Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos
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pertenecientes a <strong>las</strong> fuerzas de Estanislao López apresó a Balcarce, permitiendo<br />
este hecho, nada fortuito, que San Martín tuviera tiempo de trasladarse a Chile.<br />
Salvó de este modo su ejército, sustrayéndolo al despotismo porteño para lanzarlo<br />
a la propagación de la Revolución latinoamericana.<br />
Véase cómo uno de los historiadores argentinos más reputados, Don Vicente<br />
Fidel López, juzga el episodio:<br />
El Gral. San Martín hubiera querido obedecer a su gobierno<br />
nunca jamás se habría presentado una ocasión más favorable para<br />
salvar el orden público y el organismo nacional. Todo era cuestión<br />
de aplazar un año la frenética ambición de expedicionar sobre el<br />
Perú que lo devoraba. Con sus tropas unidas a <strong>las</strong> del ejército de<br />
Tucumán y a <strong>las</strong> de la capital, podría haber concentrado diez mil<br />
hombres sobre Santa Fe y Entre Ríos y ahogar en el Uruguay, entre<br />
la frontera argentina y <strong>las</strong> tropas portuguesas, todos los caudillos<br />
montoneros sin dejar uno solo capaz de caminar en dos pie 17 .<br />
San Martín procedió justamente de manera inversa: mantuvo sus contactos<br />
con la montonera, en la que veía, con su fina intuición política, al pueblo en armas.<br />
San Martín mantuvo incesante correspondencia con los caudillos. Rechazando<br />
<strong>las</strong> exigencias porteñas de batir a <strong>las</strong> montoneras, escribe a Artigas: «Mi<br />
sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas». Véanse testimonios<br />
de la admiración sanmartiniana por <strong>las</strong> virtudes militares de Güemes y Artigas en<br />
la obra de Levene. Estanislao López correspondía en los mismos términos a San<br />
Martín. Después de Guayaquil, retirado de la vida pública y residiendo en Mendoza,<br />
San Martín es objeto del odio del grupo rivadaviano. Con su esposa enferma, el<br />
triunfador de Maipo proyecta viajar a Buenos Aires. Estanislao López le escribe:<br />
Sé de una manera positiva, por mis agentes en Buenos Aires,<br />
que a la llegada de V.E. a aquella capital, será mandado juzgar por<br />
el gobierno en un Consejo de Guerra de oficiales generales, por<br />
haber desobedecido sus órdenes de 1819 haciendo la gloriosa<br />
campaña de Chile, no invadir Santa Fe, y la expedición libertadora<br />
del Perú. Para evitar ese escándalo inaudito y en manifestación de<br />
mi gratitud y la del pueblo que presido, por haberse negado V.E.<br />
tan patrióticamente en 1820 a concurrir a derramar sangre de her-<br />
58 | JORGE ABELARDO RAMOS