REGLA DE NUESTRO PADRE SAN BENITO - OCist
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122<br />
sea el último por su precedencia en el orden de la comunidad.<br />
3 Pero, aun siendo toda la comunidad unánime en elegir<br />
a una persona cómplice de sus desórdenes, Dios no lo permita,<br />
4 cuando esos desórdenes lleguen de alguna manera a<br />
conocimiento del obispo a cuya diócesis pertenece el monasterio,<br />
o de los abades, o de los cristianos del contorno, 5<br />
impidan que prevalezca la conspiración de los mal intencionados<br />
e instituyan en la casa de Dios un administrador<br />
digno, 6 seguros de que recibirán por ello una buena recompensa,<br />
si es que lo hacen desinteresadamente y por celo de<br />
Dios; así como, al contrario, cometerían un pecado si son<br />
negligentes en hacerlo.<br />
7 El abad que ha sido instituido como tal ha de pensar<br />
siempre en la carga que sobre sí le han puesto y a quién ha<br />
de rendir cuentas de su administración; 8 y sepa que más le<br />
corresponde servir que presidir. 9 Es menester, por tanto,<br />
que conozca perfectamente la ley divina, para que sepa y<br />
tenga dónde sacar cosas nuevas y viejas; que sea desinteresado,<br />
sobrio, misericordioso, 10 y «haga prevalecer siempre<br />
la misericordia sobre el rigor de la justicia», para que a él le<br />
traten la misma manera. 11 Aborrezca los vicios, pero ame a<br />
los hermanos. 12 Incluso, cuando tenga que corregir algo,<br />
proceda con prudencia y no sea extremoso en nada, no sea<br />
que, por querer raer demasiado la herrumbre, rompa la vasija.<br />
13 No pierda nunca de vista su propia fragilidad y recuerde<br />
que no debe quebrar la caña hendida. 14 Con esto no<br />
queremos decir que deje crecer los vicios, sino que los extirpe<br />
con prudencia y amor, para que vea lo más conveniente<br />
para cada uno, como ya hemos dicho. 15 Y procure ser<br />
más amado que temido.<br />
16 No sea agitado ni inquieto, no sea inmoderado ni tercer<br />
no sea envidioso ni suspicaz, porque nunca estará en<br />
paz. 17 Sea previsor y circunspecto en las órdenes que deba<br />
dar, y, tanto cuando se relacione con las cosas divinas como<br />
con los asuntos seculares, tome sus decisiones con discer-