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Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos

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Inmediatamente de asumir el cargo, Alsina hace dictar una ley por la cual «la<br />

provincia de Buenos Aires no reconoce ni reconocerá ningún acto de los<br />

diputados de Santa Fe, como emanados de una autoridad nacional convocada<br />

e instalada debidamente» 21 . Así fue cómo la provincia de Buenos Aires rompió<br />

con la Confederación Argentina 22 . Al retirar a Urquiza el manejo de <strong>las</strong> Relaciones<br />

Exteriores conferido por la voluntad de todas <strong>las</strong> provincias, se otorgaba a sí<br />

misma el carácter de estado independiente y soberano, apto para entenderse con<br />

<strong>las</strong> potencias extranjeras a espaldas del país. Era la política rivadaviana, llevada<br />

hasta sus últimas consecuencias. En ningún momento la unidad argentina estuvo<br />

tan amenazada como en ese período que se extiende desde el motín del 11 de<br />

septiembre hasta el crepúsculo de Pavón. En esta última batalla Urquiza rendiría<br />

<strong>las</strong> armas nacionales a la soberbia portuaria. La fusión de los partidos bonaerenses<br />

fue instantánea, pues todos ellos gozaban del común privilegio.<br />

Para penetrar la verdadera naturaleza del golpe del 11 de septiembre –la<br />

fatuidad porteña daría ese nombre funesto a una plaza central de la capital argentina–<br />

es preciso señalar la inquebrantable solidaridad que se estableció entre los antiguos<br />

rosistas y los unitarios emigrados, alrededor de la defensa de los intereses del<br />

puerto. El monstruoso triunfo es festejado con un acto público en el Teatro Coliseo.<br />

En su escenario se abrazan simbólicamente <strong>las</strong> figuras más representativas de esa<br />

hora: Lorenzo Torres, legislador servil de Rosas, su favorito en la Legislatura<br />

unánime, y Valentín Alsina, un rivadaviano valetudinario, porteño típico. Llamóse<br />

a este encuentro el «abrazo del Coliseo» 23 . Todos se habían hecho antiurquicistas.<br />

Un cambio de frente tan radical obedecía a que la política del entrerriano abrazaba<br />

ciertos intereses nacionales. Urquiza tendía a sustraer forzosamente a Buenos<br />

Aires porciones de su anterior dominio. Por eso estalló el motín de los mercaderes 24 .<br />

Mientras el Congreso de Santa Fe sesionaba para dotar de una carta<br />

constitucional a la República, el Estado de Buenos Aires (como se llamaba a sí<br />

mismo en sus documentos oficiales) organizaba la guerra. En posesión de los<br />

cuantiosos recursos proporcionados por la Aduana porteña levantó un ejército a<br />

<strong>las</strong> órdenes del General Hornos, que invadió la provincia de Entre Ríos. Una<br />

escuadrilla lo condujo desde Buenos Aires. El general José María Paz, vencido,<br />

espectral, desdeñando su pasado, también había puesto su espada al servicio de<br />

los separatistas, haciéndose perdonar el Motín de Arequito: ¡era Ministro de Guerra<br />

de Buenos Aires! La intentona porteña fracasó y el Congreso de Santa Fe pudo<br />

terminar su labor. La Constitución Nacional fue jurada el 1 de mayo de 1853,<br />

excepto por la provincia de Buenos Aires.<br />

El «Estado» de Buenos Aires abocóse a la tarea de organizarse como<br />

«nación» independiente 25 . Pero al mismo tiempo, el General Hilario Lagos se<br />

182 | JORGE ABELARDO RAMOS

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