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Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos

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sublevaba en la campaña bonaerense. Levantaba la bandera de la unidad nacional,<br />

con el apoyo del gauchaje federal, de la plebe rosista y de los sectores agrarios<br />

más independientes del comercio exterior.<br />

La ciudad mercantil se dispuso a organizar una tercera Troya 26 Apretando<br />

nerviosamente los cordones de la bolsa, los comerciantes llamaron a la defensa.<br />

Por el rabillo del ojo miraban a la Sacra Aduana, que los bárbaros querían<br />

nacionalizar. Se cavaron trincheras, se congregaron milicias. Los diarios publicaban<br />

cotidianamente editoriales inflamados. El coronel Mitre se convirtió en esos días<br />

en el caudillo de la ciudad.<br />

A caballo una vez y con los pies bien afirmados en los estribos<br />

–dirá luego– Me quité en media calle el frac negro de ministro y me<br />

puse la casaca militar que me trajo un sobrino de Rosas, que quiso<br />

ser mi ayudante. Otro sobrino de Rosas me alcanzaba mi espada y<br />

mis pisto<strong>las</strong> 27 .<br />

En la defensa de Buenos Aires coinciden todos, el enemigo del tirano y los<br />

sobrinos de éste, que ya no era «tirano» sino Rosas, al menos en ese momento 28 .<br />

Pero al movimiento de Lagos le escaseaban los recursos que le sobraban a<br />

la ciudad-estado. Urquiza corrió en socorro de Lagos: por medio de una escuadra<br />

dirigida por un marino yanqui llamado John Halted Coe, bloqueó el puerto de Buenos<br />

Aires.<br />

Como era lógico esperar, dicho marino era un «condottiero»: esta lucha civil<br />

no era la suya. Imposibilitado para romper el bloqueo que ahogaba su Aduana, el<br />

gobierno porteño acudió a una estrategia que el General Paz no pudo aceptar sin<br />

repugnancia. Esta consistió, lisa y llanamente, en sobornar al jefe de la escuadra.<br />

La Sala de Representantes autorizó al Poder Ejecutivo a emitir 76 millones de<br />

pesos para gastos. Este eufemismo cubría legalmente la operación incruenta de<br />

esta guerra de tenderos. El Comodoro Coe se vendió por 26.000 onzas de oro 29 .<br />

Paz, que no era unitario, sino un argentino de Córdoba, en el ocaso de su vida<br />

frustrada comentó amargamente: «Este es el mayor sacrificio que pueda hacer<br />

por mi patria» 30 . ¿Cuál era su patria? ¿Buenos Aires?<br />

Urquiza se encontró batido por los métodos fenicios de la ciudad experta en<br />

transacciones, que hacía un negocio de la política y de la guerra. El bloqueo<br />

marítimo estaba deshecho por la maniobra. El caudillo entrerriano diría en una<br />

proclama: «¡Esta es la primera vez que se trafica con la bandera gloriosa de<br />

la patria!». No era la primera vez, ni seria la última. Mitre, Torres y Alsina,<br />

REVOLUCION Y CONTRARREVOLUCION EN LA ARGENTINA | 183

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