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Teatro Garibaldi, último reducto del género del burlesque en México ...

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Si sólo contáramos con los títulos de las revistas m<strong>en</strong>cionadas arriba, no habría porque alarmarse tanto. En<br />

realidad no dic<strong>en</strong> gran cosa que confirme la mala fama que tuvo este espectáculo <strong>en</strong> su mom<strong>en</strong>to. Pero<br />

afortunadam<strong>en</strong>te contamos aparte de s<strong>en</strong>das imág<strong>en</strong>es de la fachada <strong>del</strong> teatro y de su sala de espectáculos, de<br />

una de uno de sus espectáculos que habla mucho de la calidad de sus producciones, sí, pero también de la<br />

desinhibición de las féminas que actuaban <strong>en</strong> ellas, ya que <strong>en</strong> este caso algunas aparec<strong>en</strong> prácticam<strong>en</strong>te sin<br />

ropa. Un verdadero espectáculo para hombres solos.<br />

En consecu<strong>en</strong>cia, la reacción de la autoridad no se hizo esperar, y a través de su Oficina de Inspección y<br />

Lic<strong>en</strong>cias, el Departam<strong>en</strong>to C<strong>en</strong>tral conminó a la empresa <strong>del</strong> <strong>Garibaldi</strong> a susp<strong>en</strong>der <strong>en</strong> un plazo improrrogable<br />

de semanas esa clase de espectáculos por no estar contemplados <strong>en</strong> la reglam<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> vigor y por constituir<br />

una grave am<strong>en</strong>aza para la moral pública por su procacidad y sicalipsis, y lo más grave, por carecer de ing<strong>en</strong>io<br />

alguno y de moralidad artística, que pudiera justificar su tolerancia. Y sugería el <strong>género</strong> vodevilesco como<br />

sustituto <strong>del</strong> pornográfico. De lo que se trataba era que las familias pudieran asistir al teatro sin ningún peligro.<br />

Tal fue la revolución que causó <strong>en</strong> las conci<strong>en</strong>cias vigilantes de la moral pública, que se habla incluso de la<br />

elaboración de un nuevo reglam<strong>en</strong>to que contemple esa clase de espectáculos, de los que el <strong>Garibaldi</strong> era el<br />

único que v<strong>en</strong>ía explotando. Ya que sin reglam<strong>en</strong>to no había manera de marcar límite alguno, luego <strong>en</strong>tonces la<br />

única salida era cortar por lo sano de inmediato. 19<br />

Hasta donde sabemos, el espectáculo para hombres solos siguió pres<strong>en</strong>tándose <strong>en</strong> el <strong>Garibaldi</strong> hasta bi<strong>en</strong><br />

<strong>en</strong>trado el año de 1936. Supuestam<strong>en</strong>te hasta el mes de agosto. Dos meses después hacía su pres<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> el<br />

mismo local el flamante <strong>Teatro</strong> Follies Bergere. Supuestam<strong>en</strong>te un nuevo teatro, tanto <strong>en</strong> lo exterior como <strong>en</strong> lo<br />

interior, y allí está la nueva fachada para confirmarlo. Y <strong>en</strong> efecto, la ampliación casi al doble de la magnitud<br />

original salta a la vista tan solo al comparar las fotografías de la fachada de antes, 1927 y la de después, 1936.<br />

CUADRO IV: "VIDA COTIDIANA EN EL BARRIO DE LOS AÑOS 40"<br />

Como un resum<strong>en</strong> involuntario de lo recorrido hasta aquí <strong>en</strong> cuanto a la vida cotidiana <strong>del</strong> barrio <strong>en</strong> Plaza<br />

<strong>Garibaldi</strong>, véase lo que apuntaba don Gustavo Casasola <strong>en</strong> relación con lo que allí ocurría hacia los años<br />

cuar<strong>en</strong>ta. Otra postal <strong>del</strong> barrio al estilo de los maestros H<strong>en</strong>estrosa y Ferreyro. Esta vez postal nada idealizada:<br />

Por el rumbo de Santa María la Redonda se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra la Plaza <strong>Garibaldi</strong> donde hay dos callejones: el de San<br />

Camilito y el de los Locos. Allí hay una gran variedad de puestos comerciales, carpas de feria, cantinas, piqueras<br />

y c<strong>en</strong>tros de vicio.<br />

Hay tipos novelescos para qui<strong>en</strong>es la vida no ti<strong>en</strong>e pres<strong>en</strong>te ni futuro, <strong>en</strong>tre estos se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran algunos que<br />

según reza el refrán "no hay borracho que coma lumbre", al salir de los arrabales <strong>del</strong> alcoholismo van caminando<br />

y sab<strong>en</strong> no resbalar ni <strong>en</strong> un piso de mantequilla, hasta perderse <strong>en</strong> las sombras.<br />

Durante el día se v<strong>en</strong> <strong>en</strong> los prados <strong>del</strong> jardín y <strong>en</strong> las banquetas a hombres durmi<strong>en</strong>do la mona. 20<br />

Casasola las llama simplem<strong>en</strong>te carpas de feria. En realidad más bi<strong>en</strong> debió haber dicho carpas de teatro. Si no,<br />

por qué no m<strong>en</strong>cionar también los juegos mecánicos que indefectiblem<strong>en</strong>te acompañan a las ferias y a sus<br />

carpas, y son lo que salta primero a la vista. Lo cierto es que <strong>en</strong> aquella época <strong>Garibaldi</strong> era lo que pudiéramos<br />

ahora llamar la Capital de la Carpa. Y eso por cuanto que el barrio era visitado periódicam<strong>en</strong>te y durante todo<br />

el año por esta especie de teatros ambulantes, los cuales se instalaban no solo <strong>en</strong> los callejones de San Camilito<br />

y de Los locos, o <strong>en</strong> la placita de Tlaxcaltongo, sino sobre todo <strong>en</strong> las calles fronteras al barrio sobre Santa<br />

19 Cfr. "No habrá ya espectáculos para hombres solos. Coto a lo inmoral. El Departam<strong>en</strong>to C<strong>en</strong>tral no autorizará<br />

las diversiones inmorales que se anuncian para hombres solos" <strong>en</strong> La Pr<strong>en</strong>sa. <strong>México</strong>, 7 de octubre de 1932, pp.<br />

3 y 11.<br />

20 "Callejón de San Camilito. Los vagos" <strong>en</strong> Casasola, Gustavo, 6 Siglos de Historia Gráfica de <strong>México</strong><br />

(1325.1989) <strong>México</strong>: Editorial Gustavo Casasola, 1989, t. 9, p. 1891<br />

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