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1 - Memoria Chilena

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ma, Gonzalo Matta en La Paz. Todos con fuertes contactos<br />

jnternacionales adquiridos como banqueros.<br />

Convirtieron su solvencia econ6mica en diplomitica. La<br />

guein civil se traslad6 a1 exterior. Entre el c6nsul Flint de<br />

Nueva York y Pedro Montt se produjo una verdadera com-<br />

oficial de la armada Jorge Montt, marino que acaudillb la rebelibn de<br />

la escuadra. Mds tarde, ambos Montt recibieron la cancelacibn de sus<br />

servicios con la Presidencia de la Rept‘iblica. Enriquecido Pedro Montt<br />

con el salitre, retribuyb su fortuna en gran parte debida al ingles Tho-<br />

mas North, con otra empresa criminal: 13 matanza de la cscucla Santa<br />

Maria. En realidad, el infeliz intendente Eastman y el esbirro Silva Re-<br />

nard actuaron por orden directa del presidente 3fontt. So quiero ex-<br />

cusar, con esto, a sus ejccutores directos; tanto Silva como Eastman son<br />

tan culpables, objetivamente, como el instigador.<br />

En el testimonio, m9s que novela, de Volotlia Teitelboim “El hijo<br />

del salitre” se describe admirablemente esta niasacre. Es una visibn a<br />

traves del testigo ocular Elias Lafferte, escrita en un estilo depurado y<br />

realism En Francia pueden, certeraniente. denominarla un “temoigna-<br />

ge”, como tal, me atrcvo a comentarla. El valor de la obra requicre ha-<br />

cerle alpnas apostillas: por ejemplo, la calitlad de literato de su autor<br />

le prrniite olvidar al personaje Pedro Montt como authtico asesino.<br />

Otros aspectos que requieren la glosa de un historiador se encuentran<br />

en la notoria omisinn de la ideologia y acci6n anarquista, del papel con-<br />

ductor de Ins niancomunales, de la funci6n del Partido Democrdtico y<br />

de sits hombres, entre estos Luis Emilio Recabarren y el presidente de<br />

la XIancomunal de Iquique, y en fin, la vida militante de 10s organizado-<br />

res de la clasc obrera. I’ues, pese a las intenciones del escritor, el mayor<br />

inCrito de su obra sc encuentra en 10s retratos de 10s personajes que des-<br />

cribe. Personajes, casi todos, miserables o mediocres, cuyo deleznable per-<br />

fil, vigorosamente trazado, contrasta notablemente con el dbbil rctrato ju-<br />

venil dcl admirable y gran viejo Elias Lafferte.<br />

Creo, que una segutida parte espera su redacci6n. seguramente e ima-<br />

Fino que tendrdn su sitio: hfontt, Recabarren y las organizaciones obre-<br />

ras y politicas de la &porn. Una novcla histbrica, que pretenda interpre-<br />

tar totalmcnte la realidad con hechos y personajes verdaderos, me pa-<br />

rece que debe continuar el mPtodo de invntigaci6n literaria utilizada<br />

por 10s clitsicos del realismo, es decir continuar o superar la herencia<br />

de un Tolstoy en “La guerra y la paz” o de un Balzac en la “Comedia<br />

humana”. En otros tbninos, rendir pleitesia a las fuentes histbricas<br />

completas, sin esclusiones notables. Las observaciones de hfarx a Ins<br />

obras litcrarias de Lasalle y hlina Kautsky son aplicables en este caso.<br />

~1 genie de Trbveris esigia fidelidad histbrica en las relaciones sociales,<br />

sin concesiones de ninguna especie.<br />

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