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Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos

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Yo era, dice, el único oficial del ejército argentino que en la<br />

campaña ostentaba una severidad de equipo estrictamente europea.<br />

Silla, espue<strong>las</strong>, espada bruñida, levita abotonada, guantes quepí<br />

francés, paletot en lugar de poncho, todo yo era una protesta contra<br />

el espíritu gauchesco... Esto que parece una pequeñez, era una<br />

parte de mi plan de campaña contra Rosas y los caudillos, seguido<br />

al pie de la letra, discutido con Mitre y Paunero y dispuesto a hacerle<br />

triunfar sobre el chiripá, si permanezco en el ejército... y para<br />

acabar con estos detalles de mi propaganda culta, elegante y europea<br />

en aquellos ejércitos de apariencias salvajes, debo añadir que<br />

tenía botas de goma, tienda fuerte y bien construida, catre de hierro,<br />

ve<strong>las</strong> de esperma, mesa, escritorio y provisiones de boca 56 .<br />

El mejicano Carlos Pereyra observó que «lo único que le faltaba era<br />

música de Offenbach para inmortalizarse en todos los escenarios del<br />

universo». En <strong>las</strong> «Memorias» del General César Díaz, dicho militar refiere la<br />

frialdad con que el pueblo de la campaña bonaerense recibió a <strong>las</strong> fuerzas de<br />

Urquiza. Al recordar una conversación sostenida con el vencedor de Caseros,<br />

escribe el General Díaz:<br />

Se trató primero de la triste decepción que acabamos de<br />

experimentar respecto del espíritu de que habíamos supuesto<br />

animada a la provincia de Buenos Aires. El general se quejaba y<br />

con razón, de que no había encontrado en ella la menor<br />

cooperación, la más leve muestra de simpatía. «Si no hubiera sido,<br />

dijo, el interés que tengo en promover la organización de la<br />

república, ya hubiera debido concertarme aliado a Rosas, porque<br />

estoy persuadido de que es un hombre muy popular en este país. Y<br />

en efecto ¿cómo explicar de otra manera el indiferentismo que<br />

habían ostentado ante nosotros <strong>las</strong> poblaciones que habíamos<br />

atravesado y la absoluta concurrencia de todos los habitantes de<br />

la campaña a <strong>las</strong> fi<strong>las</strong> del tirano?<br />

En cuanto a mí, tengo una profunda convicción, formada por<br />

los hechos que he presenciado, de que el prestigio de su poder en<br />

1852 era tan grande o mayor tal vez de lo que había sido diez años<br />

antes, y que la sumisión, y que aún la confianza del pueblo en la<br />

superioridad de su genio no le había abandonado jamás57 .<br />

166 | JORGE ABELARDO RAMOS

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