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Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos

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En historia, como en política, el stalinismo persiste en no ver a <strong>las</strong> masas, ni<br />

en 1820, ni en 1945. Es una verdadera obsesión 6 .<br />

A estos «marxistas» liberales se impone oponerles el pensamiento de Alberdi,<br />

un liberal del que pueden aprender mucho los verdaderos marxistas:<br />

Los pueblos, en aquella época no tenían más jefes regulares y<br />

de línea, que los jefes españoles. No podían servirse de éstos para<br />

hacerse independientes de España: ni de los nuevos militares que<br />

Buenos Aires les enviaba, para hacerse independientes de Buenos Aires.<br />

Alguna vez, temiendo más la dominación de Buenos Aires que<br />

la de España, los pueblos se valían de los españoles para resistir a<br />

los porteños, como sucedió en el Paraguay y en el Alto Perú; y en<br />

seguida echaron a los españoles sin sujetarse a los porteños. Más<br />

de una vez Buenos Aires calificó de reacción española lo que, en<br />

ese sentido, sólo era reacción contra la segunda mira de conquista.<br />

¿Qué hacían los pueblos para luchar contra España y contra Buenos<br />

Aires, en defensa de su libertad amenazada de uno y otro lado? No<br />

teniendo militares en regla, se daban jefes nuevos, sacados de su<br />

seno. Como todos los jefes populares, eran simples paisanos <strong>las</strong><br />

más veces. Ni ellos ni sus soldados, improvisados como ellos,<br />

conocían ni podían practicar la disciplina militar. Al contrario,<br />

triunfar de la disciplina, que era el fuerte del enemigo, por la guerra<br />

a discreción y sin regla, debía ser el fuerte de los caudillos de la<br />

independencia De ahí la guerra de recursos, la montonera y sus<br />

jefes, los caudillos; elementos de la guerra del pueblo; guerra de<br />

democracia, de libertad, de independencia. Antes de la gran<br />

revolución no había caudillos ni montoneras en el Plata. La guerra<br />

de la independencia los dio a luz, y ni ese origen les vale para<br />

obtener perdón de ciertos demócratas. El realismo español fue el<br />

primero que llamó caudillos, por apodo, a los jefes americanos en<br />

que no querían ver generales7 .<br />

De izquierda a derecha, y en la práctica viva que no miente, la historia argentina<br />

resulta así polarizada en la literatura ultrajante fundada por Sarmiento. Los partidos<br />

de hoy reproducen la visión histórica de los partidos de ayer, fundados en <strong>las</strong><br />

mismas c<strong>las</strong>es sociales de la ciudad-puerto. Mitre, López, Juan B. Justo, los<br />

comunistas actuales, ninguno falta en este cuadro de unanimidad asombrosa. El<br />

REVOLUCION Y CONTRARREVOLUCION EN LA ARGENTINA | 53

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