitada extensión cultural que, al <strong>de</strong>cir <strong>de</strong>l viejo<br />
profesor, <strong>de</strong>mostraban con tan sucinta teoría.<br />
Don Narciso Montoro tenía un carácter severo y gruñón, una esposa gruesa, unos mostachos<br />
hidalgos y una cabeza rotunda en la que ostentaba una calva presbiteral. Influido,<br />
probablemente, por su alma <strong>de</strong> antiguo alférez <strong>de</strong> carabineros, evi<strong>de</strong>nciaba en todos sus actos<br />
una <strong>com</strong>pleta carencia <strong>de</strong> sentido <strong>de</strong>l humor. Su concepto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber, estrecho y acartonado y<br />
no pocas veces <strong>de</strong>smedido en los tiempos imperiosos <strong>de</strong>l estraperlo, era un mal recuerdo que<br />
aún latía en la ciudad y, naturalmente, le había inhabilitado para anudar amista<strong>de</strong>s vecinales.<br />
El mundo cultural <strong>de</strong> don Narciso se limitaba al recuerdo <strong>de</strong> aquellos años grises que pocos en<br />
el pueblo querían recordar. La aparición <strong>de</strong> algunos artículos suyos en el diario local y dos<br />
veces al año en la revista que edita el Ayuntamiento por feria y navidad, le había aportado en<br />
su selecto círculo <strong>de</strong> amista<strong>de</strong>s, <strong>com</strong>puesto en su mayoría por militares nostálgicos <strong>de</strong> patrias<br />
irre<strong>de</strong>ntas, una fama <strong>de</strong> patriarca indiscutible <strong>de</strong> la historia local.<br />
Sin embargo, pese a estos vientos triunfalistas, la teoría <strong>de</strong>l viejo profesor engendraba en don<br />
Narciso un cierto temor a ser consi<strong>de</strong>rado <strong>com</strong>o un simple escribano <strong>de</strong> leyendas pueblerinas.<br />
Aquella confusa posibilidad le había sumido en un perenne estado <strong>de</strong> inquietud que<br />
<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nó en su cabeza todo tipo <strong>de</strong> conjeturas: imaginaba críticas acerbas, creía percibir<br />
miradas maliciosas y se obsesionaba con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r fama y prestigio.<br />
Esta quiebra mental había aventurado a don Narciso, lupa en mano, al estudio <strong>com</strong>pulsivo <strong>de</strong><br />
las escasas memorias antiguas <strong>de</strong> la ciudad. Tan incontrolada <strong>de</strong>dicación le enredó en un<br />
131