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Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos

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Después del asesinato del general Costa, Mitre fue premiado con un<br />

álbum y un banquete en el Club del Progreso. Los agiotistas del puerto<br />

saludaban a su salvador.<br />

No habrá mejor testimonio sobre el estado del espíritu público en el<br />

Buenos Aires separatista de esos años, que reproducir unos párrafos<br />

entresacados de una carta de Sarmiento a su amigo tucumano Pepe Posse, el<br />

15 de junio de 1856:<br />

No hablemos de Buenos Aires. Nada hay que esperar de él,<br />

precisamente porque todo lo tiene, sino es inteligencia y previsión.<br />

¿Qué podéis esperar de un pueblo que sin gobierno, sin prensa<br />

útil; sin administración, sin ejército, casi, emprende a la vez la construcción<br />

de un muelle, un camino de hierro, un alumbrado de gas,<br />

una aduana, varios templos, diez leguas de empedrados; 1.500<br />

edificios particulares; y que dobla <strong>las</strong> entradas de aduanas; tiene<br />

doce millones de depósitos particulares en el banco; y recibe tres<br />

mil inmigrantes por mes que gastan 12 reales de plata diarios, y los<br />

trabajos se suspenden por falta de brazos? ¿Qué van a decirle de<br />

provincia, nación, Urquiza y puterías, a quien tiene a la Ida y a la<br />

Biscachianti en la Opera luchando, con dobles entradas, a la compañía<br />

española y a la Hispanoamericana en el drama, y a más de<br />

dos clubs, y la filarmónica y exhibiciones en la Sociedad de Beneficencia,<br />

y comunión de los enfermos del Hospital a donde concurren<br />

por millares <strong>las</strong> señoras a derramar lágrimas de contento y de<br />

entusiasmo? ¿Qué contarle de miseria a un pueblo que, amenazado<br />

por los indios, que le arrebatan cien mil cabezas de ganado de<br />

un golpe, y deja que un agiotista compre doscientas mil onzas de<br />

oro, <strong>las</strong> sustraiga del mercado y <strong>las</strong> haga subir de 335 a 367 en<br />

quince días y bajar a 350 de ayer a hoy? ¿Vas a hablarle a este<br />

pueblo de Urquiza, el Congreso y todas esas majaderías?<br />

Yo estoy aquí como en mi casa en Chile, estimado de todos,<br />

como estiman a cualquier otro. Más sensación hizo mi presencia en<br />

el Morro y en Río Cuarto que aquí. Estoy bien, saludo a todos, me<br />

saludan, me agasajan, se complacen que venga a habitar en este<br />

país. Si les digo que son unos malvados, me hallan razón y me<br />

ofrecen un habano. En seguida se habla la Biscachianti, de Portela,<br />

del precio de <strong>las</strong> onzas de oro, de Urquiza, de vos, y de la Confede-<br />

188 | JORGE ABELARDO RAMOS

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