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Libro 1 - Las Masas y las lanzas - Jorge Abelardo Ramos

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caudillo lo recibió sentado en el umbral de su casa, descalzo, con chiripá y vincha,<br />

en camiseta y tomando mate 25 . Le ofreció un amargo al afanoso y estupefacto<br />

enviado porteño, pero se negó a recibir el desdichado pliego constitucional.<br />

Entre Ríos desconocía por medio de su Legislatura la Constitución unitaria,<br />

agregando que estaba al mismo tiempo dispuesta a contribuir con sus fuerzas al<br />

sostenimiento de una guerra nacional contra el Imperio brasileño.<br />

La guerra civil en el interior ya había sido preparada por la fracción rivadaviana<br />

de Buenos Aires, estrechamente vinculada a varios militares, entre ellos el general<br />

Lamadrid. Este oficial –un soldado sin seso, con un apetito de aventuras siempre<br />

despierto– había sido enviado poco antes por el Gobernador <strong>Las</strong> Heras para<br />

organizar algunos cuerpos destinados a la lucha con el Brasil. Pero, en realidad,<br />

Lamadrid utilizó su mandato para dar un golpe de Estado en Tucumán. Depuso al<br />

gobernador Javier López y se instaló en la primera magistratura de esa provincia<br />

con el objeto de ofrecer a la secta unitaria porteña un importante punto de apoyo<br />

militar en el Interior sublevado.<br />

Instantáneamente se levantaron en armas Ibarra, Bustos y Quiroga y con<br />

ellos los pueblos de <strong>las</strong> provincias del Norte. Es el momento en que revé<strong>las</strong>e en<br />

escala nacional la personalidad política y militar del General Juan Facundo Quiroga.<br />

Sarmiento ha contribuido con el valor artístico de su «Facundo» a elaborar la<br />

leyenda fascinante y maligna de la barbarie de chiripá. No será un simple accidente<br />

que los estudiantes argentinos se nutran en esa versión oficial de nuestra epopeya<br />

gauchesca. No era Facundo ese gaucho de barba impresionante, oliendo a tabaco<br />

rústico y vino carlón, con habla carajeadora y bota reseca de potro, sediento de<br />

sangre, que Sarmiento dibuja en su panfleto célebre. Si el sanjuanino no conocía<br />

la pampa más que de oídas, lo que no impidió que su genio de escritor la describiese,<br />

tampoco su versión de Facundo respondía al hombre real, ni a la verdad histórica.<br />

Como todos los caudillos argentinos, Facundo había hecho sus primeras armas<br />

en los ejércitos de la Independencia americana. Soldado del Regimiento de<br />

Granaderos a Caballo a <strong>las</strong> órdenes del General San Martín, capitán de milicias<br />

en La Rioja, colaborador del ejército de Belgrano, auxiliar con su padre de los<br />

ejércitos del Perú, benemérito de la patria, según un decreto de Pueyrredón, Juan<br />

Facundo Quiroga procedía de una familia de pequeños terratenientes de situación<br />

holgada, en relación con el carácter paupérrimo de los llanos esteparios;<br />

circunstancialmente, en la provincia de San Luis, Quiroga interviene en la represión<br />

del levantamiento de los prisioneros españoles que habitaban esa ciudad, y es<br />

factor decisivo en el aniquilamiento de esa conjuración.<br />

Mientras <strong>las</strong> llamas de <strong>las</strong> guerras civiles devoran el país, el joven militar y<br />

terrateniente provinciano vive consagrado a <strong>las</strong> labores rurales, siguiendo con<br />

REVOLUCION Y CONTRARREVOLUCION EN LA ARGENTINA | 109

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