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Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos

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Notas<br />

1 RICARDO ROJAS: El profeta de la pampa, p. 406. Ed. Losada, Buenos Aires, 1951.<br />

2 AGUSTÍN RIVERO ASTENGO: Ensayo biográfico sobre Carlos Pellegrini, p. 32, en Obras de<br />

Pellegrini, Tomo I, Ed. del Jockey Club de Buenos Aires 1951.<br />

3 Ibídem, 23, I.<br />

4 UN INGLES: Cinco años en Buenos Aires (1820-1825). p. 55. Ed. Solar. Buenos Aires, 1942.<br />

5 Dice el inglés Parish: «El Río de la Plata debe considerarse como el más rico mercado que se<br />

nos ha abierto desde la emancipación de <strong>las</strong> colonias españo<strong>las</strong>, si consideramos no sólo la cantidad<br />

de <strong>las</strong> manufacturas que aquel país consume, sino también <strong>las</strong> grandes cantidades de materias primas<br />

de retorno proveyendo a nuestros manufactureros de nuevos medios de producción y provecho.<br />

También ha resultado ventajoso para nuestros intereses marítimos el no tener los hijos del país<br />

buques mercantes de su propiedad, obteniendo nuestros buques la conducción de ida y vuelta», cit.<br />

por ADOLFO DORFMAN, en «Historia de la industria argentina», Ed. Escuela de Estudios Argentinos,<br />

Buenos Aires, Biblioteca Servir, 1942, p. 46. Por su parte, Alejandro Bunge señala que «los tejidos<br />

británicos de algodón se difundieron luego de tal manera que en 1830 alcanzaban a 11 millones de<br />

yardas, con un valor de 325.000 libras esterlinas» V. BUNGE, «<strong>Las</strong> relaciones económicas argentinas<br />

con Gran Bretaña durante un siglo», en Revista de Economía Argentina, Año XIX, Nº 224, febrero de<br />

1937, tomo XXXVI.<br />

6 DORFMAN, ob. cit., p. 51.<br />

7 «Desde ese día data la política de un partido localista de Buenos Aires, empeñado en mantener<br />

el bloqueo de <strong>las</strong> provincias por medio de la conservación del régimen colonial de navegación interior<br />

porque de ese modo no se arrebataba a Buenos Aires el monopolio del comercio de los pueblos<br />

mediterráneos, y la recaudación y empleo de la renta nacional». OLEGARIO V. ANDRADE, «<strong>Las</strong> dos<br />

Políticas», Buenos Aires, 1957, p. 54. Ed. Devenir.<br />

8 Alberdi: Escritos póstumos, Ed. Francisco Cruz, Buenos Aires, 1901. Tomo XVI: «le oí decir<br />

(a Rosas) que Anchorena, al acercarse Urquiza a Buenos Aires, le dijo que si triunfaba Urquiza ‘no le<br />

quedaba más remedio que agarrarse de los faldones de la casaca de Urquiza y correr su suerte aunque<br />

fuese al infierno’, y que en seguida lo abandonó. Recordó que toda su fortuna la había hecho bajo su<br />

influencia».<br />

9 ROSA, ob. cit., p, 62.<br />

10 INGENIEROS, ob. cit., 63 III. V. en relación al stalinismo mitrista, el trabajo de Juan José Real<br />

en Revista de Historia. Buenos Aires, 1957, Nº 2 p. 63, bajo el título Notas sobre caudillos y<br />

montoneras.<br />

11 BURGUIN, ob. cit., p. 16G: «Habría una cosa evidente: que Buenos Aires no tenía nada que<br />

ofrecer salvo servicios de intermediarios, los cuales con un régimen proteccionista serían en gran<br />

parte innecesarios. El porvenir económico de Buenos Aíres dependía por lo tanto, más bien del<br />

fortalecimiento de sus relaciones comerciales con Europa que de la expansión de <strong>las</strong> provincias del<br />

interior. La adopción de una política de protección, como la que pedía el interior, presentaba para<br />

Buenos Aires la perspectiva de restablecer <strong>las</strong> condiciones que regían antes de la revolución. Por lo<br />

tanto, a Buenos Aires no le quedaba otra alternativa que la de mantener abierto el puerto».<br />

REVOLUCION Y CONTRARREVOLUCION EN LA ARGENTINA | 169

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