Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos
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ARTIGAS Y LA NACIÓN EN ARMAS<br />
A Alberto Methol Ferré,<br />
Carlos Real de Azúa, Vivian Trías, José Claudio Williman<br />
y Washington Reyes Abadie<br />
El eclipse de los grandes revolucionarios latinoamericanos del siglo XIX no<br />
pudo ser más patético. Sólo es comparable al silencio posterior que sepultó sus<br />
actos. Bastará indicar que Bolívar, habiendo concebido la idea de crear una gran<br />
nación, desde México al Cabo de Hornos, concluyó dando su nombre a una<br />
provincia y, para condensar más aún el infausto símbolo, murió vencido en su<br />
propia aldea.<br />
Abandonado por el gobierno de Rivadavia, San Martín renuncia a completar<br />
su campaña continental y se retira de la vida pública. Olvidado, muere en Francia<br />
treinta años más tarde. En el caso de Artigas, la ironía se vuelve más trágica y<br />
refinada aún. Desde hace un siglo, su estatua evoca a un prócer del Uruguay.<br />
Había luchado por la Nación y la posteridad le rinde tributo por haber transfigurado<br />
la Nación en provincia y la provincia en Nación. Su carrera se despliega en sólo<br />
una década, y agoniza en el desierto paraguayo, en la soledad más total, a lo largo<br />
de otras tres. Se trata de la víctima más ilustre de una impostura porteña a la que<br />
es preciso poner término, pues alude a un hombre clave de nuestra frustración<br />
nacional.<br />
El derrumbe del imperio español arrojó a la historia mundial a <strong>las</strong> semidormidas<br />
colonias americanas. Por todas partes brotaron los doctores de Chuquisaca, los<br />
hijosdalgos iluministas, los tenderos, gauchos, soldados o hacendados que<br />
descubrieron una patria inmensa y una época digna de ella. Bolívar abandonó los<br />
salones de la Europa galante para empinarse en el Ianícolo y jurar desde la colina<br />
romana la libertad del Nuevo Mundo. El primero de los unificadores, Miranda,<br />
embriagado por el Himno de los Ejércitos del Rhin, desembarcó en <strong>las</strong> costas<br />
venezolanas para blandir una nueva bandera. San Martín peleó con los franceses<br />
en Bailén, y se lanzó en seguida al Océano para defender la revolución que, vencida<br />
en España, se afirmaba en América. Moreno leía a Rousseau para concebir luego<br />
la estrategia jacobina del «plan de operaciones». En la Banda Oriental, en fin,<br />
aparecía José Gervasio de Artigas, de antigua y linajuda familia, hacendado y<br />
REVOLUCION Y CONTRARREVOLUCION EN LA ARGENTINA | 73