Serie Guías Didácticas 1 - Museo Arqueológico Nacional
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EDAD MEDIA. REINOS CRISTIANOS<br />
L a persona a la que perteneció este<br />
sepulcro de alabastro, dorado y<br />
policromado, fue Dña. Constanza<br />
de Castilla, nieta de Pedro 1 el Cruel<br />
y de Juana de Castro, que fue priora del<br />
convento de Santo Domingo desde 1416,<br />
al menos, hasta 1465 y en el que realizó<br />
numerosas obras para mejorar el conjunto.<br />
Al morir, en 1478, fue enterrada<br />
en el coro del monasterio, cobijada por<br />
un arco rebajado, en donde aparecía una<br />
inscripción que daba constancia de su<br />
origen.<br />
El sepulcro se divide en dos partes: la<br />
cama, donde descansa el cuerpo de la<br />
yacente; y la peana o cuerpo, decorado<br />
con diversas figuras. Doña Constanza<br />
aparece vestida como dominica, vestiduras<br />
que tienen un lenguaje simbólico (a<br />
juzgar por algunos sermones medievales)<br />
siendo el hábito blanco símbolo de la<br />
virginidad y honestidad, la capa negra,<br />
de penitencia y mortificación, y el velo<br />
representaría la humildad y obediencia.<br />
La cabeza se apoya sobre un rico almohadón<br />
y tiene las manos unidas sobre el<br />
pecho, en actitud de oración, sosteniendo<br />
un libro-bolsa y también un largo rosario.<br />
En los extremos de la cama dos<br />
pequeñas figuras vestidas con hábitos<br />
dominicos y arrodilladas con las manos<br />
unidas, interpretadas primero como dos<br />
sobrinas religiosas de Doña Constanza,<br />
representan a los acompañantes de la<br />
difunta en sus exequias fúnebres. En el<br />
centro de la peana, dos ángeles tenantes<br />
sostienen el escudo de armas de los Cas-<br />
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PLANTA DE ENTRADA. SALA 33<br />
tilla, a ambos lados dos figuras femeninas<br />
representan a cuatro de las Virtudes:<br />
Prudencia (actitud reposada e inscripción<br />
identificativa), Fe (cruz e inscripción),<br />
Esperanza (actitud expectante), y<br />
Templanza (figura trasvasando líquido<br />
de una vasija a otra). Se ha querido ver en<br />
esta representación de las Virtudes un<br />
panegírico a la perfección moral de la<br />
difunta, aunque también es posible que<br />
se trate de un mensaje dirigido al resto de<br />
la comunidad monástica, que vería reflejada<br />
en el sepulcro una actitud vital y<br />
pautas de comportamiento que debían<br />
respetar y cumplir.<br />
No hay época que haya experimentado<br />
tal atracción y respeto al mismo tiempo<br />
por la muerte como la Edad Media, yel<br />
siglo XV en particular. La muerte se concibe<br />
como un paso a una nueva vida, la<br />
definitiva y realmente importante, pero<br />
no por ello se desprecia el prestigio y<br />
posición social que el difunto ha adquirido<br />
en esta vida terrena y que encuentra<br />
su reflejo en el sepulcro, y en el complicado<br />
ritual funerario que se desarrollaba<br />
con el fin de conseguir el descanso<br />
eterno del alma.<br />
En estos casos los ritos de las exequias<br />
estaban constituidos por las ceremonias<br />
que tenían lugar en dos ámbitos diferentes,<br />
la casa del difunto y la iglesia donde<br />
tendría lugar el enterramiento, separadas<br />
ambas por una ceremonia intermedia,<br />
la procesión solemne que marcaba<br />
el paso del ámbito privado y familiar al<br />
ámbito oficial y sagrado.