13 de Julio 2012 - La Palabra Israelita

WWW.LAPALABRAISRAELITA.CL CULTURA
Ariel se prepara para un nuevo cortometraje.
Nos recibe un domingo en una
casa en Ñuñoa, en la que grabará un
nuevo personaje, uno más que sumará
a su lista de protagónicos en la pantalla
grande. No importa que sea fin de
semana, hace tiempo que trabaja sin
parar entre libretos de teleseries y cine,
sin importar el día. Pero confiesa, le
gusta. Siempre imaginó su vida copada
de trabajo y con muchas actividades.
Siempre quiso ser parte de los escenarios
y estar frente a las cámaras. Tal
como el personaje de la película «La
máscara», uno que lo marcó y con el
que se identificó desde chico. Todo el
tiempo soñó con ser como él y poder, a
través de una máscara, representar
otras identidades, otras personalidades,
otros personajes. Y lo logró, hoy es
un destacado actor a nivel nacional,
tanto de cine como de televisión.
—¿Siempre quisiste ser actor?
—Siempre he sido «pintamonos»,
hiperquinético, y me gusta estar arriba
de los escenarios. Cuando chico estuve
en el Instituto Hebreo, ahí participé del
coro del colegio, nos presentábamos en
todos los actos del colegio y a mí me
encantaba. También estuve en Tzeirei
Amí desde niño, hasta los 20 años. Al
movimiento le debo todo mi desarrollo
básico como actor, porque ahí participé
del festival de la canción de los
movimientos, canté y produje canciones.
Animaba siempre y actuaba en
todo lo que podía, incluso creamos una
radio y yo animaba programas con mis
amigos. Me encantaba actuar, bailar,
cantar, desde siempre supe que por ahí
iba a ir mi camino, nunca me llamó la
atención hacer otra cosa.
—¿Entonces tu infancia estuvo
marcada siempre por las luces y los escenarios?
—La verdad mi infancia fue para mí
una época difícil. Me sentía muy
incomprendido, porque era
hiperquinético y tenía déficit
atencional. Era súper sensible y me retaban,
por eso lo pasé muy mal en el
colegio cuando chico, hasta que me
echaron en séptimo básico. Fue súper
fuerte el cambio, pero finalmente encontré
en el teatro mi camino y mi espacio.
A pesar de lo difícil que era en el
colegio, siempre lo pasé bien en los escenarios
actuando y cantando. En la
casa en la que crecí teníamos una pieza
con ropa vieja y disfraces y jugábamos
a disfrazarnos, siempre fue así.
—¿En tu casa hay algún actor o alguien
que haya sido un referente para
estudiar teatro?
—Mi casa siempre estuvo llena de
música, libros y películas. No tengo parientes
actores, pero mi tía que vive en
Israel es violinista y tengo un primo
músico, además de varios familiares
que son artistas aficionados. Yo me crié
rodeado de música, películas y libros
desde chico.
—¿Qué música es la que más te
gusta?
—De todo, aunque toco en una banda
de rock y me encanta ese estilo. Pero
tengo un gusto amplio, de hecho me encantan
los baladistas románticos de los
70s, Rafael, etc. Mi grupo favorito es
Queen, ese gusto lo heredé de mi
madre.
—¿Cuándo te diste cuenta que querías
finalmente ser actor?
—En tercero medio decidí que iba a
estudiar comunicación escénica en la
Uniacc, porque esa carrera reunía todo
lo que me gustaba. Alcancé a estar un
año y medio pero a mitad de segundo
me salí, me di cuenta que no era lo que
esperaba.
—¿Cómo llegaste al cine, cómo
conseguiste tu primer papel?
—Yo estaba en primer año de universidad,
aun no me salía. A fines de
ese año un amigo de Tzeirei Amí me
contó de un casting en la productora
en donde él estaba trabajando como
asistente, porque él estudiaba cine. Fui
al casting y quedé. Fue una entrevista
grabada en la que me preguntaron por
mis referentes del cine. Me preguntaron
por mi película favorita y yo contesté
que era «El rey león». Aunque la
respuesta puede llamar la atención, esa
película sigue siendo hoy una de mis
favoritas. Así quedé para la película
«Promedio rojo» (2004).
—¿Qué recuerdos tienes de ese
casting?
—Enganchamos al tiro con el director,
Nicolás López, porque teníamos referentes
súper parecidos del cine y héroes
de infancia. Por ejemplo a los dos
nos gusta mucho «Volver al futuro»,
«La guerra de las galaxias», y las comedias
románticas. En ese casting muchos
actores llegaron súper engrupidos
hablando de películas europeas, y yo
llegué súper desprejuiciado y no tuve
problemas en reconocer que me gustan
las películas de Hollywood, eso me hizo
congeniar muy bien con el director de
la película.
—¿Después de «Promedio Rojo»
decidiste salirte de la universidad?
—Estuve dos meses grabando, fueron
como unas vacaciones para mí. Esto
fue en el verano pasando de primer a
segundo año de universidad. Cuando
volví en marzo a estudiar, me dio la típica
crisis vocacional y la carrera no me
motivaba, aunque me iba súper bien.
Venía de haber grabado una película y
volver a la universidad fue un choque
fuerte, incluso pensé en estudiar otras
carreras como historia o periodismo.
Pero finalmente decidí presentarme a
los canales de televisión con mi poco
currículum de haber realizado sólo una
película. Me aceptaron de Mega en
donde aprendí mucho, fue una excelen-
VIERNES 13 DE JULIO DE 2012 13
El «niño revoltoso» del cine
POR MICHELLE BERSTEIN
Se define como
«pintamonos»,
hiperquinético y sensible,
pero con poca paciencia.
Tiene 27 años y ya ha
actuado en más de ocho
películas nacionales y tiene
su propia banda de rock.
Reconoce que tuvo una
infancia difícil pero que
finalmente encontró su
camino, el de la actuación.
Conversamos con el
reconocido actor Ariel
Levy.
ARIEL LEVY
te escuela. Ahí actué en las teleseries
juveniles del programa Mekano y después
de eso me presenté para el área
dramática de Chilevisión, en donde he
estado hasta ahora.
—La mayoría de tus papeles han
estado más relacionados con la comedia,
¿es el género que más te acomoda?
—Me gusta mucho hacer comedia,
se me da muy fácil. Aunque me gusta
todo la verdad, pero sé que comedia
haré hasta el fin de mi carrera porque
es algo que me encanta, a pesar de que
obviamente también es importante
abrir el abanico. En este sentido, de los
actores judíos que hay en Chile, siento
que soy el que más ha hecho una carrera
de actor judío, por los papeles que
he desarrollado relacionados a la comedia
romántica. Ellos han sido muy judíos,
muy de analizar las cosas. Me
gusta mucho lo que hace Ben Stiller y
Adam Sandler, por ejemplo, justo actores
judíos relacionados a la comedia.
Son referentes para mí.
—¿Qué te gusta más entre el teatro,
le televisión y el cine?
—Hacer cine, siempre me va a gustar
más. Es una mezcla entre los dos,
tiene la intensidad que tiene la televisión
en términos de actuación, pero el
detallismo que tiene el teatro. En televisión
hay que resolver rápido y el teatro
me parece un poco más desgastante.
En cambio uno en cine puede trabajar
más al personaje, creo que es la mezcla
perfecta.
—¿Qué sientes al actuar?
—Es placentero para mí, yo creo que
los actores somos todos medios
egocéntricos. Tener la atención en mí,
al director, las cámaras, las luces. Para
los que somos «pintamonos» y nos gusta
llamar la atención, nos encanta.
—¿Pensaste que ibas a llegar a tener
la carrera que hoy tienes?
—Sí. Siempre quise ser actor y me
asumo «pintamonos», siempre quise
estar en rodajes, yendo a canales de televisión.
Siempre me imaginé con harto
trabajo y con este estilo de vida. En
mi casa también siempre supieron que
me iba a dedicar a algo así.
—Para terminar, ¿cómo has llevado
tu religión en el teatro, cómo es ser
un actor judío?
—Yo soy el primero en reírme y tirar
tallas con mis compañeros sobre las
diferencias. Para Navidad, por ejemplo,
les digo: «a mí no me traigan regalo,
no me llamen, no se preocupen», chistes
de ese estilo. Y en cuanto a las festividades,
voy todos los viernes a hacer
shabat con mi mamá, y si tengo una
festividad importante aviso que no
puedo grabar, y siempre me han entendido.
Afortunadamente nunca me he
sentido discriminado, nunca me han
faltado el respeto ni nada por el estilo.
Muchas veces uno como judío se persigue
más de lo necesario, yo creo que
no debemos estar tan tapados porque
eso se convierte en prejuicio.