Historia - Revista Historia - Universidad de Costa Rica
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siglo XIX: movían trillas y carretas, traían caña, plátanos y frutas; cada beneficio artesanal<br />
requería como mínimo <strong>de</strong> una o dos yuntas <strong>de</strong> bueyes. No obstante, por regla general, las<br />
yerbas <strong>de</strong> alimentación <strong>de</strong>l ganado vacuno eran malas y los animales andaban flacos, aporreados<br />
y llenos <strong>de</strong> garrapatas, lo que asustó a muchos productores, al intentar hacer frente<br />
a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l suelo. También, la basura podrida <strong>de</strong> los patios y las <strong>de</strong>yecciones<br />
fecales sirvieron como fertilizantes. A medida que la fertilidad natural <strong>de</strong> las tierras fue<br />
perdiéndose, el estiércol escaseaba terriblemente, hasta el grado <strong>de</strong> convertirse en moneda<br />
<strong>de</strong> cambio, como <strong>de</strong> manera gráfica lo refleja esta gacetilla:<br />
50<br />
“Ganga para los dueños <strong>de</strong> caballerizas. Las personas que quieran mandar á la hacienda <strong>de</strong>l<br />
Mojón <strong>de</strong> los señores Pinto una carretada <strong>de</strong> estiércol se les dará en cambio una carretada<br />
<strong>de</strong> caña que cortará el mismo mozo que mandan, a su satisfacción”. 46<br />
A principios y mediados <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> 1880, surgieron dos hipótesis muy diferentes,<br />
pero que juntas proporcionan un buen ejemplo por explicar el enigma <strong>de</strong> los bajos<br />
rendimientos. La primera <strong>de</strong> ellas fue planteada en 1881, por P. Dabry <strong>de</strong> Thiersant, quien<br />
fuera encargado <strong>de</strong> negocios <strong>de</strong> Francia en Centro América: a su juicio la mayor parte <strong>de</strong><br />
los terrenos <strong>de</strong> <strong>Costa</strong> <strong>Rica</strong>, estaban agotados por el prolongado cultivo y <strong>de</strong>mandaban el<br />
empleo <strong>de</strong> abonos. Por su parte, en 1889, Cruz Blanco, en dos entregas publicadas en La<br />
República que tenían por título “Defensa al café”, planteó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un ángulo técnico todos<br />
los problemas <strong>de</strong> los cafetales <strong>de</strong> la época. Aunque en algunos puntos coincidió con el<br />
diplomático galo, verbigracia, la utilización <strong>de</strong> abonos, su ataque se enfocaba en las rutinas<br />
establecidas por los productores. En su opinión, el “sistema <strong>de</strong> palear al tablero” y la<br />
utilización <strong>de</strong> musáceas y árboles frutales como sombra para el café eran costumbres mal<br />
entendidas. Loablemente, los artículos <strong>de</strong> Cruz Blanco son los primeros gritos en recomendar<br />
las ingas, en especial, los cuajiniquiles ver<strong>de</strong>s, pues resultaban más convenientes. 47<br />
Este pequeño recorrido por las márgenes <strong>de</strong> la crisis <strong>de</strong> 1878-1885, muestra que al<br />
comenzar la década <strong>de</strong> los años ochenta ocurrió, o al menos inició, un cambio en la caficultura<br />
costarricense. Con la caída <strong>de</strong> los precios internacionales y la disminución <strong>de</strong> los<br />
rendimientos concluye el ciclo <strong>de</strong> muchas unida<strong>de</strong>s productivas dominadas por los factores<br />
naturales y comienza la época <strong>de</strong> modificaciones técnicas en el cultivo.<br />
Las “factorías” <strong>de</strong> la década <strong>de</strong>l ochenta<br />
Regresando <strong>de</strong> nuevo al análisis <strong>de</strong> las instalaciones <strong>de</strong>l procesamiento <strong>de</strong>l grano,<br />
y zambulléndonos en mayores <strong>de</strong>talles sobre los efectos <strong>de</strong> los artilugios mo<strong>de</strong>rnos, es<br />
conveniente resaltar algunos elementos útiles para abrir una ventana y mirar más lejos<br />
todo el significado que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista económico y social, tuvo el impacto <strong>de</strong> la<br />
introducción <strong>de</strong> máquinas. En contraste con los numerosos trabajos que relatan la historia<br />
<strong>de</strong>l beneficiado <strong>de</strong>l grano ligada a unos cuantos individuos, sostenemos una tesis diferente<br />
a esos estudios. En primer lugar, a juzgar por la inmensa cantidad <strong>de</strong> pequeños beneficios<br />
y tanques <strong>de</strong> lavar que tenían nuestros antiguos cafetaleros <strong>de</strong>bemos inferir que a nivel <strong>de</strong><br />
la finca convivían el trabajo agrícola e industrial. Los granos aquí se lavaban y <strong>de</strong>spulpaban<br />
con mayor o menor perfección, en unos casos con cacharros rudimentarios y en otros<br />
<strong>Revista</strong> <strong>Historia</strong>, ISSN: 1012-9790, No. 55-56, enero-diciembre 2007. / pp. 39-71