Leer - Revista Pensamiento Penal

la como un derecho del condenado 14 -compartiendo ese rótulo con las salidas transitorias
por su ubicación común en el período de prueba y a semejanza de la moderna
concepción de idéntica naturaleza de la libertad condicional-, 15 como una muestra de
su coherencia con las características del régimen progresivo al ser la única manera de
que el mismo pueda ser realmente dirigido por la propia conducta del interno en base
a sus aspiraciones, 16 y lo que significará que una vez acreditada su procedencia, el
órgano judicial no debe negar su concesión.
2. Finalidad del instituto.
LUIS R. GUILLAMONDEGUI
La realidad penitenciaria es por demás explicativa de las verdaderas posibilidades
del sistema penitenciario de cara a la pretendida resocialización expuesta como meta
por el legislador. 17 Ello significó la preocupación constante de la doctrina científica
plasmada en la búsqueda de alternativas a la prisión o al menos sistemas de ejecuciones
de la pena privativa de la libertad de características mas atenuadas, apareciendo
en este segundo aspecto una serie de propuestas, 18 entre ellas la semilibertad, la cual
permite conciliar las exigencias del cumplimiento de la pena y la disminución de los
efectos negativos de la prisionización.
Ahora bien, la relación entre semilibertad y resocialización es sumamente estrecha.
Sabemos que se procura alcanzar la resocialización a través de la implementación
del tratamiento, pero también resulta necesario la organización de un régimen sobre
la base de equiparar en lo posible las condiciones de vida del establecimiento con las
14 La posición de la doctrina europea y la nacional en relación a la naturaleza jurídica de las salidas transitorias y
“extensible” a la de la semilibertad por las razones enunciadas, CESANO, JOSÉ D., “Los requisitos para la concesión de
las salidas transitorias en la nueva ley 24.660 y el principio de legalidad de la ejecución” (A propósito de ciertos criterios
jurisprudenciales) en Opúsulos de derecho penal y criminología, N° 82, Córdoba, Marcos Lerner, 1999, pp. 18/20.
15 Entre otros, LAJE ANAYA-GAVIER, Notas al Código Penal, Tomo I, Córdoba, Lerner, 1994, p. 68.
16 CERUTI-RODRÍGUEZ, Ejecución de la pena privativa de la libertad. (ley 24.660), Buenos Aires, La Rocca, 1998, p. 88.
17 Los destinos presupuestarios cuando están dirigidos a las prisiones suelen dirigirse a la satisfacción de necesidades
de seguridad mas que a programas reeducadores, la subcultura carcelaria que se expresa con el conocido “código del
recluso”, la influencia creciente de la droga en las prisiones, la propagación del sida, etc., nos marcan un panorama
que nos permite afirmar que “la prisión actual, lejos de resocializar, acentúa la desocialización y marginación de los
internos”. DE LA CUESTA ARZAMENDI, JOSÉ L., “El régimen abierto” en Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales,
Tomo XLIX, Madrid, 1996, p. 59/60.
18 Vg.: los arrestos domiciliarios, la semidetención, el arresto de fin de semana, los trabajos comunitarios y la ejecu-
ción abierta (compatible con nuestra semilibertad).
CUADERNOS DE DERECHO PENAL
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