Reproducción biológica y social de la población uruguaya

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07.05.2013 Views

Para el caso de las adolescentes el dato inicial que surge, al relevar el material obtenido de las entrevistas particularmente para los tópicos respecto de la signifi cación de paternidad, es la escasa referencia y desarrollo que tiene este tema en las respuestas obtenidas. El lugar del padre aparece consignado con términos vagos, difusos, esquivos, y con escasa elaboración personal. Al igual que para el caso de los varones, en muchas de las respuestas, se hace evidente la interferencia emocional que provocan –en la signifi cación subjetiva referida a la paternidad– los confl ictos que estas adolescentes protagonizan/ron como hijas en el vínculo con sus padres (varones). Cuanto menos elaboradas estas situaciones más riesgo se corre de que, de la mano de dinamismos inconscientes, estas madres transfi eran esos confl ictos a sus situaciones de pareja y a los roles parentales, e incluso, generen vincularmente actuaciones en sus compañeros como un intento fallido de tramitar sus angustias. ¿Y tenías ideas antes de tener a tu hija de qué era ser padre? “No, no porque con mi padre me llevo muy mal, entonces, ta, y ahora más mal me llevo.” (Natalia, NSEB, con hijo) “O sea un padre, ah porque te engendre no es solo tu padre, un padre que esté contigo hasta que lo precises, en las buenas y en las malas siempre y que te brinde amor, no es lo principal que te brinde cosas, lo principal es que te brinde amor, y yo nunca lo tuve, por eso, me da lo mismo.” (Sonia, NSEB, con hijo) La tramitación psicológica que implica sujetarse al ejercicio de la función paterna, adscripta al rol impuesto por la nueva condición de paternidad, requiere de un proceso intra e interpersonal que involucra modifi caciones en las investiduras identitarias. Asimismo, el adolescente padre transitará por una necesaria modifi cación en sus vínculos e imagos parentales, no exento de ansiedades de pérdida y confusionales. “Claro me cuesta, o... no sé, hasta a veces hasta me confundo y le digo a ella (su hija) que es el padre, a veces me confundo y es el abuelo, no siempre ¿no? pero a veces me confundo.” (Sebastián, NSEM, con hijo) En quienes no han tenido hijos, son también muy claros los dinamismos defi nidos desde su posición subjetiva fi lial, y la movilización afectiva que ello conlleva. En ellos se constata mucho más la condición exclusiva de ser hijos, y sus discursos se organizan más desde este eje, ante la ausencia real de confl ictos inherentes al ejercicio de la función paterna. Ante las preguntas directamente vinculadas a la parentalidad y/o embarazo, estos entrevistados se muestran francamente movilizados. Sus respuestas denotan ansiedad y hasta, por momentos, angustia. 209

“No, no sé... (se ríe)... es algo que ni siquiera lo quiero pensar... No sé qué haría.” (Norberto, NSEM, sin hijo) Esta condición de imposición de un hecho que puede irrumpir en sus vidas alterando la continuidad existencial, se agrava en tanto que no se maneja como posibilidad –en el discurso recogido en la mayoría de estas entrevistas– la opción de interrupción del proceso de embarazo. “Si fue un error o no fue un error, es un hijo, digo, un ser humano, una persona, y ta, yo digo, yo no la dejaría, pero andá a saber lo que hace ella...” (Gerardo, NSEB, sin hijo) “No, sí yo también trataría de ver la posibilidad de no tenerlo ¿no?, pero después de un caso de bueno, ta, llegar a eso de tenerlo, bueno encararía...” (Mario, NSEB, sin hijo) “... porque más allá de si a mí no me cae mucho la chiquilina, pero ta... quedó embarazada, o lo que sea, más que nada porque... lo que lleva en su vientre es hijo mío también ¿no? Entonces ya te digo, la criatura nunca va a tener la culpa. Y ahí ta... me tendría que poner las pilas. Nada más que por el hijo, ¿no? Digo... capaz que si tuviera que cortar relaciones con ella, como quien dice no seguir con ella ta, no se sigue, pero a tu hijo no le puede faltar nada.” (David, NSEM, sin hijo) Se muestran así entrampados en el vértigo de la imposición que parece volverse ineludible en virtud de mandatos morales de fuerte impregnación judeo-cristiana que no les son conscientes. Estos mismos mandatos alimentan los ideales y las ideologías de género que sustentan su cotidianeidad, dando sentido a sus procesos de construcción de subjetividad, y son a su vez, el zócalo que subyace al imaginario social dando cuenta de lo que es masculino y lo que es femenino. El conjunto se nutre de matices aportados por la propia condición de adolescencia, por defi nición desde el punto de vista psicológico, egocéntrica, narcisista y fuertemente individualista con momentos defensivos de anulación de la alteridad en tanto ésta amenaza la integridad yoica. Pero supongamos, que, bueno, que tuvieras un hijo, ¿no? “Me mato... Mirá, la verdad se me cortarían muchas cosas, muchos proyectos que tengo, cosas que quiero hacer, me parece que se me cortaría... se me cortaría la adolescencia en parte, yo qué sé... es algo que no quiero...” (Norberto, NSEM, sin hijos) En cualquier momento de la vida el varón verá, con el advenimiento de la paternidad asumida, radicalmente alterada la existencia que hasta entonces llevaba, con el agregado de nuevos confl ictos que habrán de sumarse a los ya existentes, situación que adquiere mayor dramatismo en la adolescencia. Konichechis (2004) sostiene que no debería llamar a asombro que los adolescentes 210

Para el caso <strong>de</strong> <strong>la</strong>s adolescentes el dato inicial que surge, al relevar el material<br />

obtenido <strong>de</strong> <strong>la</strong>s entrevistas particu<strong>la</strong>rmente para los tópicos respecto <strong>de</strong> <strong>la</strong> signifi<br />

cación <strong>de</strong> paternidad, es <strong>la</strong> escasa referencia y <strong>de</strong>sarrollo que tiene este tema<br />

en <strong>la</strong>s respuestas obtenidas. El lugar <strong>de</strong>l padre aparece consignado con términos<br />

vagos, difusos, esquivos, y con escasa e<strong>la</strong>boración personal.<br />

Al igual que para el caso <strong>de</strong> los varones, en muchas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s respuestas, se hace<br />

evi<strong>de</strong>nte <strong>la</strong> interferencia emocional que provocan –en <strong>la</strong> signifi cación subjetiva<br />

referida a <strong>la</strong> paternidad– los confl ictos que estas adolescentes protagonizan/ron<br />

como hijas en el vínculo con sus padres (varones). Cuanto menos e<strong>la</strong>boradas estas<br />

situaciones más riesgo se corre <strong>de</strong> que, <strong>de</strong> <strong>la</strong> mano <strong>de</strong> dinamismos inconscientes,<br />

estas madres transfi eran esos confl ictos a sus situaciones <strong>de</strong> pareja y a los roles<br />

parentales, e incluso, generen vincu<strong>la</strong>rmente actuaciones en sus compañeros<br />

como un intento fallido <strong>de</strong> tramitar sus angustias.<br />

¿Y tenías i<strong>de</strong>as antes <strong>de</strong> tener a tu hija <strong>de</strong> qué era ser padre?<br />

“No, no porque con mi padre me llevo muy mal, entonces, ta, y ahora más<br />

mal me llevo.” (Natalia, NSEB, con hijo)<br />

“O sea un padre, ah porque te engendre no es solo tu padre, un padre que<br />

esté contigo hasta que lo precises, en <strong>la</strong>s buenas y en <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s siempre y que<br />

te brin<strong>de</strong> amor, no es lo principal que te brin<strong>de</strong> cosas, lo principal es que te<br />

brin<strong>de</strong> amor, y yo nunca lo tuve, por eso, me da lo mismo.” (Sonia, NSEB,<br />

con hijo)<br />

La tramitación psicológica que implica sujetarse al ejercicio <strong>de</strong> <strong>la</strong> función<br />

paterna, adscripta al rol impuesto por <strong>la</strong> nueva condición <strong>de</strong> paternidad, requiere<br />

<strong>de</strong> un proceso intra e interpersonal que involucra modifi caciones en <strong>la</strong>s investiduras<br />

i<strong>de</strong>ntitarias. Asimismo, el adolescente padre transitará por una necesaria<br />

modifi cación en sus vínculos e imagos parentales, no exento <strong>de</strong> ansieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

pérdida y confusionales.<br />

“C<strong>la</strong>ro me cuesta, o... no sé, hasta a veces hasta me confundo y le digo a el<strong>la</strong><br />

(su hija) que es el padre, a veces me confundo y es el abuelo, no siempre ¿no?<br />

pero a veces me confundo.” (Sebastián, NSEM, con hijo)<br />

En quienes no han tenido hijos, son también muy c<strong>la</strong>ros los dinamismos<br />

<strong>de</strong>fi nidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su posición subjetiva fi lial, y <strong>la</strong> movilización afectiva que ello<br />

conlleva. En ellos se constata mucho más <strong>la</strong> condición exclusiva <strong>de</strong> ser hijos, y<br />

sus discursos se organizan más <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este eje, ante <strong>la</strong> ausencia real <strong>de</strong> confl ictos<br />

inherentes al ejercicio <strong>de</strong> <strong>la</strong> función paterna.<br />

Ante <strong>la</strong>s preguntas directamente vincu<strong>la</strong>das a <strong>la</strong> parentalidad y/o embarazo,<br />

estos entrevistados se muestran francamente movilizados. Sus respuestas <strong>de</strong>notan<br />

ansiedad y hasta, por momentos, angustia.<br />

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