Miguel Murillo - Caja de Badajoz

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TEATRO
125 años del Teatro “López de Ayala”
en la etapa más brillante de su historia
Miguel Murillo, gloria de las letras extremeñas, reconocido dentro y fuera de España.
MIGUEL MURILLO,
PLENO AL 13
Es el gran dramaturgo
extremeño actual
y uno de los mejores
en lengua española
J O S É M ª . P A G A D O R
Miguel Murillo no es supersticioso, al menos, no por lo que respecta al número 13. El 13 le
persigue durante toda su vida y no hay duda de que le trae suerte. Su trayectoria
profesional está jalonada de importantes éxitos en sus diversas facetas como autor teatral,
como docente y como gestor cultural. El 30 de octubre de 2011 se cumplieron 125 años del
teatro “López de Ayala”, del que es director. Es decir, también está en la década número
13 de la vida del teatro, la etapa más brillante y fructífera del centro, gracias, entre otras
cosas, a su gestión. Con ocasión de este feliz 125º aniversario, dedicamos un reportaje al
teatro en el número 87 de “Frontera” y ahora ofrecemos una amplia entrevista con su
director. De Miguel Murillo puede decirse que ha logrado en su vida el pleno al 13.
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Es, con Mediero, la principal gloria viva del
teatro en Extremadura y uno de los dramaturgos
en lengua española más reconocidos
dentro y fuera de España. Miguel Murillo ha
dedicado su vida a este difícil arte, en el que
sobresale con un historial de estrenos, éxitos y premios
difícil de igualar. Es además un hombre accesible
y bueno, que ha sabido crear alrededor de sí un
ámbito de amistad y de cercanía donde el encuentro
y la convivencia se hacen también arte. Si a eso añadimos
sus dotes como gestor, gracias a las cuales ha
colocado al teatro “López de Ayala” de Badajoz
entre los más activos y mejor gestionados de España,
tendremos una aproximación bastante certera a
las diversas facetas de su actividad y de su persona,
entre las que no hay que olvidar la docencia y las
ilustres raíces de su origen. Recientemente el Consorcio
del teatro “López de Ayala” -del que forma
parte Caja Badajoz- ha felicitado al dramaturgo por
su gestión.
EL OFICIO DE DRAMATURGO
Pregunta.- ¿Para usted qué es este noble oficio
del dramaturgo?
Respuesta.- Dice David Mamet que el oficio del
dramaturgo consiste en sentarse al borde del camino
y ver pasar a los hombres y a las mujeres hacia sus afanes,
sus cosas, sus quehaceres; escuchar de qué hablan,
qué les preocupa o les hace felices, qué esperan
de la vida, cuáles son sus sueños o sus desvelos. Y escribir.
Yo intento hacer lo mismo. O tal vez lo hago sin
darme cuenta y nunca dejé de hacerlo. Cada una de
mis obras está ligada a un hecho, un comentario, una
emoción, un sueño, una desesperación, una historia,
un recuerdo… Mis personajes no corresponden muchas
veces a algún hombre o mujer que pasa por delante
de mí, pero sí están unidos a algún hombre o
mujer que alguna vez he sentido cerca.
P.- Y en esta capacidad de crónica que tiene el teatro,
¿existe la posibilidad de que el autor se adelante
incluso a los acontecimientos y anticipe lo que
puede suceder?
R.- “El reclinatorio”, mi primera obra estrenada
de forma profesional, era un retablo de personajes
que protagonizaban un intento de arrasar la pequeña
parcela de libertad que una sociedad había alcanzado
no sin gran esfuerzo. Escrita en 1980, llegó a
representarse justo cuando el 23F estaba a punto de
estallar y meses después de ser abortado. Claro que
no vi delante de mí al ESPADÓN, la MARQUESA, el
FRONTERA
TEATRO
Nació un día 13 en
la casa número 13
de su calle y eso fue
solo el comienzo.
OBISPO etc, personajes de “El reclinatorio”. Pero vi a
muchos hombres y mujeres temblar ante la posibilidad
de que esos personajes llegaran en carne real a
ocupar y suplantar el poder democrático que iniciaba
su andadura en España. Y, sobre todo, un hombre
excepcional hizo de hilo de conexión. A él le
debo la primera inspiración y el impulso de escribir
esa obra: Alfonso Moreno de Acevedo. Alfonso veía
claramente cómo la comparsa de ese reclinatorio patrio
deambulaba por las calles confiadas de una España
que quería ser libre.
EL PRINCIPIO
P.- Puede decirse que “El reclinatorio” fue su nacimiento
como autor.
El autor en la nieve, en sus años mozos.

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R.- Con “El reclinatorio” inicio mi carrera profesional
como autor de teatro y la inicio gracias -otra
deuda eterna-, al trabajo de José Manuel Villafaina,
en aquel tiempo director del Centro Dramático de
Badajoz, que me conectó con José Luis Alonso de
Santos y su Compañía “Teatro Libre” para estrenar
esta obra y hacer el recorrido extremeño y nacional.
P.- Su obra, aunque es universal, tiene, sin embargo,
unas raíces muy extremeñas, muy de Badajoz.
R.- Paseando por Badajoz con Teodoro Terzopoulos,
el director teatral griego, me confesó que sentía
algo extraño mientras visitábamos la muralla de la ciudad,
la Plaza de Toros (que él quería conocer porque
desde hacía años estaba impresionado por los sucesos
que ocurrieron en esa Plaza en 1936) y las calles del
casco antiguo. Le comenté que Badajoz era una de las
ciudades de Europa que más sitios y episodios bélicos
había soportado a lo largo de su historia. Y entonces
me pidió algo que para mí ha sido y sigue siendo un
objetivo: “Contarlo”. Él hablaba de la necesidad de un
exorcismo, de un ejercicio de liberación de esa energía
que él estaba sintiendo y que, sin duda, poseía a los
habitantes de la ciudad. No olvidaré lo que a continuación
añadió: “Cuéntalo y no esperes nada amable al
hacerlo, como ocurre con el cirujano que amputa; su
trabajo es la mayor parte de las veces incomprendido,
en casi todas doloroso, pero siempre necesario”.
P.- De ahí que algunos quieran encasillarle como
rememorador de ciertos acontecimientos históricos.
R.- Me identifican con un teatro ligado a la Memoria
Histórica, a la Guerra Civil, y no es del todo
justo. Es cierto que he escrito obras como “Perfume
de mimosas”, “El pájaro de plata”, “Armengol”,
“La Antígona de Mérida” o “Y sin embargo te quiero”,
cuyo telón de fondo temporal se relaciona con
la Guerra Civil y el espacial con la ciudad y el entorno
donde nací y donde vivo. Pero no me interesa hablar
de la Guerra. Un autor de teatro no es un historiador
o al menos no debe pretender serlo. Un autor de teatro
intenta mostrar los personajes y sus conflictos
“Vi a muchos temblar
ante la posibilidad de
que esos personajes
llegaran en carne real”.
Miguel Murillo, en la actualidad.
en unas coordenadas y mis coordenadas en esas
obras estaban trazadas sobre un conflicto que no
sólo produjo sangre sino que sajó una sociedad en
dos partes (antagonista y protagonista) que aún hoy,
en pleno siglo XXI, siguen casi irreconciliables. Y no
es como algunos revisionistas dicen ahora, un asunto
que no interesa a los jóvenes, o que está olvidado
y enterrado. Es posible que los protagonistas hayan
fallecido, que los años hayan pasado y que las batallas
parezcan lo que son, asuntos del siglo que
acabó, pero hemos de ser honestos y reconocer que
quedan en el interior de muchos españoles muchas
preguntas por responder (el Teatro es el arte de plantear
preguntas desde la escena) y, sobre todo, queda
la raíz que debemos estudiar de algo que nos define,
la causa de esa división ideológica, sociológica, y
hasta moral tan nítida entre los españoles.
COMEDIAS
P.- En su obra no todo es tan “dramático”, sin
embargo,
R.- No es mi objetivo ni espero escribir siempre
de lo mismo. Yo tengo obras de teatro, como “Hermanos”
o “Yo soy aquel negrito”, que son comedias.
Tengo espectáculos, como “Los gemelos” o
“La paz”, versiones que hice para Mérida, que son
comedias, sin olvidarme del “Golfus de Emérita Augusta”.
Y tengo obras, como “Las maestras” o “Si
viniera la niebla”, que nada tienen que ver con la
Guerra. A veces se me ha acusado de centrarme en
el tema de la Memoria Histórica para no comprometerme
en la denuncia de los abusos del poder y,
sobre todo, en el poder cercano. Se me ha acusado
de no ser crítico y olvidarme de ilustres antecesores
que se jugaron la vida por ser honestos. Quienes lo
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hacen, y casi siempre desde el mismo sitio, pretenden
o pretendían que me uniera a sus devaneos ideológicos
para hacer denuncias políticas contra sus
contrarios. “Si viniera la niebla” fue escrita en 1991,
justo cuando se estaban llevando a cabo los fastos
del 92. En esa obra denunciaba esos fastos, profetizaba
sobre la corrupción rampante que iba a sobrevenir
e, incluso, predije el incendio de un Pabellón
como así ocurrió con el Pabellón de los Descubrimientos.
Da la casualidad que yo trabajaba en una
oficina del Quinto Centenario y, es lógico, al poder
no le gustó nada mi obra. Cuando escribí “Las maestras”
yo estaba de maestro en Alconchel o sea, sometido
al sistema educativo que denuncié con mi
obra. “Golfus de Emérita Augusta” fue una denuncia
directa contra el centralismo cultural y el conchabeo
entre Ministerio de Cultura y Junta de Extremadura,
incluso nos enfrentamos abiertamente al director
general del INAEM, José Manuel Garrido.
P.- ¿Esa visión perspicaz y crítica puede conducir
al pesimismo?
El autor, con sus actrices.
FRONTERA
TEATRO
“Identificarme con
un teatro ligado a la
Memoria Histórica, a
la Guerra Civil, no es
del todo justo”.
R.- Yo no soy pesimista, nunca lo he sido, a pesar
de tener muy claro que en el mundo actual y con la
condición humana que nos mantiene, ser optimista
puede ser casi un delito. Me estoy refiriendo a la Cultura.
Creo que vivimos un momento de retos apasionantes,
de cambios históricos e incorporaciones significativas.
Podemos decir que en España, por ejemplo,
el siglo XX y estos primeros años del XXI son los de la
incorporación plena de los ciudadanos y ciudadanas a
la Cultura, al igual que en el comienzo del siglo XX se
inició y se completó setenta años después la Educación
para todos, o desde los años ochenta se logró el
acceso universal a la Sanidad. Esto no significa que
todos los ciudadanos y ciudadanas seamos cultos.
Tampoco todos estamos sanos o hemos terminado estudios
primarios, medios y superiores que hoy están al
alcance de todo el mundo. Significa que en la España
del siglo XXI el acceso a la Cultura es posible para la
mayoría de los españoles. Y podemos dar cifras. En
una ciudad como Badajoz, de 150.000 habitantes, la
participación anual de ciudadanos y ciudadanas en
una programación cultural que controlo como es la
del Teatro López de Ayala es de cerca de 120.000 espectadores
al año con 243 actividades. ¿Cuándo el escenario
del Teatro de Badajoz sostuvo 109 representaciones
teatrales en 10 meses? La Cultura, lo que entendemos
como Cultura, uno de los pilares esenciales
para lograr el Estado de Bienestar, junto con Sanidad
y Educación, es un logro que la Democracia española
ha conseguido en estos treinta últimos años. Hay infraestructuras,
existen redes de difusión cultural, las
administraciones dedican sus presupuestos para actividades
culturales algo que hace treinta años era impensable
o simplemente un hecho aislado en instituciones
singulares como la “Pedro de Valencia” de la
Diputación de Badajoz, o, como mucho, estaban, esos
presupuestos, circunscritos a entidades como las Cajas
de Ahorros con sus Obras Culturales.
P.- Entonces, no al pesimismo.
R.- No puedo ser pesimista cuando cada día
acudo a mi puesto de trabajo en el Teatro López de
Ayala y recuerdo cómo no hace ni treinta años era
un edificio a punto de ser derribado. Hoy es un edificio
sostenido por un Consorcio entre el Ayuntamiento
de Badajoz, Diputación de Badajoz, Gobierno
de Extremadura y Caja Badajoz, que permite,
además de la programación estable, el mantenimiento
de puestos de trabajo no sólo de personal
administrativo y técnico, sino de músicos, actores y
actrices, bailarines etc. Hoy en Extremadura y, por

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Murillo ha hecho del teatro su vida, no solo como
dramaturgo, sino también como director del "López de
Ayala" de Badajoz.
supuesto, en España, un actor o una actriz puede
ganarse la vida con su trabajo. No puedo ser pesimista
porque, si bien las cosas están difíciles actualmente,
antes, hace menos de treinta años, no existía
nada de lo que estoy enumerando. Ahora bien, ser
optimista no es sinónimo de ser gilipollas, ni estar
anestesiado con el mejor de los mundos.
OPTIMISMO MILITANTE
P.- Entonces, ¿qué tipo de optimismo propugna
usted?
R.- El optimismo militante, no el contemplativo,
que es el que tiene que sacudir a los pesimistas que
puedan caer en la tentación de la parálisis por el “no
hay solución”. Debe ser un optimismo agitador que,
reconociendo la situación actual de forma realista,
propague la idea de que “no debemos permitir jamás
que esto que se ha conquistado se pierda”. Creo que
estamos en esa tesitura. El ciudadano o ciudadana
con acceso a la Cultura tiene que realizar un primer y
esencial acto cultural: valorar lo que tiene. En ese momento
se pondrá en marcha un mecanismo de identificación
con la oferta cultural y quienes la propician,
que detendrá cualquier tentación de eliminación o
desaparición de logros. Hemos tenido ejemplos recientes,
uno de ellos atañe a la Orquesta de Extremadura
que ha atravesado y atraviesa momentos difíciles
y que, pienso yo, sigue en pie, sigue sostenida por sus
Patronos e Instituciones porque hay una masa de ciudadanos
que reivindican este logro. ¿Qué ocurriría si
mañana anuncian la desaparición de un Centro de
Salud? Lo magnífico de todo esto, lo que llena de optimismo
es comprobar cómo en pocos años, la identificación
ciudadana con el hecho cultural se ha reforzado
hasta el extremo de poder vivir algo con lo que
muchos soñábamos hace menos de treinta años: el
pueblo extremeño casi en su mayoría, reivindicando la
permanencia de una Orquesta Sinfónica que considera
suya. ¿Qué ocurriría si mañana se anunciara el cierre
o derribo del López de Ayala? Puedo apostar por
que no se repetiría ese silencio terrible que ensombreció
a la vida cultural de Badajoz durante casi diez
años, mientras se rehabilitaba, en un tiempo que no
tiene justificación por su lentitud, el Teatro.
P.- Sin embargo, el logro se alcanzó y, tal vez lo
más importante, se ha conseguido atraer al público.
¿Costó mucho conseguirlo?
R.- Costó atraer al público, mucho. Pero fue un
esfuerzo que mereció la pena hoy los pacenses
saben donde está el “López de Ayala”.
P.- ¿Y lo que se ha conseguido con el “López de
Ayala”, por qué no se ha logrado con otros espacios
dramáticos extremeños, como el Teatro Romano de
Mérida y su festival?
R.- Opino que lo que ocurre ahí no todo se debe
a la mala gestión económica, ni al acierto o no en lo
que se programa. A mí que no me vengan a convencer
que en los años sesenta lo que hacía acudir en
masa al Teatro Romano de Mérida era su programación
o la calidad de la misma. Respetando a actores
y actrices sublimes que actuaron, y a directores como
Tamayo, creo que aquellos montajes firmados por
Pemán una y otra vez, el mismo que firmaba expedientes
para depurar maestros de escuela, están a
años luz en calidad, compromiso e interés de los que
se llevan a cabo desde hace casi treinta años hasta
ahora. Ha habido pifias, lo sé; ha habido cosas injustificables,
también; pero nada que ver en calidad y
altura artística. ¿Entonces, qué pasa? Creo que algo
muy sencillo: que la identificación entre el público y
el Festival se ha ido perdiendo. ¿Y por qué? Porque
ve ese público cómo el Festival no es suyo, no está,
en muchas ocasiones, pensado para lo que debe
estar pensada toda acción cultural. Porque el Festival
de Mérida en demasiadas ocasiones ha servido lo
mismo para un roto que para un descosido. Creo
que en el Festival de Mérida se ha espantado a más
público utilizando mal el palco de autoridades que
gestionando sus cuentas o confeccionando sus carteles
-Evidentemente no hablo de las etapas franquistas,
cuando el palco de autoridades no se usaba
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TEATRO
El autor, con históricos del teatro nacional y extremeño,
como José Monleón y José Manuel Villafaina.
sino que se mancillaba por usurpadores-. Porque la
Cultura tiene un componente crítico inevitable. Un
hombre o una mujer cultos no son simplemente espectadores
pasivos, no; son espectadores y participantes
y ven, y analizan, y sacan conclusiones, y adquieren
la sensibilidad suficiente para darse cuenta
de que, a veces, se les quiere utilizar como comparsas
de extrañas maniobras. Y dejan de identificarse
con esas maniobras. Acudíamos en aquellos años sesenta
y setenta, y era una gozada empezar a escuchar
en la televisión, que iniciaba sus emisiones en
blanco y negro, el nombre de Mérida y su Teatro Romano.
Esa era la identificación. No olvidemos que el
Festival de Mérida fue un logro popular que en los
años veinte rubricó el pueblo de Mérida acudiendo
en masa a las convocatorias de personajes ilustres
como José Ramón Mélida o Maximiliano Macías. La
asistencia masiva reforzaba esos vínculos populares y
esos directores afortunados, Tamayo de nuevo, supieron
involucrar a los ciudadanos de Mérida en los
espectáculos, cosa que en últimas ediciones ha costado
Dios y ayuda conseguir de algunos directores
“autóctonos”.
EL NÚMERO 13
P.- Hablemos un poco de usted, por ejemplo, de
su afición por el número 13, un número que a mí
también me gusta, y de sus orígenes y evolución familiar,
llenos de cosas curiosas.
R.- Es cierto. Nací en Badajoz el 13 de Abril de
1953 y nací en el número 13 de la calle Ramón Albarrán,
allí donde estaba lo que llamaban “el palacio”,
una casona cuasi solariega de la familia del
Conde de Torrefresno, mi familia, y familia que no
sólo tenía esa casa sino que fue dueña del edificio
FRONTERA
del Gobierno Militar, el solar donde está el Colegio
del Santo Ángel -curiosamente el escenario de una de
mis obras “Armengol”-, el Círculo Pacense o los terrenos
del campo de fútbol “El Vivero”. Es cierto que
vengo de una familia con esas posesiones y más cierto
que la familia devino en otra, la mía directa, con trece
hermanos. Lo del número trece y yo es algo más relacionado
con orishas y santeros “de palo” que con la
racionalidad cuasi republicana que me impuse casi
desde que tuve uso de razón. La vida me vino a rematar
la faena haciendo que mi hija naciera un 13 y martes
y mi hijo un 26 que es el doble de trece.
P.- ¿Cómo fueron los primeros contactos suyos
con la literatura?
R.- Dejando estas cuestiones meramente cabalísticas,
tengo que reconocer que mi paso por los Maristas
como estudiante -13 años duró esa estancia,
claro-, propició un acercamiento a la literatura que
ya no abandonaría nunca. Eran aquellos frailes muy
aficionados a las bibliotecas bien surtidas y a las lecturas
en voz alta, sobre todo en los comedores, de
textos que iban de lo piadoso a las aventuras de reporteros
como Manu Leguineche o De la Quadra-
Salcedo. También apreciaban el teatro y era rara la
festividad que no se cerraba ante la magia de telones,
bambalinas y actores aficionados interpretando
a los hermanos Quintero, Arniches o cualquier otro
juguete cómico. Dos olores mantengo aún en la memoria,
el olor a corcho quemado para maquillarnos
barbas y bigotes, y el olor a pintura fresca y aguarrás
que usábamos para dibujar las escenografías.
P.- Después estudió usted Magisterio
R.- De la experiencia marista bajo la advocación
de la divina Yemayá, la madre de todos, la reina del
azul del cielo y del mar, la protectora que en la religión
Yoruba equivale a la Virgen María, que es, hablando
claro, la Virgen María, pasé a la experiencia
de estudiar Magisterio en Badajoz, único lugar
donde un hijo de familia numerosa podía estudiar
ante la imposibilidad económica de salir hacia otras
latitudes. Me hice maestro y ejercí como tal por primera
vez en una escuela que estaba, literalmente,
debajo del Puente de la Universidad. Era como si la
vida marcase a cada uno con su sino, unos cruzando
el Puente por arriba camino de la recién fundada
UNEX y otros, cruzando el río por debajo para asistir
a una escuela cuyo patio de recreo era un arco del
Puente o para enseñar y educar a esos niños de la
barriada de Las Moreras. Lógicamente cuando subía
el Guadiana la escuela se inundaba, al igual que las

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“Un autor de
teatro no es un
historiador ni debe
pretender serlo”.
viviendas de los chicos, y algunos aprovechaban
para buscar peces entre el lodo que ocupaba durante
días el aula. Después fui destinado a Tenerife.
Pasé de la hondura del lecho del río a las alturas de
la Cordillera de Anaga. Allí ejercí más de tres años
en una escuela unitaria de un pueblo que no tenía
casas, sólo cuevas desparramadas por un barranco,
y al que sólo se podía acceder caminando desde la
Cumbre del Bailadero. Seis kilómetros y medio de
bajada y seis kilómetros y medio de subida, total
trece kilómetros, de nuevo el número, de nuevo el
sino y la presencia del mar como telón de fondo. Yemayá,
la diosa azul de las aguas que eran mi pizarra
natural día a día, y Changó, el dios de la fuerza, la
que necesitaba para subir y bajar todos los días durante
más de tres años aquellos barrancos de vértigo.
En aquella escuela llegué a tener once alumnos.
Como he dicho, estaba solo y esos alumnos estudiaban
desde primero de E.G.B a quinto curso. Con
ellos formé un grupo de Teatro, Afur, y con ellos recorrí
varias localidades de Tenerife dentro de las
Muestras Escolares Teatrales. Más de una noche
coincidimos sobre la escena con Los Sabandeños o
Tibicena, el mítico grupo canario de teatro del que
saldría el director de éxito actual, Cuco Alfonso,
En 2009 Miguel Murillo recibió la Medalla de Extremadura
de manos del entonces presidente de la Junta, Guillermo
Fernández Vara.
cuya adaptación del “Miles Gloriosus” pudimos ver
en el Festival de Mérida hace tres años.
LA VUELTA
P.- Y luego esa experiencia la trajo de nuevo a Badajoz.
R.- Yo llevaba conmigo esa experiencia teatral
con niños y allá por 1971, trabajando en el Colegio
Virgen de Guadalupe de Badajoz como educador, vi
representada mi primera obra, “Arlequín y el corazón
perdido”, con la que ganamos más de un premio.
Compaginaba mi trabajo, o intentaba de educar
a los internos de ese centro, con la afición al teatro.
Badajoz en los años sesenta y principio de los
setenta disponía de un nutrido grupo de hombres y
mujeres dedicadas al Teatro de forma más que amateur.
Juan José Poblador, José María Pagador, Carlos
Cayuela, Gonzalo Roffignac etc, iniciaron un movimiento
que tenía mucho de indepediente y que acercó
a la somnolienta capital pacense a una alternativa
teatral dispuesta a competir con la resabida oferta
de Ferias, Teatros Chinos y Revistas rancias. Ellos y
sus grupos, TEU, Pax, Almas Humildes, Pequeño Teatro
etc, nos descubrieron a autores como Brecht,
Durremat, Alfonso Sastre, Martínez Ballesteros e incluso
al mismísimo Martínez Mediero, paisano y
alma mater de una generación que entendió el Teatro
como instrumento de lucha, despertador de modorras
y conciencias y alternativa cultural. Junto a
uno de ellos, Carlos Lencero, pude hacer de ayudante
de dirección en un montaje al que la revista Yorik
clasificó como el más innovador del panorama teatral
español por encima de Tábano, “Los amores de
Don Perlimplín con Belisa en su jardín”. Fueron los
años de ensayos y juergas junto a Ricardo Puente, el
hombre enamorado de Ava Gardner y el gin tonic, en
aquellas salas del caserón de la Plaza de Minayo, antigua
sala de cultura, biblioteca y demás de la Diputa-
“En el interior de
muchos españoles
quedan muchas
preguntas por
responder”.
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TEATRO
ción, o en la buhardilla de la Calle Montesinos donde
Lencero ejercía la dirección desde una cama con dosel
y en donde celebrábamos múltiples liturgias, ritos de
iniciación sexo-teatral y, de vez en cuando, se representaban
textos inverosímiles por actores no menos inverosímiles.
Ni que decir tiene que la buhardilla estaba en
el número 13 de esa calle. Me casé por entonces con
la mujer que aún comparte su vida conmigo.
P.- Y empezó a producirse en nuestra tierra ese
despegue cultural del que hablaba antes.
R.- Regresé a Badajoz porque aquí empezaban
muchas cosas. Eran los ochenta y alguien veía posible
una redención cultural en nuestra tierra. Junto a
otros hombres y mujeres herederos del impulso teatral
independiente, Pepe Villafaina a la cabeza como
soñador de locuras y proyectos, Carlos Tristancho,
Javier Leoni, los hermanos Galán etc, fui invitado a
las cenas de sopa y pescado frito que Juan Carlos
Rodríguez Ibarra convocaba en la finca “La Orden”
para que esbozáramos un proyecto teatral que consolidara
una profesión y muchos anhelos. Allí nacieron
muchas cosas, desde los grupos míticos como
Suripanta, con el que pocos años después pude estrenar
mi “Perfume de mimosas”, a la Red de Teatros
de Extremadura, con su sistema de ayudas y
subvenciones que ha propiciado el florecimiento de
nuestro Teatro, a la fundación del Festival de Mérida,
proyecto de locos como Pepe Monleón, Alberto Miralles,
Villafaina, Mediero y Nuria Espert. Villafaina ya
me había hecho el enorme favor de estrenarme “El
reclinatorio”, ópera prima por la que recibí el Premio
Torres Naharro de la Institución Cultural Pedro de Valencia
de la Diputación de Badajoz cuya Cátedra teatral
dirigía Pepe Villafaina. Pudo haberse detenido
en el pago del premio pero su tesón le llevó a buscar
El autor, en el centro, y sus actores, en un descanso del
ensayo de una de sus obras en 1991.
FRONTERA
“Yo no soy pesimista,
nunca lo he sido”.
y a encontrar a José Luis Alonso de Santos que con
su compañía “Teatro Libre de Madrid”, no sólo me
estrenó aquella sátira contra los deseos de espadones
y reaccionarios de acabar con las ansias libertarias
de nuestra España, sino que la llevó por todo el
país con gran éxito. Éxito que me pudo costar caro,
porque los espadones y reaccionarios, justo cuando
la obra estaba en cartel, tuvieron la idea de interrumpir
sus representaciones montando el 23 F.
AÑOS GLORIOSOS
P.- A pesar de todos los problemas, aquellos fueron
también años gloriosos para el teatro extremeño
y para usted. Todavía recuerdo el estreno de su “Golfus
de Emérita Augusta” en Mérida.
R.- Un día imaginamos, Villafaina, Alonso de
Santos y yo, que la autonomía extremeña podía tener
la misma intensidad a la hora de chillar prebendas
que cualquier otra. ¿Por qué no? Y nació “Golfus de
Emérita Augusta”, una obra pensada para el Teatro
Romano de Mérida que en su fundación se comprometió
a programar teatro extremeño. Lo había hecho
con la “Lisístrata” de Mediero y el éxito fue tal que
para nosotros figurar en 1983 con esta historia fue
casi un paseo militar. Nuestra tesis era que el Teatro
Romano de Mérida nunca había sido destruído sino
que, como siempre en la historia extremeña, alguien
tomó el presupuesto de su construcción y lo desvió a
Itálica. 150 actores, cien ovejas, y 20.000 espectadores
confirmaron que nuestra tesis no sólo no era descabellada,
yo creo que lo era, sino que era divertida y
atractiva. Tuve que escribir siete versiones y tuvimos
que robarle al Director General del INAEM, Garrido,
los carteles del Festival que había hecho el Ministerio
porque no nos concedieron ni un duro para carteles
y había venido al Parador de Mérida a marcarse un
tanto. En un Seat-127 matrícula de Tenerife salieron
quinientos carteles oficiales para ser ilustrados con
“Golfus de Emérita Augusta” y podernos anunciar en
paredes y descampados. Una noche se amotinó el
dueño de las ovejas y dijo que o le pagábamos una
peseta más por res o se iba con el rebaño a su casa.
Y otra noche vino Teddy Bautista, que aún era sólo
rescoldo de Los Canarios, para exigirnos el pago de

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En la presentación de "Y sin embargo te quiero", con Antonio Corencia, Alejandra Torray y Ángeles Martin,
en el Teatro Galileo de Madrid.
las ráfagas musicales que decía haber compuesto o,
de lo contrario, suspendía la función en nombre de la
SGAE, como socio, claro. Luego ha estado a punto de
suspender la SGAE en nombre de su función como
presidente de la entidad.
P.- Y empezaron a llegar, mejor dicho, siguieron
llegando los premios.
R.- Después llegaron más cosas. Ejercí de maestro
en Alconchel, donde también fundé un grupo de
teatro y donde una mañana hubo fiesta porque dos
hijos de la villa, Francisco Vaz, el genial novelista y
también psiquiatra, uno de aquellos que en los setenta
hacía catacumbas teatrales conmigo, había ganado
el Premio Constitución de Novela y yo, hijo
adoptivo como maestro, había ganado el Premio
Constitución de Teatro con mi obra “Las maestras”.
Bebimos el vino recio de Alconchel al mediodía y de
allí salimos camino de Madrid porque “Las maestras”,
dirigida por Paco Carrillo, se estrenaba en la
Sala Olimpia de Guillermo Heras.
P.- Y el privilegio, si se puede decir así, de estrenar
y mantenerse en cartel en los teatros más importantes
de España.
R.- Obra estrenada en Madrid… He tenido la suerte
de escuchar esas palabras muchas veces. Posiblemente
sea un dato que nadie, yo el primero, se haya
molestado en resaltar. Así como soy el autor extremeño
que más veces ha estrenado en Mérida: “Golfus de
Emérita Augusta”, “El marco incomparable” junto a
Jorge Márquez y Mediero, “Las parcas” junto a Juan
Copete, “La Paz”, “Rómulo en Grande”, “El Viriato”
junto a Joâo Osorio, “Los gemelos”, “Antígona”, y
“La Antígona de Mérida”; soy después de Mediero el
autor extremeño que más veces ha pisado la cartelera
de Madrid. En 2005 tuve tres espectáculos en cartel al
“Estos años del siglo
XXI son los de la
incorporación plena
de los ciudadanos a
la Cultura”.
mismo tiempo: ”Armengol” en el Teatro Español; “Yo
soy aquel negrito” en el Teatro Arenal; y “Lo saben
todo de ti” con Anthony Blake en el Nuevo Apolo. Anteriormente
conocí el estreno madrileño con la ya citada
“Las maestras”, con “Un hecho aislado” en el Alcázar,
con “Los afanes del veraneo” en el Prícipe Gran
Vía; “El pájaro de plata” en el Bellas Artes, “Perfume
de mimosas” en la Sala Olimpia; “El ángel de la luz”
en el Bellas Artes; ”Pasando Revista” en el Nuevo
Apolo y alguna más que ya no recuerdo.
UN GRAN GESTOR
P.- Hay otra faceta en su vida que es la de gestor,
que empezó con el programa extremeño para la
Expo´92 de Sevilla, siguió con la Editora Regional...
R.- De Alconchel pasé a un proyecto muy atractivo,
ser secretario del Programa Extremadura-Enclave
92, proyecto que quería situar a nuestra región
dentro de las celebraciones del V Centenario del
Descubrimiento de América. Estuve cuatro años,
hasta el 92, trabajando junto al hombre que más me
ha enseñado de teatro, de cine, de vida y de todo en
la vida, Luis Ángel Ruíz de Gopegui, maestro de periodista
y más que amigo. De él aprendí algo que he te-
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TEATRO
“El Teatro López de
Ayala tiene 120.000
espectadores al año”.
nido siempre presente: dormir de un tirón. Esto que
parece una gilipollez, no lo es. Dormir de un tirón significa
poder volver a casa cada día con la cabeza alta,
la conciencia limpia y las manos impolutas. Para alguien
que tenía que gestionar más de dos mil millones
de pesetas en actividades durante cuatro años, dormir
de un tirón era una bendición. Gopegui me convenció
para que pusiera orden en la Editora Regional de Extremadura
como director; el orden lo había puesto ya
el inolvidable y llorado Ródenas Pallarés, como lo volvería
a poner el inolvidable y llorado Fernando Pérez,
antecesor el uno y sucesor el otro en este cargo. Yo lo
que hice fue capear el temporal sin presupuestos, porque
la Editora estaba sometida a pagos y facturas de
otras historias. De allí pasé, gracias a la llamada de
Francisco Muñoz, Consejero de Cultura entonces, a
dirigir el Teatro López de Ayala de Badajoz. Este Teatro
que acaba de cumplir 125 años de existencia, estuvo
dirigido en su reapertura por Martínez Mediero, al
que sucedió el propio Francisco Muñoz. Entré en
1995 y ahí sigo. Y ahí estoy hoy mismo cuando mi
obra “ Yla y Lía, la puerta de las estrellas” hace giras
FRONTERA
por los escenarios, cuando “Pasando revista” está
anunciada en Málaga para octubre, cuando “La última
copla” mi homenaje a Miguel de Molina tiene nominados
a una actriz y un actor para los Premios Jara,
cuando me cuentan el éxito en julio de “La estrella de
Hervás” en Hervás junto al Ambroz, cuando esperan
textos como “La piel de Macbeth” o “Vacaciones”
que alguien dé un paso y los estrene. O cuando mi
amigo Javier Leoni me anuncia que aquel texto que
escribí antes del verano “A donde el viento nos
lleve…”, tras terminar “Agua que nos ha de beber”,
texto que un grupo de ciegos de Salamanca mueve
por más de cuarenta escenarios, aquel texto para él
está en su despacho, para dedicarle noche a noche
unas horas y poder tenerlo listo antes de que acabe el
año. Aquí sigo cuando todo esto ocurre y hay cambios,
y dedico mis horas en dar forma a otro texto
cuyo nombre ignoro pero del que sé que gira en torno
a una mujer fuerte que transgredirá la ley para mantener
en esta época de crisis a su familia y escupirá, a
quien la intente detener, las razones que tanta gente
indignada está deseando escupir. No sé si ponerle en
las manos una pistola o uno de aquellos artefactos
que entonces, cuando el Teatro era independiente y
nosotros menos libres, los troskos estrellaban contra
las fachadas de los bancos que osaban alzar mínimamente
la voz. No sé qué arma ponerle, por ahora y
como decía Manolo Pacheco: “Todavía está todo todavía”
y, al menos, me queda la palabra.
“Propugno el El optimismo militante, el
optimismo agitador, no el contemplativo”.
El autor, hablando en un acto, en
presencia de otro histórico
extremeño del teatro y el cine,
Juan Luis Galiardo, recientemente
desaparecido.

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P.- Pero no todas las entidades bancarias son
iguales. Ahí tiene, por ejemplo, la labor solidaria de
Caja Badajoz. ¿Cómo valora la aportación de la Caja
a la continuidad y la actividad del “López de Ayala”.
R.- Podemos afirmar, y no sería una exageración,
que la aportación de Caja Badajoz, no sólo en sentido
económico sino en el más amplio sentido cultural y social,
a la ciudad de Badajoz y a Extremadura es imprescindible.
Desde la óptica del Consorcio López de Ayala
sólo se puede concluir que, sin esa aportación, todos
estos años de trabajo no hubieran sido posible. Caja
Badajoz como miembro de pleno derecho y representatividad
en los órganos del Consorcio, está detrás de
todas y cada una de las actividades que se llevan a
cabo y ha respaldado todos los objetivos marcados.
Desde el fomento del Teatro en sus diferentes facetas,
con especial énfasis en aquellas representaciones que
son la base para cimentar nuevos públicos y aficiones,
a la labor directa de mantener toda la infraestructura
necesaria; desde lograr los medios para que los grandes
espectáculos puedan llegar a Badajoz, hasta consolidar
laboralmente una plantilla profesional durante
muchos años. Ya en 1993, cuando se crea el Consorcio,
la Caja de Badajoz -que contribuyó de manera extraordinaria
a la reconstrucción del teatro- expresa su
deseo de participar de forma activa en su labor y así lo
lleva haciendo desde entonces. Personalmente, soy un
defensor de la Obra Social y Cultural, porque representa
un avance, un gesto de progreso y compromiso de
una entidad que gracias a esa proyección es mucho
más que financiera. Creo que el público, los cerca del
millón y medio de usuarios, artistas, técnicos etc que
Miguel Murillo Gómez (Badajoz, 1953) es, con
Martínez-Mediero, el dramaturgo extremeño más conocido
dentro y fuera de España, un autor plenamente
consagrado que ha logrado la hazaña de tener tres
obras simultáneamente en cartel en los principales
teatros de Madrid. Su historial está plagado de éxitos
y de premios, que reconocen el altísimo nivel de una
creación que perdurará en el tiempo.
1980 - Premio "Torres Naharro" con la obra "El reclinatorio".
Miguel Murillo, ante el elenco de una de sus obras,
recibiendo el aplauso del público.
han pasado por el “López de Ayala” desde esa fecha
así lo reconocen y lo demandan, como un seguro para
el servicio público que debe ser la Cultura.
En 2005 Murillo
tuvo tres obras en
cartel en Madrid al
mismo tiempo.
Un autor CONSAGRADO
1981 - Estrena "El reclinatorio" bajo la dirección de
José Luis Alonso de Santos.
1982 - Premio "Torres Naharro" con la obra "Columbella".
Estrena la obra "El aparato" dirigida
por Ramón Ballesteros.
1983 - Mención especial en el Certamen Nacional de
Teatro para Sordomudos, por su obra "La póliza"
dirigida por José Manuel Villafaina. Estreno
en el Festival de Teatro de Mérida de la
obra "Golfus de Emérita Augusta", en cola-
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TEATRO
La obra de Murillo se caracteriza por la hondura, la sutileza,
la crítica y, también, el humor tierno.
boración con José Luis Alonso de Santos,
Ramón Ballesteros y José Manuel Villafaina.
1984 - "Las maestras".
1985 - Premio Constitución de Teatro por "Las maestras".
1986 - Estreno de "Las maestras" por la Compañía
del Centro Dramático de Extremadura con la
dirección de Francisco Carrillo.
1987 - Es nombrado secretario del programa"Extremadura
Enclave 92" de la Junta de Extremadura.
1988 - "Perfume de mimosas".
1989 - Estreno de "Perfume de mimosas" por la
compañía Suripanta Teatro con la dirección de
Etelvino Vázquez.
1990 - Premio Internacional de Teatro de Caracas por
"Perfume de mimosas".
1991 - Estreno de su obra "Si viniera la niebla, operativo
92" por la compañía Arán Dramática
bajo la dirección de Eugenio Amaya.
1992 - Estreno en el Festival de Teatro de Cáceres de
su versión de la obra de Goldoni "Los afanes
del veraneo" por la compañía Arán Dramática.
Estreno en el Festival de Cáceres de su
obra "Retablo de Maese Rodrigo de Plasencia"
por la compañía Al Suroeste Producciones
dirigida por Pedro Antonio Penco.
1993 - Es nombrado director de la Editora Regional
de Extremadura. Estreno de su obra"Un
hecho aislado" por la compañía Arán Dramática
dirigida por Eugenio Amaya. Estreno de
su versión del “Tartufo” de Molière por la
compañía Algarabía Teatro bajo la dirección
de Isidro Rodríguez. Estreno de su obra "Carrusel
de melodías" por Suripanta Teatro bajo
la dirección de Roberto Cerdá.
1994 - Participación en la Muestra Nacional de Autores
Teatrales Contemporáneos de Alicante con
su obra "Un hecho aislado".
FRONTERA
1995 - Estreno de la obra "Noche de máscaras", producción
extremeña en la que colabora junto a
Jorge Márquez. Estreno de su obra "El marco
incomparable" en el Festival de Teatro Clásico
de Mérida, por la compañía Al Suroeste Producciones
bajo la dirección de Pedro Antonio
Penco y Etelvino Vázquez. Es nombrado director
del Consorcio “López de Ayala-Badajoz
2000”. Desde ese año (1995) dirige el Festival
Internacional de Teatro y Danza Contemporáneos
de Badajoz.
1997 - Participa en el Festival de Teatro de Sitges (España)
como representante del Festival Internacional
de Teatro de Badajoz. Estreno de su
obra “El Águila blanca” en Alburquerque.
Agosto.
1998 - Participa en el Festival Internacional de Teatro
del Aquila (Italia) como representante del Festival
Internacional de Teatro de Badajoz.
1999 - Participa en el Festival Internacional de Teatro
de Sarajevo (Bosnia) como representante del
Festival Internacional de Badajoz. Estreno de
su obra “El pájaro de plata” por la Compañía
AlSuroeste Teatro. Finalista de los Premios Celestina
de Teatro, Premios de la Crítica de Madrid
por el “Pájaro de plata”.
2000 - Participa en las Jornadas de Autor de Gijón
(España). Coordina el Primer Encuentro y Jornadas“Teatro
de las regiones de Europa” en
el Festival de Badajoz. Imparte los cursos de
“Escritura dramática” de la Asociación de Autores
de Teatro de España, en la Universidad
de Extremadura- Octubre y en Madrid-Junio.
Coordina los ciclos de lecturas dramáticas de
la Asociación de Autores de Teatro de España.
Diciembre.
2001 - Realiza la adaptación de “El Lazarillo de Tormes”
que será representada en Barcarrota, mayo. Estreno
de su texto “Las Parcas” en el Festival de
Teatro de Mérida. Compañía Samarkanda.
2002 - Premio Lope de Vega a su obra “Armengol”.
2003 - Estreno de su versión de “La Paz” de Aristófanes
en el XL Festival de Teatro Clásico de
Mérida. Dirección de Juan Margallo con Joaquín
Kremel.
2004 - Estreno de “Yo soy aquel negrito” por la
Compañía Rodetacón. Estreno de “Trilogía de
Sarajevo” en la Escuela de Teatro de Extremadura.
Estreno de la obra “El último poema”
Septiembre. Ribera del Fresno. Estreno de

“La aportación de Caja Badajoz a la ciudad
y a Extremadura es imprescindible”.
“Blake-Lo saben todo de ti” con Anthony
Blake.Dirección Esteve Ferrer.
2005 - Imparte los cursos de “Escritura dramática”
de la Asociación de Autores de Teatro de España
en Badajoz. Estreno de la obra “Don
Quijote de calle y plazas” Compañía Teatrapo,
Junio. Publicación de “El Lazarillo de Tormes”
Editorial Everest. (Adaptación a Teatro). Publicación
de “En el olvido” Editorial De la Luna
Libros. Estreno de “La fablilla de Cuello de
Garza” en Alburquerque. Estreno de “Cuello
de Garza” 12 de Agosto en Alburquerque. Estreno
de “Yo soy aquel negrito” Madrid. Teatro
Wonderland Mayor. Diciembre. Estreno de
“Armengol” Teatro Español. Madrid.
2006 - Estreno de “Lo saben todo de ti” Teatro Nuevo
Apolo. Madrid. Estreno en Mérida de “El Lazarillo
de Tormes” Z Teatro. Junio. Estreno en el Festival
de Cáceres de “Solo, Hamlet solo” Junio.
Estreno en el Festival de Almagro de “Solo Hamlet
solo” Julio. Finalista del Premio Nacional de Literatura
Dramatica con “En el olvido”
2007 - Estreno en el Festival de Mérida de la versión
de “Antígona” a cargo de Vaivén Teatro dirigido
por Esteve Ferrer. Finalista del Premio Nacional
de Literatura Dramatica con “Solo
Hamlet solo”
2008 - Mayo. Estreno en Badajoz de “Y sin embargo
te quiero” con Ángeles Martín y Alejandra Torray.
Dirección Antonio Corencia. Junio. Estreno
en Hervás de “La Estrella de Hervás”. Noviembre.
Estreno en el Teatro Galileo de Madrid de
“Y sin embargo te quiero”. Noviembre. Estreno
en Badajoz de “El ángel de la luz”, Compañía
Alsuroeste Teatro. Dirección Joâo Mota.
2009 - Julio. Estreno en el Festival de Teatro de Mérida
de la versión de “Los gemelos” de Plauto. Dirección
Tamzin Townsend. Octubre. Estreno de “La
identidad de Polán” Compañía La Quimera de
Plástico. Dirección. Juan Margallo. Noviembre.
Estreno de “Pasando revista”. Compañía Rodetacón.
Dirección Francisco Carrillo.
2010 - Estrena “ Yla y Lia la puerta de las estrellas”
Compañía Las Cuatro Esquinas. Estrena en
Madrid. Marzo-Abril.Teatro Nuevo Apolo.
“Pasando Revista”
2011 – Festival de Teatro de Mérida. 8 de Julio. Estreno
de “La Antígona de Mérida” dirigida por
Helena Pimenta. Espectáculo de apertura del
Festival.
Ha publicado en diversas revistas como "Pipirijaina"
(“El reclinatorio”, “Columbella”), en el servicio
de publicaciones de la Diputación de Badajoz, (“Custodia
y los gatos”, “Dogma de fe” y “Sudaca”) y con
la Asociación de Autores de Teatro de España (“Una
semana en Miami”). La publicación “Perfume de la
memoria” que contiene los textos de “Perfume de
mimosas” y “Pájaro de plata” editado por la Universidad
de Murcia e incluida por el Ministerio de Educación
en su sección CENICE en soporte informático.
Publica en la revista de teatro Primer Acto “Armengol”
Premio Lope de Vega 2002, número de diciembre
de 2003. El 2004 publica en Everest su versión de
“El Lazarillo de Tormes” supervisada por Camilo José
Cela. También tiene publicaciones en revistas especializadas
de educación y en narrativa. Su texto “En el
olvido” se publica en la Editorial De La Luna Libros de
Mérida.
El 8 de septiembre de 2009 recibió la Medalla de
Extremadura. ■
Miguel Murillo ha sabido retratar con crítica, pero con
amor, una cierta España. En la imagen, escena de su éxito
"La última copla".
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