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Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos

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La tierra purpúrea que Inglaterra perdió<br />

<strong>Las</strong> masas y <strong>las</strong> <strong>lanzas</strong> estaban de pie. La indignación general de los caudillos<br />

contra el despótico poder porteño, erigido sobre arena, llevó al espíritu de Rivadavia<br />

la convicción de que sólo una paz a toda costa con el Brasil podría permitirle<br />

desviar <strong>las</strong> tropas argentinas comprometidas en la guerra nacional para sofocar la<br />

guerra civil. Esta necesidad interior de la burguesía comercial porteña respondía<br />

perfectamente a los planes de la diplomacia británica en el Río de la Plata.<br />

El General Alvear había obtenido un decisivo triunfo en la batalla de Ituzaingó.<br />

Se estaba a sólo un paso de reintegrar la Banda Oriental al seno de <strong>las</strong> Provincias<br />

del Río de la Plata. El más negro pesimismo reinaba en la Corte de Río. <strong>Las</strong><br />

tropas brasileñas estaban desconcertadas y eran impotentes para resistir un nuevo<br />

empuje argentino. Esa fue una hora histórica. En tales circunstancias, Rivadavia<br />

decidió enviar a su Ministro, el Dr. Manuel José García, a negociar apresuradamente<br />

la paz ante la Corte Imperial de Río de Janeiro Esta actitud inesperada, en la que<br />

el vencedor pide la paz al vencido, llenó de asombro y regocijo al Emperador.<br />

El sesgo favorable que había tomado el curso de la guerra para <strong>las</strong> armas<br />

argentinas no podía satisfacer a la política inglesa, por otra parte. Era una vieja<br />

opinión del Ministro de Colonias británico, que el Río de la Plata no podía quedar<br />

bajo el control de un solo país. También el Imperio del Brasil, influido por los<br />

ingleses, se oponía tradicionalmente a la consolidación de un poderoso Estado en<br />

la cuenca del Plata. Para Gran Bretaña era de alto interés imperial introducir una<br />

cuña en el río, llave del interior sudamericano, en forma tal que su comercio y su<br />

diplomacia contro<strong>las</strong>en un puñado de pequeños estados para desplegar su juego<br />

de dominación sobre todos ellos. En un alarde de franqueza cínica, Lord Ponsomby<br />

había confesado al argentino José María Roxas y Patrón:<br />

El gobierno inglés no ha traído a la América a la familia Real<br />

de Portugal para abandonarla, y la Europa no consentirá jamás,<br />

que sólo dos Estados, el Brasil y la Argentina, sean dueños exclusivos<br />

de <strong>las</strong> costas orientales de América del Sur desde más allá del<br />

Ecuador hasta el Cabo de Hornos 33 .<br />

Educado en la escuela europea, por la que sentía una típica admiración<br />

colonial, Manuel José García, antiguo contertulio en Río de Janeiro de Lord<br />

Stranford, fue el agente natural de la política inglesa de fragmentación nacional en<br />

el Sur. Rivadavia exigía la paz en seguida. La sorpresa del Emperador brasileño<br />

114 | JORGE ABELARDO RAMOS

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