Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos
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ación nunca, o pocas veces; pues la conversación cae con este<br />
comienzo: «Con Urquiza nada puede hacerse» 40 .<br />
El sanjuanino Sarmiento, como Paz el cordobés, se había hundido en el pantano<br />
dorado de Buenos Aires. Bien lo veían, pero si hablaban, dejaban de comer. En el<br />
mismo Epistolario de Sarmiento y Posse, el sanjuanino decía a su amigo:<br />
Mi situación es la más precaria. No represento nada. No estoy<br />
con la opinión ni me atrevo a contrariarla porque al día siguiente<br />
no tendría ni un suscriptor 41 .<br />
¡Y esto lo decía nada menos que Sarmiento, el más agresivo de los publicistas<br />
argentinos, el más independiente y el más «loco»! Tal era la atmósfera de opulencia<br />
y sordidez, de mercantilismo y frivolidad que se respiraba en la ciudad filistea.<br />
Que <strong>las</strong> cosas no cambiarían durante 30 años, lo probaría la crisis del ’80.<br />
El propio doctor Ramón J. Cárcano, cuya prudencia crítica hacia Mitre es<br />
conocida, no ha podido evitar un juicio objetivo sobre la política porteña,<br />
representada en la figura de Valentín Alsina. Para éste «la patria se reducía al suelo<br />
en que nació... ‘sólo pensó en la patria chica’, la bandera que veintitrés años<br />
después todavía levantó Tejedor, el último abencerraje de la política regional» 42 .<br />
A este mismo Carlos Tejedor lo veremos actuar más tarde, en la revolución<br />
del 80, como representante de esos intereses localistas. Frente a la Confederación<br />
Argentina y su presidente Urquiza, Tejedor demostraría que pertenecía a la escuela<br />
de Rivadavia, Mitre y Alsina: «No hemos de consentir, exclama, ser gobernados<br />
por un chino, ni un japonés, ni en el estado actual, por un provinciano».<br />
Nuevos partidos porteños: pandilleros y chupandinos<br />
El separatismo porteño había encontrado en el partido liberal a su expresión<br />
política más acabada. Este partido era la prolongación histórica del unitarismo<br />
clásico, sino por sus hombres, al menos por sus ideas. Del partido liberal saldría<br />
luego el mitrismo. Su plana mayor estaba formada por Valentín Alsina, Mitre,<br />
Obligado, Rufino de Elizalde, Vélez Sársfield, el uruguayo Juan Carlos Gómez. El<br />
propio Sarmiento, a regañadientes, militaba en el partido liberal, y era su más<br />
eficiente y temible periodista. ¡Unitarios, rosistas y «jóvenes» de Mayo, todos<br />
juntos!<br />
REVOLUCION Y CONTRARREVOLUCION EN LA ARGENTINA | 189