Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos
Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos
42 | JORGE ABELARDO RAMOS
Notas 1 MANUEL UGARTE: El porvenir de América Latina, F. Sempere y Compañía, Editores, Valencia, 1910, p. 18. 2 JOSÉ LEÓN SUÁREZ: Carácter de la revolución americana, Librería «La Facultad», 1919, pág. 48 y ss. 3 SIMÓN BOLÍVAR: Proclamas y Discursos del Libertador, recop. por Vicente Lecuna, Caracas, 1939, p. 315. 4 DANIEL FLORENCIO O’LEARY: Bolívar y las Repúblicas del Sur, Ed. América, Madrid, 1919, p. 95 y ss. 5 Bolívar, en su «Carta a Jamaica», 1815, declaraba su propósito de «formar de todo el mundo nuevo una grandiosa y sola nación, con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo... ¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese entre nosotros lo que el Corinto para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las Repúblicas». Cit. en San Martín Intimo, CARLOS IBARGUREN, p. 134, Ed. Peuser, Buenos Aires, 2ª ed., 1950. 6 JORGE ABELARDO RAMOS: América Latina: Un pais, p. 59. Ed. Octubre, Buenos Aires, 1949. Véase asimismo la biografía de Miranda, por Manuel Gálvez, Ed. Emecé, Buenos Aires y «Adónde va Indoamérica», por Raúl Víctor Haya de la Torre, Ed. Indoamérica, Buenos Aires, 1954, p. 32 y ss. 7 LEÓN TROTSKY: Por los Estados Unidos Socialistas de América Latina, Ed. Coyoacán, Buenos Aires, p. 30. 8 El Espectador, tomo VII, págs. 1061107, Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1929. 9 J. L. SUÁREZ, ob. cit., p.20. 10 CARLOS MARX: La revolución española, p. 9, Ed. en Lenguas Extranjeras, Moscú. 11 Cien años más tarde: «Una arroba de lino valía en poder de nuestros ganaderos hacia la mitad del siglo XVII, 30 reales, y labrada 3.750, es decir, 125 veces más que el valor primitivo. La arroba de encajes de este hilo, delgados y preciosos, llegaba a valer casi tanto como la arroba de oro». Y luego, «España decayó en el siglo XVII de su antigua prosperidad y grandeza. Las flotas y galeones que cargados de oro y plata venían a las Indias, dieron ocasión a que los españoles perdieran su industria y aplicación al trabajo. Esta condición inconsiderada destruyó la agricultura, arruinó las fábricas y trocó en esterilidad la natural abundancia de nuestro suelo. Apenas desembarcaban aquellos tesoros en Sevilla, cuando desaparecían el oro y la plata del reino, mientras que Francia, Inglaterra, Holanda e Italia, y en general las naciones aficionadas a la industria, sin poseer cerros como el Potosí, sangraban a España con sus telares, imán de los metales preciosos»: Historia de la Economía Política en España, Manuel Colmeiro, Madrid, 1863, 2 volúmenes. 12 RODOLFO PUIGGRÓS: La España que conquistó al Nuevo Mundo, p. 120 y ss., B. Costa Amic, Editor, México, D.F., 1961. El mismo autor indica que las ciudades españolas exigieron a Carlos que «aprendiera a hablar castellano». España vivía bajo el flagelo de aventureros flamencos y borgoñones, acólitos del monarca extranjero. Carlos, por lo demás, ya Carlos V, abrió las puertas de la aduana española a la importación de sedas extranjeras y arruinó a la industria española: p. 182, ob. cit. 13 LEÓN TROTSKY: La revolución española y la táctica de los comunistas, p. 54, Ed. Fénix, Madrid, 1933. REVOLUCION Y CONTRARREVOLUCION EN LA ARGENTINA | 43
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1 MANUEL UGARTE: El porvenir de América Latina, F. Sempere y Compañía, Editores, Valencia,<br />
1910, p. 18.<br />
2 JOSÉ LEÓN SUÁREZ: Carácter de la revolución americana, Librería «La Facultad», 1919, pág.<br />
48 y ss.<br />
3 SIMÓN BOLÍVAR: Proclamas y Discursos del Libertador, recop. por Vicente Lecuna, Caracas,<br />
1939, p. 315.<br />
4 DANIEL FLORENCIO O’LEARY: Bolívar y <strong>las</strong> Repúblicas del Sur, Ed. América, Madrid, 1919, p.<br />
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5 Bolívar, en su «Carta a Jamaica», 1815, declaraba su propósito de «formar de todo el mundo<br />
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¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese entre nosotros lo que el Corinto para los griegos! Ojalá<br />
que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de <strong>las</strong><br />
Repúblicas». Cit. en San Martín Intimo, CARLOS IBARGUREN, p. 134, Ed. Peuser, Buenos Aires, 2ª ed.,<br />
1950.<br />
6 JORGE ABELARDO RAMOS: América Latina: Un pais, p. 59. Ed. Octubre, Buenos Aires, 1949.<br />
Véase asimismo la biografía de Miranda, por Manuel Gálvez, Ed. Emecé, Buenos Aires y «Adónde<br />
va Indoamérica», por Raúl Víctor Haya de la Torre, Ed. Indoamérica, Buenos Aires, 1954, p. 32 y ss.<br />
7 LEÓN TROTSKY: Por los Estados Unidos Socialistas de América Latina, Ed. Coyoacán, Buenos<br />
Aires, p. 30.<br />
8 El Espectador, tomo VII, págs. 1061107, Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1929.<br />
9 J. L. SUÁREZ, ob. cit., p.20.<br />
10 CARLOS MARX: La revolución española, p. 9, Ed. en Lenguas Extranjeras, Moscú.<br />
11 Cien años más tarde: «Una arroba de lino valía en poder de nuestros ganaderos hacia la mitad<br />
del siglo XVII, 30 reales, y labrada 3.750, es decir, 125 veces más que el valor primitivo. La arroba de<br />
encajes de este hilo, delgados y preciosos, llegaba a valer casi tanto como la arroba de oro». Y luego,<br />
«España decayó en el siglo XVII de su antigua prosperidad y grandeza. <strong>Las</strong> flotas y galeones que<br />
cargados de oro y plata venían a <strong>las</strong> Indias, dieron ocasión a que los españoles perdieran su<br />
industria y aplicación al trabajo. Esta condición inconsiderada destruyó la agricultura, arruinó <strong>las</strong><br />
fábricas y trocó en esterilidad la natural abundancia de nuestro suelo. Apenas desembarcaban<br />
aquellos tesoros en Sevilla, cuando desaparecían el oro y la plata del reino, mientras que Francia,<br />
Inglaterra, Holanda e Italia, y en general <strong>las</strong> naciones aficionadas a la industria, sin poseer cerros<br />
como el Potosí, sangraban a España con sus telares, imán de los metales preciosos»: Historia de la<br />
Economía Política en España, Manuel Colmeiro, Madrid, 1863, 2 volúmenes.<br />
12 RODOLFO PUIGGRÓS: La España que conquistó al Nuevo Mundo, p. 120 y ss., B. Costa Amic,<br />
Editor, México, D.F., 1961. El mismo autor indica que <strong>las</strong> ciudades españo<strong>las</strong> exigieron a Carlos que<br />
«aprendiera a hablar castellano». España vivía bajo el flagelo de aventureros flamencos y borgoñones,<br />
acólitos del monarca extranjero. Carlos, por lo demás, ya Carlos V, abrió <strong>las</strong> puertas de la aduana<br />
española a la importación de sedas extranjeras y arruinó a la industria española: p. 182, ob. cit.<br />
13 LEÓN TROTSKY: La revolución española y la táctica de los comunistas, p. 54, Ed. Fénix, Madrid,<br />
1933.<br />
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