Serie Guías Didácticas 1 - Museo Arqueológico Nacional
Serie Guías Didácticas 1 - Museo Arqueológico Nacional
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SERIE GUíAS DIDÁCTICAS. MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL<br />
Temas<br />
Coordinación: Angela García Blanco<br />
y Carmen Padilla Montoya<br />
FUNDACION<br />
:~L1~rLl .~::I rü1rLl~r; r~
íNDICE<br />
.PALEOLfTlCO<br />
El enterramiento del Hombre de MOTÍn<br />
.NEOLíTICO<br />
Un "tholos" de Los Millares ~-I\J<br />
.EDAD DE BRONCE ",1""'<br />
La cista de Herrerías \ ~<br />
La estela de Solana de Cabañas: ~~<br />
¿una lápida funeraria?<br />
.EDAD DE HIERRO<br />
La htmba celtibérica<br />
El monumento funerario ibérico de Pozo Moro<br />
La Dama de Baza, una urna cineraria ibérica<br />
BIBLIOGRAFíA 32<br />
MUSEO ARQUEOLóGICO NACIONAL<br />
C/ Serrano. 13 -Tfno.: 577 79 12<br />
28001 MADRIO<br />
4<br />
6<br />
8<br />
10<br />
12<br />
14:<br />
16<br />
Esta Gura publica la serie de conferencias que,<br />
con el titulo genérico de la "Pieza del Mes", se<br />
ha dedicado a explicar las piezas más relevantes<br />
relativas a creencias y ritos funerarios. A estas<br />
piezas se han añadido las necesarias para<br />
completar la representación existente en el<br />
museo.<br />
La Guía se ha realizado a partir de los textos<br />
elaborados por los conferenciantes, con la<br />
colaboración de los departamentos científicos<br />
del museo y mediante ei tratamiento didáctico<br />
de los mismos.<br />
Textos científicos:<br />
M.GIMENEZ.<br />
El Hombre de Morin<br />
R.MAK:AS.<br />
Sepuijura neolítica de los Millares<br />
A.TORIJA.<br />
Cista argárica de Herrerias<br />
E.GALAN.<br />
LB estela de Soiana de Cabañas<br />
A.MADRIGAL.<br />
El monumento funerario ibérico de Pozo Moro<br />
LB Dama de Baza<br />
E. HORNERO.<br />
Tumba y ajuar funerario ceijibérico<br />
M"J.RUBIO.<br />
Momia de Nespamedu.<br />
Sarcófago de Taremtchenbastet<br />
Ma L. GUTlERREZ.<br />
El ánfora apulia<br />
E.MALPESA.<br />
El sarcófago de Orestes<br />
A.FRANCO.<br />
Ei cipo funerario del visir Abu amar<br />
F.ARcE.<br />
Cubierta sepulcral románica de Alfonso Ansurez<br />
F.PÉREZ.<br />
Sepuicro gótico de Doña Constanza de Castilla<br />
Tratamiento didáctico de los textos:<br />
A. GARCIA BLANCO y C. PADILLA.<br />
Fotografías:<br />
A. TRIGO. F. RODRIGUEZ, A. MARllNEZ y E. SAENZ<br />
Dibujo portada:<br />
M.A. NÚÑEZ<br />
Diseño y maquetación:<br />
ÁREA GRAFICA. PILAR DEL SoL<br />
Imprime:<br />
OMNIA. I.G. Mantuano, 27 -28002 MADRID<br />
Dep. Legal: M-31130-1995<br />
ISBN: 84-89471-05-2<br />
Año de la edición: 1995
E<br />
sta Guía realiza un recorrido histórico por uno de<br />
los aspectos culturales más común a todas las<br />
sociedades humanas: el rito funerario. La muerte,<br />
como el nacimiento, es uno de los momentos en la vida<br />
del hombre en que la relación con su grupo social se<br />
ritualiza con ciertas pautas de comportamiento que todos<br />
comparten. Algo de este rito dejará huella en las<br />
ofrendas, los ajuares funerarios, la propia tumba, ..., es<br />
decir, en la cultura material funeraria, objeto de estudio<br />
e interpretación de la Arqueología.<br />
Si aceptamos que la representación que un grupo social<br />
tiene de sí mismo constituye un "mundo" que se expresa<br />
en cada una de sus manifestaciones culturales, el rito<br />
funerario y sus resultados, los cementerios, remiten a ese<br />
"mundo" referencial y nos permiten conocer otras<br />
características del mismo. Así las tumbas, con sus<br />
diferentes materiales y estrur:;turas, reflejarán la<br />
situación social de cada individuo y su papel dentro del<br />
grupo en función del sexo, edad y situación socioeconómica,<br />
ofreciéndonos en su conjunto un reflejo de la<br />
organización social y de la ideología que la puede<br />
sustentar.<br />
La muerte también es una ocasión para expresar<br />
colectivamente las creencias religiosas relacionadas con<br />
la vida de ultratumba, convirtiéndose las sepulturas no<br />
sólo en señales o signos de las tumbas, recordatorios de<br />
la identidad del difunto, sino también en soporte de un<br />
programa iconológico de contenido religioso.<br />
Enterramientos, momias, tumbas,. sarcófagos, urnas<br />
cinerarias, lápidas, laudas, ..., constituyen parte de la<br />
cultura material de contenido funerario que se expone en<br />
este museo y cuyo significado concreto será explicado en<br />
relación con su contexto cultural.<br />
3
.. E<br />
PALEOLíTICO<br />
n la cueva de Morín (Cantabria)<br />
se encontraron uno de los enterramientos<br />
más antiguos que se<br />
conocen en la Península Ibérica. Realizados<br />
en el período prehistórico auriñaciense<br />
(Paleolítico Superior) hace aproximadamente<br />
29.000 años, presentan<br />
unas características muy especiales,<br />
apreciables, sobre todo, en uno de ellos:<br />
el perteneciente al llamado Hombre de<br />
Morin.<br />
Las condiciones microclimáticas de la<br />
cueva han permitido la conservación de<br />
este enterramiento, posibilitando que<br />
conozcamos cómo fue enterrado el hombre<br />
auriñaciense que, previamente,<br />
pudo haber vivido en la misma cueva.<br />
El cadáver fue depositado en una tumba<br />
cavada en el suelo con la paredes recrecidas.<br />
Se le colocó sobre el lado izquierdo<br />
con los brazos flexionados y se puso su<br />
cabeza, seccionada intencionadamente,<br />
junto a las manos. AlIado de la cabeza se<br />
colocó un pequeño animal ungulado,<br />
posiblemente un cervatillo, con las patas<br />
unidas entre sí. Los pies también fueron<br />
seccionados y sobre las piernas se colocó<br />
el costillar de un animal grande. Las<br />
amputaciones fueron probablemente<br />
realizadas con los dos instrumentos de<br />
piedra, de borde cortante, que también<br />
aparecen junto al cuerpo.<br />
Tras este ceremonial, se abrió a los pies<br />
de la tumba un pozo de ofrendas con un<br />
canalillo que comunicaba con el interior<br />
de la misma, y se cubrió con tierra for-<br />
4<br />
PLANTA BAJA. SALA 3<br />
mando un túmulo. Sobre este túmulo se<br />
hizo un fuego en el que se quemaron<br />
trocitos de ocre y algunas piezas de<br />
caza, de las que quedan los huesos,<br />
parte de lo cual se introdujo en el pozo<br />
que comunicaba con el interior de la<br />
tumba.<br />
El cadáver, después de ser sepultado,<br />
entró en una primera fase de descomposición,<br />
convirtiéndose en una substancia<br />
dura conocida como grasa cadavérica o<br />
"adipocira" que aún conservaba la<br />
forma del cuerpo humano. Mientras<br />
duró la adipocira, los sedimentos de la<br />
tierra que cubrían el cadáver pudieron<br />
adquirir endurecimiento y consistencia<br />
suficiente como para formar un molde<br />
negativo. Cuando la adipocira fue descomponiéndose,<br />
el hueco dejado por<br />
ella fue rellenándose por sedimentos de<br />
arcilla arrastrados por la filtración de las<br />
aguas. Así se formó el molde positivo<br />
con la forma del cuerpo humano pero<br />
constituido esencialmente por materia<br />
inorgánica, que las excavaciones arqueológicas<br />
descubrieron y que nos permiten<br />
saber los detalles descritos.<br />
La complejidad de este ceremonial funerario<br />
unida al hecho de que las tumbas<br />
estaban próximas al lugar de habitación,<br />
dentro de la misma cueva, indica una<br />
cierta atención a los muertos con los que<br />
se continúa manteniendo relaciones<br />
sociales después de la muerte. Pero<br />
nada podemos saber de las creencias<br />
que dieron sentido a este ritual.<br />
5<br />
4
Reproducción del enterramiento<br />
del Hombre de Morín<br />
5
E<br />
N EOLíTICO<br />
l "tholos" es una construcción<br />
funeraria para enterramientos<br />
colectivos realizada con mampostería<br />
y con grandes bloques de piedra<br />
(megalitos). Este tipo de sepultura<br />
constituye una de las características de<br />
la llamada cultura de Los Millares, que<br />
se extendió por el sureste peninsular<br />
durante el período calcolítico (2400-1800<br />
a.C.) y que toma el nombre de uno de<br />
los yacimientos mas representativos de<br />
la misma, situado en el término de Santa<br />
Fe de Mondújar (Almería).<br />
Entre las diversas sepulturas del yacimiento<br />
de Los Millares, el "tholos"<br />
denominado tumba 40 es la mayor y<br />
también la que contenía un mayor<br />
número de enterramientos en su interior:<br />
114 individuos. Del conjunto del<br />
ajuar funerario merecen especial mención<br />
los objetos de marfil y cobre, un<br />
vaso decorado con motivos oculados y<br />
los largos cuchillos de silex.<br />
La tumba 40 consta de una cámara abovedada<br />
a la que se accede por un largo<br />
corredor compartimentado, cubriéndose<br />
este conjunto con un gran túmulo de<br />
tierra. Los cadáveres se depositaron en<br />
toda la tumba, tanto en la cámara como<br />
en el corredor. Estas inhumaciones no<br />
fueron simultáneas, abarcando un período<br />
de tiempo que afectaría a varias<br />
generaciones. Los restos humanos estaban<br />
desarticulados y en algunos casos<br />
los huesos presentaban huellas de<br />
fuego, lo que indica un proceso de pre-<br />
6<br />
PLANTA BAJA. SALA 4<br />
paración del cadáver antes de su deposición<br />
definitiva en la tumba.<br />
Los enterrados estaban acompañados<br />
por un ajuar funerario muy diverso:<br />
puntas de flecha, cuchillos, útiles de<br />
cobre, recipientes cerámicos, vasos de<br />
alabastro, peines de marfil, ídolos,.. etc.<br />
Todos ellos difícilmente individualizables<br />
dado el amontonamiento de los<br />
paquetes óseos. De la indumentaria sólo<br />
se conservan algunos objetos de adorno<br />
personal, principalmente cuentas de<br />
collar realizadas sobre hueso, marfil,<br />
concha, piedra e incluso ámbar y azabache.<br />
En la entrada del recinto funerario<br />
se ha comprobado la presencia de fragmentos<br />
cerámicos, restos de fuego y<br />
agrupaciones de betilos (posibles ídolos<br />
de forma troncocónica o cilíndrica), que<br />
indican la existencia de un ritual funerario<br />
cuyas características estamos lejos de<br />
conocer con exactitud.<br />
Los cálculos realizados sobre la población<br />
de Los Millares y el bajo número de<br />
restos infantiles recuperados en estas<br />
estructuras, llevan a pensar que no<br />
todos los habitantes del yacimiento tenían<br />
derecho a entrar en estas sepulturas.<br />
Este hecho, así como las diferencias existentes<br />
entre unas sepulturas y otras<br />
(diversidad arquitectónica, variedad en<br />
la riqueza de ajuares, etc.) hacen pensar<br />
en una sociedad unida por fuertes lazos<br />
de parentesco que iniciaba un proceso<br />
de jerarquización, que se iría desarrollando<br />
a los largo de la Edad del Bronce.
L<br />
EDAD DE BRONCE<br />
a cista es un enterramiento en<br />
forma de caja rectangular (con el<br />
suelo, las paredes y la tapa<br />
hechos con bloques de arenisca bien cortados),<br />
y típico de la llamada Cultura<br />
del Argar, la más representativa de la<br />
Edad del Bronce en el sureste de la<br />
Península Ibérica.<br />
La cista del yacimiento de Herrerías<br />
(Almeria), datada por C-14 hacia el año<br />
1720 a.C., se encontró a un metro de profundidad<br />
del suelo. En el interior de la<br />
tumba se descubrió un esqueleto intacto<br />
replegado sobre el costado izquierdo,<br />
con las rodillas dobladas sobre el pecho<br />
y los brazos pegados al mismo; la mano<br />
izquierda sobre la cabeza y la derecha<br />
situada bajo la cara. Acompañaba al<br />
esqueleto un ajuar compuesto por un<br />
puñal, una alabarda con mango al que<br />
se había atado un trozo de tela (posible<br />
estandarte, según Siret), un pendiente, y<br />
un recipiente de cerámica con restos de<br />
materia orgánica y un pequeño cuenco<br />
en su interior. Sobre los huesos de las<br />
piernas se encontró una tibia de buey.<br />
Los enterramiento s argáricos son generalmente<br />
individuales, aunque también los<br />
hay dobles y triples, en contraste con la<br />
forma de enterramiento s colectivos<br />
megalíticos propios del período anterior<br />
en la misma zona geográfica (el sureste<br />
español), pero pueden presentar distintas<br />
formas: en covachas o cavidades excavadas<br />
en la roca madre; en tinajas (píthoí),<br />
como la que se expone en la misma sala,<br />
8<br />
PLANTA BAJA. SALA 5<br />
y en la ya mencionadas cistas. Junto a la<br />
variedad de tumbas se da también diversidad<br />
de ajuares funerarios.<br />
La variedad de ajuares proporciona<br />
información sobre el sexo de la persona<br />
enterrada y sobre la posición social del<br />
individuo, si se acepta previamente que<br />
las prácticas funerarias reflejan la organización<br />
social de los vivos. Así la presencia<br />
de un puñal y de una alabarda<br />
aparecen asociados a los enterramientos<br />
masculinos. En cambio, los punzones,<br />
los diversos tipos de adornos y la abundancia<br />
de objetos de cerámica suelen<br />
estar asociado a los enterramientos<br />
femeninos.<br />
La presencia de armas de prestigio remite<br />
también a una situación social elevada<br />
del difunto. Este sería el caso del individuo<br />
enterrado en la cista de Herrerías.<br />
En otros enterramientos, el prestigio de<br />
las armas se enfatiza con la presencia de<br />
objetos de oro y plata, como la diadema<br />
de oro procedente de Cehegín que se<br />
expone también en esta sala.<br />
Otra característica de estos enterramientos<br />
es que se realizaban próximos a las<br />
zonas de habitación, a veces bajo el<br />
suelo de las viviendas. La relación entre<br />
la diversidad de ajuares y de las unidades<br />
de habitación permiten suponer una<br />
incipiente división social, aún no excesivamente<br />
marcada, porque ni los ajuares<br />
ni las unidades espaciales aparecen tan<br />
diferenciados, unos, y especializadas,<br />
otras, como los serán posteriormente.
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Estas características de los enterramientos<br />
argáricos permiten afirmar la existencia<br />
de un ritual funerario del que solo<br />
nos queda las evidencias visibles. Pero<br />
de ellas se puede inferir ciertas creencias<br />
en el más allá, relacionadas con la necesidad<br />
de disponer de alimentos, y el<br />
deseo de no romper vínculos con los<br />
difuntos, manteniéndolos cerca.<br />
9<br />
EtJ,<br />
T~ ;,<br />
il<br />
Cista del yacimiento de Herrerías.<br />
Dibujo de /a cista de Herrerías,<br />
realizado por L. Siret.<br />
.Este enterramiento se localizó en el<br />
Cabezo de Herrerías, en la margen<br />
izquierda del río Almanzora, a tres<br />
kilómetros escasos de su desembocadura<br />
en la provincia de Almería. Su hallazgo fue<br />
casual y apareció aislado. Se excavó, por<br />
Luis Siret, en 1911. En 1924 lo donó, junto<br />
con su colección, al Estado español,<br />
aunque ésta no ingresó en el <strong>Museo</strong><br />
<strong>Arqueológico</strong> <strong>Nacional</strong> hasta 1935.
L<br />
EDAD DE BRONCE<br />
a estela de Solana de Cabañas fue<br />
la primera que se descubrió de<br />
una serie de estelas semejantes,<br />
entre las que sigue destacando por ser<br />
una de las más completas y esmeradamente<br />
realizadas. Muestra una representación<br />
grabada, que se ha interpretado<br />
como un guerrero acompañado por<br />
su panoplia militar y otros objetos de<br />
uso personal. En el centro destaca el<br />
gran escudo redondo con una muesca<br />
en forma de v, en el que se representan<br />
unos círculos paralelos a la línea de contorno,<br />
los clavos que lo tachonaban y la<br />
abrazadera central. Junto a él aparece<br />
una figura humana muy esquematizada,<br />
con las rodillas flexionadas. Completan<br />
la composición una lanza y una<br />
espada en la parte superior, un espejo<br />
junto a la cabeza del guerrero y un broche.<br />
A los pies de la figura humana aparece<br />
un carro de guerra en una visión<br />
desde el aire.<br />
Este conjunto de motivos nos remite a<br />
un guerrero de alto rango, quizás solo<br />
honorífico, representado junto a sus<br />
armas y objetos de prestigio, como son<br />
el carro, el broche y el espejo. Estos signos<br />
de diferenciación social pueden ser<br />
indicios de una sociedad estratificada o<br />
que, al menos, inicia el proceso hacia la<br />
jerarquización social.<br />
La mayor parte de estas estelas han aparecido<br />
en el suroeste de la Península,<br />
concentrándose en la región de Extremadura,<br />
por lo que se las conoce también<br />
10<br />
PLANTA BAJA. SALA 6<br />
como "estelas extremeñas" o "estelas del<br />
suroeste", y han dado lugar a muchas<br />
interpretaciones en tomo a su cronología,<br />
función y significado cultural.<br />
Cronológicamente se sitúan tradicionalmente,<br />
y en razón de las características<br />
de los objetos representados, entre los<br />
siglos X y VIII a. de C., al final de la<br />
Edad del Bronce. En cuanto a su función<br />
culturaL existe un amplio consenso en<br />
aceptar su función funeraria, aunque<br />
ninguna de ellas ha podido relacionarse<br />
con enterramientos formales por haber<br />
sido descubiertas en circunstancias fortuitas.<br />
Esta dificultad de asociación está relacionada<br />
con la ausencia general de enterramientos<br />
en toda la región durante<br />
esta época, debido posiblemente a su<br />
sustitución por la deposición del cadáver<br />
y de las ofrendas en las aguas u<br />
otros modos que no han dejado huella<br />
arqueológica. Por esta razón, se interpreta<br />
que las estelas pudieron haber<br />
sido utilizadas como hitos o marcadores<br />
territoriales, aprovechando la referencia<br />
simbólica al personaje heroizado como<br />
protector o guardián del territorio de los<br />
vivos.<br />
El descubrimiento fortuito de todas<br />
estas estelas y la imposibilidad de asociarlas<br />
a enterramientos, nos impide<br />
conocer con seguridad aspectos del rito<br />
funerario al final de la Edad del Bronce.
Estela de Solana de Cabañas.<br />
11
E<br />
EDAD DE HIERRO<br />
ste monumento en forma de<br />
torre se levantó sobre el mismo<br />
lugar donde tuvo lugar la cremación<br />
ritual del difunto, del que se han<br />
encontrado las cenizas y huesecillos<br />
junto con restos del ajuar funerario. Éste<br />
estuvo constituido por objetos de oro,<br />
plata, bronce, hierro y hueso que han<br />
aparecido muy destruidos pero, en cambio,<br />
se han conservado bastante bien<br />
una C11ica o copa con la representación<br />
de un joven danzarín, un lécito o jarrita<br />
con un sátiro persiguiendo a una ménade,<br />
y un fragmento de asa antropomórfica<br />
perteneciente a un oinocoe o jarro<br />
de bronce representando el torso de un<br />
joven con los brazos levantados. Estos<br />
objetos importados, y que se exponen en<br />
una vitrina próxima, procedían de Grecia<br />
y se han podido fechar todos ellos<br />
hacia el 500 a.de C.<br />
La jarra y la copa eran recipientes que<br />
usaban los griegos en la ceremo~adei<br />
banquete, uno para servir al vino aguado<br />
contenido en la cratera, y otro para<br />
beberlo. Sin embargo, su aparición conjunta<br />
en un contexto funerario ibérico<br />
adquiere otro sentido relacionado con el<br />
rito de la libación, es decir, con la ofrenda<br />
sagrada del líquido que se ofrece a<br />
los dioses vertiéndolo en el suelo o en<br />
un recipiente. Igualmente se puede<br />
decir de la jarrita que servía para contener<br />
los perfumes funerarios en el ritual<br />
de enterramiento griego, que el fuero<br />
posiblemente imitaba.<br />
14<br />
23<br />
PLANTA DE ENTRADA. SALA 19<br />
El uso de estos objetos por parte de los<br />
fueros se relaciona con un intercambio<br />
de productos de lujo que daba prestigio<br />
a quien los poseía, mostrando así su<br />
status superior. Pero con los objetos se<br />
importan y asimilan, además, los ritos<br />
funerarios de la libación y el perfume,<br />
de los que en principio solo participaban<br />
las elites locales y que, posteriormente,<br />
se harán extensivos a clientes y<br />
familiares de la aristocracia, enterrados<br />
en las mismas necrópolis.<br />
También la monumentalidad del enterramiento<br />
indica el superior rango del<br />
difunto, al que los ritos mencionados y<br />
los relieves decorativos contribuyen a<br />
heroizar, usando imágenes procedentes<br />
del mundo oriental. La torre descansa<br />
sobre un podio de tres escalones y en<br />
sus cuatro esquinas se han situado leones<br />
tumbados, con las fauces abiertas en<br />
su doble misión defensora-protectora<br />
del difunto. La parte superior se decora<br />
con relieves en los que se representa:<br />
una cabeza femenina con flor de loto;<br />
una divinidad infernal bicéfala, sentada<br />
en un trono en una escena de banquete,<br />
asistida por otros monstruos de lengua<br />
bífida o de cabeza equina; un guerrero<br />
vestido con túnica corta, casco con cimera,<br />
escudo redondo y lanza; un héroe<br />
unido sexualmente a una mujer, posiblemente<br />
una diosa; una divinidad<br />
alada ante elemento vegetal; un personaje<br />
con casco que arrastra ramas rematadas<br />
en capullos de loto y con pájaros,
Monumento funerario de Pozo Moro<br />
en cuyos troncos clavan una horca<br />
pequeños personajes.<br />
Aunque el significado de estas escenas<br />
sea difícil de descifrar en su conjunto,<br />
hay indicios suficientes para interpretarlos<br />
como un programa de heroización<br />
del noble guerrero muerto, que se vincula<br />
a la divinididad mediante un rito<br />
de iniciación y un acto de amor, constituyendo<br />
así el fundamento ideológico<br />
de su poder y una reproducción de las<br />
relaciones sociales de los vivos.<br />
15
. L<br />
EDAD DE HIERRO<br />
La Dama de Baza,<br />
..<br />
una urna ctnerarta<br />
ibérica<br />
a llamada Dama de Baza es una<br />
urna cineraria antropomorfa realizada<br />
(hacia el 400 a.C.) en piedra<br />
caliza, recubierta de una fina capa de yeso<br />
pintada. Representa a una mujer sentada<br />
en un rico trono con respaldo en forma de<br />
alas desplegadas y patas rematadas en<br />
garras de felino. La Dama se cubre con tres<br />
finas túnicas y manto que le cubre la cabeza<br />
y cae a 10 largo del cuerpo. Se adorna con<br />
tocado, pendientes, varias gargantillas y<br />
dos collares, uno con lengüetas, y otro con<br />
colgantes lanceolados. En las dedos lleva<br />
numerosos anillos y en una de sus manos<br />
sostiene un pichón, símbolo de la fecundidad.<br />
Este conjunto de elementos suntuarios<br />
y simbólicos permiten pensar que la mujer<br />
representada es una diosa-madre.<br />
El detalle que nos revela la función de<br />
urna cineraria que tuvo esta escultura es<br />
una concavidad situada en la parte lateral<br />
del trono, debajo del asiento, en la que se<br />
depositaron y encontraron las cenizas del<br />
difunto.<br />
La escultura-urna apareció en una tumba<br />
cuadrada excavada en el suelo y arrimada<br />
a una de sus paredes, casi en su centro.<br />
Ante ella se había depositado un conjunto<br />
de armas muy destruidas por el<br />
fuego (tres falcatas, puntas de lanza,<br />
barras de punta triangular o soliférrea y<br />
asas de escudos), un broche de cinturón,<br />
restos de un bocado de caballo, n'bulas y<br />
una fusayola. En las cuatro esquinas del<br />
recinto y dispersos por el suelo se hallaron<br />
ánforas y vasos de cerámica.<br />
16<br />
~24' 221<br />
19<br />
..~ 21<br />
, 20 ~<br />
PLANTA DE ENTRADA. SALA 20<br />
El carácter militar de este ajuar conduce a<br />
pensar que el difunto debió ser un guerrero<br />
noble que, tras ser incinerado con<br />
su armamento y vestimenta militar, fue<br />
enterrado con sus pertenencias, propias<br />
de un status privilegiado.<br />
Sin embargo, el análisis realizado de los<br />
restos óseos puede demostrar que éstos<br />
pertenecen a una mujer joven, que sufrió<br />
un tiempo de cremación largo sobre la<br />
pira funeraria, en la que se colocó boca<br />
arriba.<br />
La tumba de la Dama de Baza adquiere<br />
así un carácter excepcional y da lugar a<br />
diversos argumentos que intentan explicar<br />
la relación entre la difunta, la diosa y el<br />
ajuar armamentístico. Descartada la posibilidad<br />
de amazonas o mujeres guerreras,<br />
la presencia de las armas pudo deberse al<br />
prestigio que confería su posesión en una<br />
sociedad en la que el armamento era un<br />
elemento definidor del grupo social dominante,<br />
enfatizando así la situación social<br />
de la difunta; o bien, pudo ser una ofrenda<br />
a la diosa a cuya protección se encomendaba,<br />
aunque en este caso choca que<br />
se ofrecieran quemadas.<br />
De cualquier modo, el personaje noble<br />
enterrado era así acogido en el seno de la<br />
diosa-madre de la fecundidad, aproximándose<br />
a la divinidad.
La dama de Elche ¿una urna cineraria?<br />
Este enigmático busto femenino fue encontrado de una<br />
forma casuai, sin contexto arqueológico, por lo que algunas<br />
de las dudas acerca de su significado sólo han podido<br />
aclararse al hallarse la Dama de Baza, con la que tiene<br />
en común el agujero en su parte posterior que, posiblemente,<br />
también sirvió para guardar las cenizas.<br />
17<br />
La Dama de Baza.<br />
.La Dama de Baza fue hallada en la<br />
tumba número 155 de la necrópolis ibérica<br />
del Cerro del Santuario (Baza, Granada)<br />
durante la campaña arqueológica de 1971,<br />
dirigida por el Dr. F. Presedo. Se tuvo<br />
especial cuidado en que la limpieza de la<br />
escultura y el cambio climático al sacarla<br />
a la superficie no perjudicara su<br />
policromía. Tras su ingreso en el <strong>Museo</strong><br />
<strong>Arqueológico</strong> <strong>Nacional</strong>, hubo que<br />
someterla a un proceso de aclimatación<br />
que evitara la pérdida del colorido.
EDAD ANTIGUA. EGIPTO<br />
sta momia perteneció a un sacer-<br />
-1 dote, Nespamedu, que tenía al<br />
--' morir unos 55 años. Está toda ella<br />
vendada, y no exterioriza ninguna parte<br />
de su anatomía. Sobre los vendajes, recubiertos<br />
de betún oscuro, lleva un sudario<br />
de lino fino y, sobre él, se han colocado<br />
cinco plantillas doradas y decoradas con<br />
símbolos e inscripciones característicos<br />
del mundo funerario egipcio.<br />
La radiografía nos ha permitido saber la<br />
edad del difunto, las enfermedades que<br />
padecía (artrosis y arteriosclerosis) y el<br />
método de momificación. Por el tipo de<br />
embalsamamiento, esta momia es del p,eríodo<br />
ptolemaíco (320-30 a.C.), aunque con<br />
ciertos rasgos de épocas anteriores (material<br />
de relleno subcutáneo, relleno de las<br />
cavidades orbitales, etc.). La momificación<br />
de Nespamedu se hizo en un momento en<br />
que todavía los rituales de embalsamamiento<br />
mantenían su importancia.<br />
El proceso de la momificación tuvo su<br />
fundamento en las creencias religiosas y<br />
funerarias del egipcio y formó parte de su<br />
complejo ritual funerario. El pueblo egipcio<br />
creyó en la existencia de otra vida después<br />
de la muerte, puesto que el alma era<br />
inmortal. El alma abandonaba el cuerpo<br />
en el momento de morir, pero podía volver<br />
en cualquier instante junto a él a condición<br />
de que se conservara intacto, que<br />
poseyera una tumba y que se hubiera realizado<br />
el servicio funerario.<br />
Por ello, cuando un egipcio moría era<br />
sometido al rito de la momificación, que<br />
evitaba la descomposición del cadáver y<br />
18<br />
PLANTA BAJA. SALA 13<br />
le aseguraba la supervivencia en la otra<br />
vida. En principio esta práctica fue exclusiva<br />
de los miembros de la realeza, pero<br />
con el tiempo se popularizó y llegó a<br />
todas las clases sociales que se pudieran<br />
pagar tan costoso procedimiento. Por<br />
otro lado, el rito fue evolucionando y<br />
haciéndose más complejo pero, en síntesis,<br />
consistía en la maceración del cuerpo<br />
con una sal llamada natrón, tras la extracción<br />
de las vísceras. Estas también eran<br />
momificadas y guardadas en los vasos<br />
canopos. Una vez macerado el cuerpo, se<br />
le envolvía en vendas de lino sobre las<br />
que se colocaba los cartones decorados.<br />
Cuando ya estaba todo preparado para el<br />
entierro, se organizaba el cortejo defamiliares,<br />
amigos, plañideras y sacerdotes<br />
que se dirigía al taller de embalsamamiento<br />
donde se introduáa la momia en<br />
su sarcófago. Este ataúd de madera, decorado<br />
con pinturas e inscripciones religiosas,<br />
se cerraba con una o dos tapas en las<br />
que se representaba en relieve la cara del<br />
difunto. Si éste no tenía suficiente dinero<br />
para pagarse un sarcófago, se tapaba sólo<br />
con una parte de la tapa de sarcófago: la<br />
máscara o mascarilla, en las que se pintaban<br />
los rasgbs de su cara.<br />
A continuación, la procesión funeraria se<br />
trasladaba hasta la tumba donde, tras la<br />
ceremonia de "apertura de la boca" para<br />
devolver al difunto sus funciones vitales,<br />
se depositaba el sarcófago, los vasos<br />
canopos y el ajuar funerario, cuya riqueza<br />
y variedad dependía de la potencia económica<br />
del difunto.
19<br />
Momia de Nespamedu.<br />
Ajuar funerario.<br />
El difunto se enterraba con estos objetos (que se pueden<br />
ver en la misma sala) por diversos motivos. Los amuletos le<br />
protegían porque tenían poderes mágicos. Los objetos<br />
domésticos le permitían seguir haciendo las mismas cosas<br />
cotidianas en la otra vida. Las figuritas humanas, llamadas<br />
"respondientes" (ushebtis), trabajaban en los campos sustituyéndolo<br />
si el dios le obligaba a trabajar en el más allá.<br />
Vasos canopos.<br />
Recipientes rituales. Cada una de sus tapaderas representa<br />
a uno de los cuatro hijos del dios Horus y en cada vaso<br />
se guardaba una víscera específica: Amset, con cabeza<br />
humana, guardaba el hígado; Hapi con cabeza de mono,<br />
10s pulmones; Duamutef, con cabeza de chacal, el estó-<br />
mago; Quebsenuf, con cabeza de gavilán, los intestinos.
i~q-1<br />
EDAD ANTIGUA. GRECIA<br />
" no de los objetos más sigtúficati-<br />
I ! vos en. ~l ritual funerario griego<br />
c ...es elleClto. Este frasco de perfume<br />
de uso doméstico se convirtió, decorado<br />
con escenas funerarias sobre fondo<br />
blanco, en ofrenda dentro del ámbito<br />
funerario. Era el contenedor del perfume<br />
que simbolizaba la fecundidad y la<br />
inmortalidad del espíritu en la que creía<br />
el hombre griego. Depositado junto a la<br />
tumba, llegó a ser señal de la misma.<br />
A través de las imágenes pintadas en<br />
estos vasos disponemos de representaciones<br />
del ritual funerario griego. En el<br />
lécito del Pintor de la Inscripción se<br />
representa la visita a la tumba de dos<br />
mujeres, familiares del difunto, para<br />
depositar su ofrenda y adomarla: una<br />
de ellas lleva un huevo y la otra unas<br />
cintas. La escena transcurre en un<br />
ambiente de recogimiento e intimidad.<br />
Este episodio se inscribe en un ritual<br />
funerario que en Atenas duraba tres<br />
días y variaba en pomposidad y despilfarro<br />
según fuera la situación social y<br />
económica del difunto, aunque en líneas<br />
generales el ritual fuera el mismo. En el<br />
momento de producirse la muerte, los<br />
familiares lavaban el cadáver, 10 vestían<br />
con sus mejores ropas, lo adornaban con<br />
joyas y colocaban una moneda en su<br />
boca para pagar al barquero Caronte,<br />
que conduciría al alma a la otra orilla de<br />
la laguna Estigia. A continuación, el<br />
cadáver se exponía en la entrada de la<br />
casa. Las escenas de lamentaciones ante<br />
20<br />
15 I ..<br />
14 r 13<br />
PLANTA BAJA. SALA 15 vitrina 14<br />
SALA 16 vitrina 9<br />
el cadáver con las plañideras llorando y<br />
cantando la canción fúnebre se representan<br />
también en lécitos, como el que<br />
se expone en la misma vitrina.<br />
Al segundo día se trasladaba el cadáver<br />
al cementerio antes del amanecer. El<br />
lecho fúnebre era acompañado por los<br />
familiares y amigos. En el cementerio se<br />
enterraba el cuerpo o sus cenizas en la<br />
tumba que se señalaba con un monumento<br />
que, en la Atenas clásica, consistía<br />
en una estela funeraria sobre escalones<br />
como la representada en ellécito del<br />
Pintor de la Inscripción, ya mencionado.<br />
Luego se realizaban libaciones en honor<br />
de los dioses de los muertos y del difunto.<br />
La ceremonia de culto ante la tumba<br />
se completaba con ofrendas de cintas, de<br />
vasos que contenían vino o agua y de<br />
fruta o dulces.<br />
Al tercer día se celebraba el banquete<br />
funerario en honor del difunto, que se<br />
repetía al noveno y decimotercer día. Al<br />
año se repetían las libaciones y ofrendas,<br />
engalanándose la tumba.<br />
También en las colonias griegas de la<br />
Magna Grecia (sur de Italia) y durante el<br />
siglo IV a. C. se usaron los vasos de<br />
cerámica como recipientes de ofrendas y<br />
como monumentos funerarios para<br />
señalar la tumba. En la región de Apulia<br />
fueron características las grandes crateras<br />
de volutas en las que se representaba<br />
el difunto heroizado bajo un templete<br />
funerario (naiscos), pintados en blanco<br />
para simular el mármol o la piedra.
..,-<br />
Lecito del Pintor de la Inscripción.<br />
En el ánfora apulia se representa una<br />
escena funeraria con el difunto en el centro<br />
del templete como un joven con<br />
manto y báculo en la mano, tendiendo la<br />
otra a un niño que lleva una lira. En el<br />
fondo aparecen colgadas una cinta funeraria,<br />
una máscara (quizás el difunto<br />
fuera un poeta trágico) y una fíale o pate-<br />
21<br />
Gran ánfora apulia, atribuida al Pintor de la l/iupersis.<br />
ra. A ambos lados de esta escena, se<br />
representan cuatro personajes con las<br />
ofrendas funerarias.<br />
Muerte y representación teatral (con la<br />
máscara y la lira) aparecen aquí relacionadas<br />
intencionadamante. Ambas tienen<br />
en común la idea de transformación,<br />
estrechamente vinculada al dios Dioniso,<br />
el dios que lo transformaba todo y que<br />
ofrecía una esperanza personal de transcendencia<br />
más allá de la muerte, y que<br />
aparece simbólicamente representado en<br />
el kántharos de esta escena.<br />
.Pertenecieron a la colección de<br />
cerámica griega del marqués de<br />
Sala manca. Fue adquirida por el <strong>Museo</strong><br />
<strong>Arqueológico</strong> <strong>Nacional</strong> en 1874..
EDAD ANTIGUA. ROMA<br />
a denominación de este sarcófago<br />
de mármol, deriva de las esce-<br />
~ nas que de un modo continuo<br />
decoran su frente y laterales, relativas al<br />
mito de Orestes. La escena principal se<br />
desarrolla en el centro donde se encuentran<br />
Orestes, blandiendo aún el puñal<br />
con el que ha matado a su tío y padrastro<br />
Egistos y a su madre Clitemnestra<br />
que aparecen en el suelo.Piládes, junto<br />
a Orestes, sujeta con sus manos el manto<br />
de Egistos y mira hacia la nodriza que,<br />
horrorizada, se cubre la cara. Forman<br />
parte de esta misma escena las Furias<br />
amenazantes, que aparecen tras los cortinajes:<br />
una, con una serpiente (el remordimiento)<br />
que acerca al rostro de Orestes<br />
que lo retira y, otra, con una antorcha<br />
para iluminar el camino de persecución<br />
que le espera. Mientras, un esclavo<br />
acurrucado se oculta tras un escabel.<br />
En la escena de la izquierda aparece<br />
Orestes de pie, apoyado en una roca y<br />
dormido, vencido por la fatiga que le<br />
han producido los remordimientos y la<br />
persecución de las Furias, es decir, su<br />
propia conciencia. A sus pies duerme<br />
también, agotada, una de las Furias. La<br />
escena de la derecha alude a la consulta<br />
que hace Orestes al Oráculo de Delfos,<br />
representado por la estatua de Apolo<br />
sobre un trípode, para conocer el destino<br />
que le esperaba. Orestes aparece deslizándose<br />
con cuidado para no despertar<br />
a la Furia dormida.<br />
En el lado menor de la izquierda del sarcófago<br />
se trata el juicio de lo~ dioses del<br />
22<br />
PLANTA DE ENTRADA. SALA 21<br />
Aréopago de Atenas, en el que gracias a<br />
la votación favorable de la diosa Atenea,<br />
arestes es absuelto. En el de la derecha<br />
se desarrolla una de las escenas finales<br />
del mito de arestes, en la que es hecho<br />
prisionero junto con su amigo Piládes.<br />
El frente de este sarcófago, entendido<br />
como un friso, ofrece una oportunidad<br />
al afán narrativo romano que no había<br />
dado antes la urna cineraria con un frente<br />
de menor tamaño. La sustitución paulatina<br />
de ésta por el sarcófago fue provocada<br />
por el cambio de rito de incineración<br />
al de inhumación, que se inició en<br />
el mundo romano a mediados del siglo<br />
11, por influencia de las religiones orientales<br />
y coincidiendo con la admiración<br />
del emperador Adriano por el mundo<br />
griego. El sarcófago de arestes se data<br />
precisamente en este momento de cambio<br />
y, como otros sarcófagos paganos,<br />
toma de la mitología griega aquellos<br />
mitos que tienen un fondo o núcleo simbólico<br />
escatólogico alusivo al más allá,<br />
al tránsito de la vida a la muerte, o a la<br />
propia muerte.<br />
Realizado para poder ser contemplado,<br />
su colocación prevista era el mausoleo<br />
familiar al que sería conducido en una<br />
aparatosa procesión funeraria, que daría<br />
la oportunidad a los familiares del<br />
difunto de expresar la medida de su<br />
dolor sin escatimar gastos. El lujo se<br />
manifestaba tanto en la complejidad del<br />
cortejo fúnebre (formado por bailarines,<br />
músicos y actores que representaban a<br />
los antepasados), como en el consumo
de perfume que se quemaba durante la<br />
procesión, se vertía sobre el cadáver y se<br />
depositaba en la tumba. También la<br />
riqueza del sarcófago, del ajuar funerario<br />
y del mausoleo daban ocasión de<br />
exteriorizar el dolor familiar por medio<br />
del gasto superfluo. Este monumental<br />
edificio funerario estaría fuera de la ciu-<br />
.dad, junto a la calzada, porque la muerte<br />
contaminaba. Allí sobresaldría del<br />
resto de tumbas señaladas con monumentos<br />
más modestos, como las lápidas<br />
o los nichos para las urnas cinerarias, en<br />
los que los menos pudientes se aseguraban<br />
un entierro decoroso asociándose<br />
en los colegios o mutualidades, que<br />
garantizaban también el cumplimiento<br />
de las ceremonias funerarias.<br />
23<br />
Sarcófago de Orestes.<br />
Urna cineraria.<br />
En esta uma cineraria, procedente de Italia y realizada en<br />
el siglo I d.C., se depositaron las cenizas del difunto después<br />
de haberlas lavado con vino. Este aparece retratado<br />
en el interior de una laurea, e identificado y recordado por<br />
medio del epitafio escrito en la cartela.<br />
.Este sarcófago procede de Husillos<br />
( Monzón, Palencia). Se hallaba en la<br />
Colegiata de Santa María de Defesa<br />
Brava. mencionándolo ya Ambrosio de<br />
Morales en el siglo XVI, quién cuenta que<br />
Berruguete exclamó al verlo: "Ninguna<br />
cosa mejor he visto en Italia y pocas tan<br />
buenas",<br />
Ingresó en el museo en 1870.
EDAD ANTIGUA. PALEOCRISTlANO<br />
E n este sarcófago de mármol, al<br />
que le falta la tapa, fue enterrado<br />
el cadáver de una mujer romana<br />
que vivió en el siglo IV y que era cristiana,<br />
como se puede inferir de las imá-<br />
genes.<br />
Como en otros sarcófagos romanos, su<br />
frente se decora con una serie de escenas<br />
continuas que se suceden sin interrupción<br />
y con el sentido narrativo característico<br />
de los relieves históricos romanos.<br />
Para identificar las escenas y diferenciar<br />
unas de otras es necesario recurrir<br />
a textos religiosos, como la Carta a<br />
los Corintios de Pablo, los Evangelios<br />
(relatos de la vida de Jesús el Cristo,<br />
escritos o recopilados entre los años 70 y<br />
100) Y el texto apócrifo Acta del martirio<br />
de los Ap6stoles Pedro y Pablo, escrito<br />
en el s.lII.<br />
La presencia de símbolos "parlantes"<br />
también ayuda a identificar los personajes<br />
que intervienen: el rollo, o manuscrito<br />
arrollado que constituía el libro antiguo,<br />
aparece siempre en la manos de<br />
Jesús o de Pedro por ser un atributo del<br />
"maestro" que enseña; el emperador<br />
lleva un cetro en la mano y se sienta en<br />
una silla curul, etc.<br />
Así resulta que las escenas narran de<br />
izquierda a derecha: la resurrección de<br />
Lázaro con Jesús ante la tumba representada<br />
como un mausoleo; entrada<br />
triunfal de Jesús en Jerusalén; orante<br />
flanqueada por dos personajes; negación<br />
de Pedro, con el gallo muy deterio-<br />
24<br />
PLANTA DE ENTRADA. SALA 25<br />
rado a sus pies; Pedro y Pablo conducidos<br />
ante Nerón.<br />
Cada una de estas escenas debió tener<br />
un significado para la difunta. Así ella<br />
misma se identifica como la orante que<br />
aparece con los brazos levantados y la<br />
cabeza cubierta en actitud de oración.<br />
Su creencia en la fuerza de la oración<br />
capaz de hacer perdonar el pecado (simbolizado<br />
en la negación de Pedro) se<br />
completa con su disposición a dar testimonio<br />
y sufrir persecución por su fe<br />
(como Pedro y Pablo), con la esperanza<br />
en la resurección (como la de Lázaro), y<br />
en la salvación (representada con la<br />
entrada en Jerusalén, ciudad sagrada).<br />
El hecho de que este sarcófago se importara<br />
desde Roma, unido a su calidad y<br />
deducible enterramiento en un mausoleo,<br />
nos permite suponer que perteneció<br />
a una mujer ilustre, miembro de una<br />
familia rica y poderosa, porque desde el<br />
Edicto de Milán muchos dueños de latifundios<br />
se convirtieron al cristianismo,<br />
arrastrando también a sus servidores y<br />
familiares.<br />
En efecto, el Edicto de Milán dado por el<br />
emperador Constantino en el año 313,<br />
reconocía el cristianismo como religión<br />
oficial del Estado, lo cual favoreció que<br />
la cristianización se extendiera desde la<br />
ciudad, donde había arraigado primero<br />
en los menos pudientes, al campo<br />
donde vivían los poderosos en sus grandes<br />
posesiones. Por ello, los primeros<br />
objetos cristianos que aparecen en la
Detalle: La difunta representada como orante.<br />
.<br />
Hispania tardorromana son de carácter<br />
personal y representativo, perteneciendo<br />
al dominus o señor del latifundio<br />
que, convertido al cristianismo, lo exterioriza.<br />
En su villa se construye su<br />
sepulcro monumental o mausoleo en<br />
cuya cripta o subterráneo se deposita su<br />
sarcófago y los de su familia, decorados<br />
con escenas cristianas, suscitando cierta<br />
duda sobre la sinceridad de estaf.' conversiones,<br />
que pudieron ser estimuladas<br />
por el prestigio de practicar una religión<br />
que gozaba de la protección oficial.<br />
25<br />
Sarcófago de Berja.<br />
.Este sarcófago fue hallado en el paraje<br />
de Jarela (Berja. Almeria) en el transcurso<br />
de unos trabajos agrícolas. Tenía restos<br />
de pintura roja o morada y dorada. Lo<br />
cubrían tres lajas o piedras de la región<br />
con claros indicios de reutilización.<br />
Ingresó en el museo en el 1929 por<br />
compra del Estado.
:~<br />
EDAD MEDIA. ESPAÑA MUSULMANA<br />
E n la región toledana aparece un<br />
tipo de monumento conmemorativo<br />
funerario muy original, cuyo<br />
origen parece que se halla en Túnez. Se<br />
trata de cipos sepulcrales con forma de<br />
fuste cilíndrico, ensanchados en sus<br />
extremos por sendos anillos planos. En<br />
uno de los frentes se tallaban las correspondientes<br />
inscripciones identificativas<br />
y plegarias a Alah, generalmente sobre<br />
estructura rectangular.<br />
Este cipo de mármol gris, perteneciente<br />
al visir Abu Ornar, aparece fechado en<br />
1073, durante el período conocido como<br />
de los "Reinos de Taifas". Las inscripciones<br />
en caracteres cúficos están talladas<br />
sobre fondo rehundido. La central<br />
trazada horizontalmente se enmarca por<br />
otra que la bordea alrededor. Existen<br />
variantes muy significativas de su transcripción.<br />
En la inscripción central, a<br />
modo de cartela, se muestra el siguiente<br />
texto: "En nombre de Dios el Clemente y<br />
Misericordioso: oh,/ vosotros los hombres,<br />
[creed] que las promesas de Dios [son]/ ciertas;<br />
no, pues, os dejéis seducir por las promesas/<br />
del mundo, ni os aparten de Dios los<br />
engaños [del demonio] [Corán, XXXV, 5].<br />
/Este sepulcro del Visir muy excelente/ Abu<br />
Omar, hijo de Musa. Murió, apiádese de e1<br />
Dios,/ la noche del viernes [otra transcripción<br />
dice: la víspera del miércoles] en chumada<br />
se/gunda del año cinco y sesenta y<br />
cuatrocientos/ confesando que no hay otro<br />
Dios sino Alá [único] y / que Mohámed<br />
enviado a Dios. La verdad diga Dios sobre e1<br />
(Corán,III, 1-4). Año 465 de la Hégira".<br />
26<br />
i 32 l'<br />
~<br />
)LANTA DE ENTRADA. SALA 30<br />
Sigue la orla con la siguiente inscripción:<br />
"En nombre de Dios el Clemente y<br />
Misericordioso hemos abierto para ti una<br />
victoria magnifica para que te perdone Dios<br />
lo antiguo de tus culpas y lo posterior [de<br />
ellas] y te conceda su gracia y te guíe por el<br />
sendero derecho y te ampare con su auxilio<br />
poderosó; porque El es el que hizo descender<br />
la paz al corazón de los creyentes, a fin de<br />
que se acrecentase (Corán, XL VIII, 1-4).<br />
Este cipo fue reaprovechado posteriormente<br />
por un personaje judío, según<br />
demuestra la inscripción grabada en<br />
sentido longitudinal y en caracteres<br />
judíos, y que dice: "Meir hijo de Yahuda<br />
Djanaj. Su alma [está] en el Edén".<br />
En el mundo islámico, y de acuerdo con<br />
la austeridad y el sentido igualitario del<br />
Islam, el enterramiento se hacía sin<br />
grandes ceremonias y no se permitían<br />
señales de ostentación en las tumbas,<br />
tales como mausoleos o grandes monumentos<br />
funerarios. Sin embargo y a<br />
pesar de su relativa sencillez, las tumbas<br />
hispano-musulmanas son muy diversas<br />
aunque tienen en común la disposición<br />
del cadáver, colocado de lado y con la<br />
cabeza vuelta hacia la Meca.<br />
Las tumbas más modestas se solían marcar<br />
con una sola piedra, tosca y sin<br />
labrar, a la cabecera. En el caso de personas<br />
con mejor situación socio-económica<br />
se señalaban con dos estelas, una a<br />
la cabecera y otra a los pies; o con una<br />
estela sobre plinto y escalones; o bien<br />
con una estela discoidal de cerámica
Cipo sepulcral de Abu Ornar.<br />
27<br />
vidriada. En otras ocasiones la tumba se<br />
recuadraba con losas de piedra o con<br />
ladrillos hincados en tierra por su lado<br />
mayor y que por la parte vista se decoraban<br />
con esmaltes blancos y con dibujos<br />
e inscripciones alcoránicas azules.<br />
Hay estelas sepulcrales decoradas con<br />
un arco ciego con poco relieve y bordeado<br />
con una faja epigráfica a la que se<br />
puede añadir, algunas veces, decoración<br />
vegetal. El cipo, ya mencionado e hincado<br />
en la cabecera, fue otra manera de<br />
señalar la tumba.<br />
Las inscripciones funerarias suelen contener<br />
los mismos datos personales: el<br />
nombre, la filiación y, a veces, la fecha<br />
de la muerte. El resto del epitafio es de<br />
carácter religioso, conteniendo también<br />
elogios para el difunto e, incluso, para el<br />
que lea la inscripción.<br />
En general entre los musulmanes el<br />
cementerio no era un lugar apartado y<br />
cerrado; de forma similar al mundo<br />
romano se situaba en la proximidades<br />
de los caminos y extramuros de la ciudad,<br />
siendo muy visitados.<br />
.Hallado en las proximidades de la<br />
iglesia de Sta. leocadia de Toledo. por<br />
Amador de los Ríos.<br />
Ingresó en el <strong>Museo</strong> <strong>Arqueológico</strong><br />
<strong>Nacional</strong> en 1916.
,R 1 3;<br />
EDAD MEDIA. REINOS CRISTIANOS<br />
Esta tapa perteneció a la tumba de<br />
Alfonso Ansúrez, hijo del conde Pedro<br />
Ansúrez y de la condesa Elion, muerto<br />
en el año de la era hispánica 1131 (año<br />
1093), según dice la inscripción funeraria<br />
(lauda) que figura en la parte superior:<br />
IN ERA MCXXXI VI IDUS<br />
DECEMBRIS OBIIT AN/FOS PETRI<br />
ANSUREZ COMITIS ET EYLONIS<br />
XOMITESSE CARUS FILIUS". Esta<br />
importante familia nobiliaria, muy cercana<br />
al rey Alfonso VI (1072-1109), eligió<br />
para el enterramiento el floreciente<br />
Monasterio de San Benito en Sahagún<br />
(León, hoy desaparecido), cabeza de la<br />
reforma cluniacense y protegido por el<br />
rey Alfonso VI que, posteriormente, lo<br />
hizo panteón real.<br />
La tapa de este sepulcro se decora con<br />
un programa iconográfico original, del<br />
que no se conoce la fuente de inspiración<br />
y cuyo tema de fondo es la transmigración<br />
del alma. El difunto vestido<br />
con una larga camisa, parece incorporarse<br />
a instancias de una mano en gesto<br />
de bendecir que surge de una bóveda<br />
celeste representada a base de semidrculos<br />
concéntricos formados por estrellas.<br />
La escena, como ocurre con el resto<br />
de las figuras, está acompañada por una<br />
inscripción explicativa, que en este caso<br />
dice: DEXTRA XRISTI BENEDECIT<br />
ANFUSUM DEFUNTUM. A la derecha<br />
de la mano de Cristo y la figura de<br />
Alfonso, la cual no debe ser interpretada<br />
como un retrato, aparece un águila con<br />
28<br />
31.<br />
29 ;'t:J1~~.~<br />
n c<br />
PLANTA DE ENTRADA. SALA 31<br />
un libro entre las garras, símbolo del<br />
evangelista S.Juan: SANCTUS IOHAN-<br />
NES. Más a la derecha tenemos a los<br />
arcángeles Miguel y Gabriel: MICHA EL<br />
ARCHANGELUS y GABRIEL ANGE-<br />
LUS; el primero portando una cruz y el<br />
segundo un incensario, señalando<br />
ambos en dirección a la mano de Cristo<br />
y el difunto. En la otra vertiente de la<br />
tapa hay dos parejas simétricas de seres<br />
también alados con un cáliz en el centro<br />
de la escena. Estas figuras son el arcángel<br />
Rafael y los evangelista Marcos,<br />
Lucas y Mateo: "RAPHAEL ANGELUS,<br />
MARCUS ET LUCAS EV ANGELISTE y<br />
MATHEUS EV ANGELIST A ". Los cuatro<br />
llevan libros en una mano y con lo otra<br />
señalan hacia el cáliz.<br />
Esta representación del mundo celestial<br />
por medio de símbolos y figuras aladas<br />
entre las que encuentra el difunto,<br />
muestra una preocupación por la salvación<br />
del alma y por la suerte que ésta<br />
puede correr tras la muerte.<br />
El deseo de felicidad ultraterrena unido<br />
a cuestiones de prestigio social pudo<br />
motivar la elección del monasterio como<br />
última morada de Alfonso Ansúrez. El<br />
interior de los templos fue, durante la<br />
Edad Media y a pesar de que la Iglesia se<br />
mostraba en desacuerdo, el lugar más<br />
atractivo para enterrarse. Ser enterrado<br />
en un lugar sagrado, donde por medio<br />
de las imágenes, la celebración litúrgica<br />
y la presencia de reliquias de los santos<br />
se reafirmaba la cercanía con la divini-
Lauda sepulcral de Alfonso Ansúrez.<br />
Detalle: MATHEUS EVANGELISTA.<br />
dad, suponía una preferencia que se procuraba<br />
mediante donaciones realizadas<br />
a la iglesia o monasterio donde reposarían<br />
sus restos tras la muerte. Esta entrega<br />
de bienes y propiedades, conocida como<br />
cuota pro anima y que era, en definitiva,<br />
una limosna piadosa extraída de la<br />
riqueza terrenal para la consecución de<br />
la felicidad ultraterrena, pone de manifiesto<br />
la honda preocupación medieval<br />
por la suerte que corría el alma tras<br />
abandonar el cuerpo y a la espera del<br />
Juicio Final, momento en el que el alma<br />
retorna al cuerpo resucitado.<br />
29<br />
.Esta cubierta sepulcral fue localizada<br />
por Gómez Moreno en el cementerio de<br />
Sahagún, fue vendida al Fogg Museum de<br />
Harvard, Cambridge, Massachusetts y<br />
recuperada por España mediante un<br />
intercambio en 1932.
EDAD MEDIA. REINOS CRISTIANOS<br />
L a persona a la que perteneció este<br />
sepulcro de alabastro, dorado y<br />
policromado, fue Dña. Constanza<br />
de Castilla, nieta de Pedro 1 el Cruel<br />
y de Juana de Castro, que fue priora del<br />
convento de Santo Domingo desde 1416,<br />
al menos, hasta 1465 y en el que realizó<br />
numerosas obras para mejorar el conjunto.<br />
Al morir, en 1478, fue enterrada<br />
en el coro del monasterio, cobijada por<br />
un arco rebajado, en donde aparecía una<br />
inscripción que daba constancia de su<br />
origen.<br />
El sepulcro se divide en dos partes: la<br />
cama, donde descansa el cuerpo de la<br />
yacente; y la peana o cuerpo, decorado<br />
con diversas figuras. Doña Constanza<br />
aparece vestida como dominica, vestiduras<br />
que tienen un lenguaje simbólico (a<br />
juzgar por algunos sermones medievales)<br />
siendo el hábito blanco símbolo de la<br />
virginidad y honestidad, la capa negra,<br />
de penitencia y mortificación, y el velo<br />
representaría la humildad y obediencia.<br />
La cabeza se apoya sobre un rico almohadón<br />
y tiene las manos unidas sobre el<br />
pecho, en actitud de oración, sosteniendo<br />
un libro-bolsa y también un largo rosario.<br />
En los extremos de la cama dos<br />
pequeñas figuras vestidas con hábitos<br />
dominicos y arrodilladas con las manos<br />
unidas, interpretadas primero como dos<br />
sobrinas religiosas de Doña Constanza,<br />
representan a los acompañantes de la<br />
difunta en sus exequias fúnebres. En el<br />
centro de la peana, dos ángeles tenantes<br />
sostienen el escudo de armas de los Cas-<br />
30<br />
PLANTA DE ENTRADA. SALA 33<br />
tilla, a ambos lados dos figuras femeninas<br />
representan a cuatro de las Virtudes:<br />
Prudencia (actitud reposada e inscripción<br />
identificativa), Fe (cruz e inscripción),<br />
Esperanza (actitud expectante), y<br />
Templanza (figura trasvasando líquido<br />
de una vasija a otra). Se ha querido ver en<br />
esta representación de las Virtudes un<br />
panegírico a la perfección moral de la<br />
difunta, aunque también es posible que<br />
se trate de un mensaje dirigido al resto de<br />
la comunidad monástica, que vería reflejada<br />
en el sepulcro una actitud vital y<br />
pautas de comportamiento que debían<br />
respetar y cumplir.<br />
No hay época que haya experimentado<br />
tal atracción y respeto al mismo tiempo<br />
por la muerte como la Edad Media, yel<br />
siglo XV en particular. La muerte se concibe<br />
como un paso a una nueva vida, la<br />
definitiva y realmente importante, pero<br />
no por ello se desprecia el prestigio y<br />
posición social que el difunto ha adquirido<br />
en esta vida terrena y que encuentra<br />
su reflejo en el sepulcro, y en el complicado<br />
ritual funerario que se desarrollaba<br />
con el fin de conseguir el descanso<br />
eterno del alma.<br />
En estos casos los ritos de las exequias<br />
estaban constituidos por las ceremonias<br />
que tenían lugar en dos ámbitos diferentes,<br />
la casa del difunto y la iglesia donde<br />
tendría lugar el enterramiento, separadas<br />
ambas por una ceremonia intermedia,<br />
la procesión solemne que marcaba<br />
el paso del ámbito privado y familiar al<br />
ámbito oficial y sagrado.
El enterramiento en el interior de la iglesia<br />
estaba reservado para las más altas<br />
dignidades o individuos de elevada<br />
posición social que, sin embargo, podían<br />
señalar su tumba de muy diversas<br />
maneras dando lugar a una gran variedad<br />
de tipos: desde la simple losa sepulcral<br />
en el suelo, al enterramiento en un<br />
muro bajo arcosolio, a la capilla funeraria<br />
de carácter familiar, y al enterramiento<br />
exento con el sepulcro colocado<br />
en un lugar destacado. El coro fue uno<br />
de estos lugares de privilegio donde<br />
podía ser enterrado un personaje muy<br />
vinculado o ligado a la comunidad que<br />
regenta el templo, como fue el caso de<br />
doña Constanza.<br />
Este sepulcro fechado hacia 1490-1500,<br />
es un magnífico ejemplo de la escultura<br />
funeraria de la etapa final del Gótico,<br />
dentro de la corriente hispano-flamenca<br />
de finales del siglo XV, relacionado con<br />
el importante foco toledano.<br />
31<br />
Sepulcro de Doña Constanza.
FRANCO,<br />
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