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Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos

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Producto de la actividad práctica de los hombres, la historia puede ser<br />

descifrada por los hombres. Antes que Marx, ya lo había observado Vico; pero<br />

los hombres que hacen libremente la historia, se desenvuelven en ella bajo<br />

condiciones que heredan. Y esta interacción entre la libertad y la necesidad, entre<br />

la voluntad y la ley, entre el pasado y el presente está impregnada por los intereses<br />

de c<strong>las</strong>e que determinan no sólo a los héroes históricos sino también a sus cronistas<br />

y escoliastas. Por eso resulta tan vana la pretensión de una historia científica que<br />

ignore la trama económica de la sociedad y la superestructura política, cultural y<br />

jurídica que sobre aquélla reposa. Revisionistas y liberales han concluido por<br />

magnificar la estatura histórica de Rosas en su negativa común a examinar <strong>las</strong><br />

bases sociales y regionales del personaje. Y su propia c<strong>las</strong>e social –la ganadería<br />

bonaerense– lo traicionó al concluir su ciclo, abandonándolo a su suerte y lapidando<br />

históricamente a su más grande político. 8<br />

Los intereses políticos y económicos de su época se han traducido a la<br />

nuestra bajo nuevas formas. Esos intereses presionan para desfigurar a Rosas y<br />

establecer ante los contemporáneos una opción extorsiva: tirano sangriento o<br />

patriota insigne. Simplificaciones de este género ocultan al espectador el cuadro<br />

íntimo de la época que se intenta revelar.<br />

Primo de los Anchorena, nacido en el riñón mismo de los grandes ganaderos<br />

bonaerenses, con su personalidad formada en el medio rural, se hizo «gaucho»<br />

por sus destrezas en <strong>las</strong> mil artes del jinete y por su astucia pampa, Rubio, esbelto,<br />

de un perfil cesáreo, frío, de una frialdad razonante, esta mezcla de gaucho y de<br />

patricio subió al poder en brazos de orilleros, aristócratas y negros: «los<br />

compadritos lo elevaron» diría Sarmiento. El indiscutible prestigio de Rosas en<br />

la campaña, no ha sido desmentido jamás.<br />

Recordemos que la ley de vagancia de 1815, dictada por los intereses<br />

ganaderos, ponía fuera de la ley al viejo gaucho nómade que no acreditase su<br />

condición de propietario. La modificación técnica y económica de la ganadería,<br />

no sólo comercializa el cuero, sino que obliga a industrializar la carne. Este proceso<br />

pone precio al producto y convierte el carneo libre en delito.<br />

El gaucho debe optar entre ser enviado a la frontera cinco años para pelear<br />

al indio, o ingresar en la órbita de un gran estanciero. Rosas los protegió de <strong>las</strong><br />

persecuciones desatadas por la ley de vagancia; a gran parte de ellos los transformó<br />

en peones de sus estancias, incorporándolos a un orden económico cristalizado.<br />

A la mayoría, más chúcara, la organizó en legiones militares, empleándo<strong>las</strong><br />

indistintamente contra los indios o en <strong>las</strong> discusiones civiles. Ofreció así un oficio<br />

permanente a los que no tenían ninguno, y que por la expansión del sistema<br />

ganadero y de la propiedad de la tierra habían perdido el derecho de carnear sin<br />

142 | JORGE ABELARDO RAMOS

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