Josefinos.qxd:00 Libro Sanidad.qxd - Asociación Cultural Los Sitios ...
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<strong>Los</strong> toros josefinos<br />
lientes, no siendo de los escriturados, ganan cada uno de los primeros 3<strong>00</strong> reales,<br />
y si sale a la plaza, por cada salida 150 reales más. <strong>Los</strong> segundos 150 reales<br />
aunque salga o no salga. Si los escriturados salen heridos y no trabajan algunas<br />
fiestas, no se les paga; pero si es picador de mérito y ha trabajado muchos años,<br />
se les da al fin del año una gratificación para ayuda de su curación.. <strong>Los</strong> espadas,<br />
si alguno sale herido le sucede lo mismo que a los picadores de mérito.<br />
A los picadores escriturados (contratados mediante escritura notarial) y espadas se<br />
les daba, una vez acabadas las fiestas de toros, un caballo para irse a su casa de los<br />
que sobraban de las corridas -que a veces no quedaba uno sano-, mas esta dádiva no<br />
era general y sí propia de casos como éste de las corridas josefinas en que la contratación<br />
y estancia de los toreros era un tanto especial y excepcional.<br />
Era costumbre inmemorial dar un vestido a cada uno de los espadas, media espada,<br />
banderilleros y picadores que eran expresamente llamados; máxime si de corridas<br />
regias o festejos extraordinarios como estos nuestros se trataba. Chupa, chaleco<br />
y calzón componían el vestido de los de a pie, con las diferencias en la guarnición<br />
según la categoría profesional, y de casaquilla y calzona de bayeta el de los picadores.<br />
A los chulos se les proporcionaba otro vestido que habían de dejar devuelto<br />
en la plaza, y a los caleseros encargados del transporte de los toreros uno de pana.<br />
Algunas plazas como las de propiedad maestrante, tenían su propio “uniforme”<br />
torero, su propio vestido que imponían a los lidiadores proporcionándoselo en propiedad<br />
o préstamo; así la Maestranza de Sevilla imponía en su plaza “casaquillas y<br />
calzones color grana con guarniciones de plata y chupas de raso azul y blanco, para<br />
los picadores; iban detrás los toreros de a pie con idéntica vestimenta, llevando<br />
sobre los hombros capas azules; y luciendo guarniciones, zapatos y medias de color<br />
blanco”. Obsérvese el detalle prelatorio de que los de a pie iban detrás de los picadores,<br />
para comprender su importancia en la fiesta.<br />
Cuando los toreros eran expresamente llamados para torear—como es el caso que<br />
nos ocupa- y habían de recorrer media España, ponían, claro está, sus condiciones<br />
que, si los diestros eran de fama, solían ser aceptadas sin discusión. Veamos un<br />
sabrosísimo ejemplo que nos viene al pelo. Se trata de las condiciones exigidas por<br />
los picadores Laureano Ortega, Juan de Rueda y José María Rodríguez (que toreaban<br />
con Pepe-Hillo, José Romero y Antonio de los Santos), para actuar en Aranjuez<br />
llamados por Carlos IV:<br />
Que la empresa pagaría los gastos de viaje, así de ida como de vuelta, de los<br />
referidos. Que satisfaría asimismo el gasto que hicieran en Segovia. Que a<br />
cada uno se les abonarían 1.<strong>00</strong>0 reales de vellón por cada fiesta, en el tiempo<br />
y forma que quisieran cobrarlos. Que a Laureano Ortega, además, se habían<br />
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