07.05.2013 Views

La fabulosa historia de los pelayos

La fabulosa historia de los pelayos

La fabulosa historia de los pelayos

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

enfrentarse a jugadores profesionales como para hacer <strong>de</strong> nuestro caso algo<br />

especial, y a<strong>de</strong>más porque existe una fuerte competitividad entre el<strong>los</strong> que<br />

dificulta que se transmita ninguna información sea positiva o negativa. El caso<br />

es que jugamos en prácticamente todos <strong>los</strong> casinos que anteriormente he enumerado<br />

y en algunos aguantaron el tirón hasta el último momento. Mientras, otros nos<br />

sorprendieron cambiando las ruletas, quizá por nuestro acoso o quizá por rutina.<br />

En ningún caso tuvimos algún tipo <strong>de</strong> altercado o aviso por parte <strong>de</strong> nadie, y<br />

jugar allí fue un placer <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l jugador que no quiere que<br />

se fijen <strong>de</strong>masiado en él.<br />

En <strong>La</strong>s Vegas no existen prácticamente límites a la hora <strong>de</strong> apostar, ya que<br />

cuentan con mesas don<strong>de</strong> pue<strong>de</strong>s jugar alegremente un millón <strong>de</strong> dólares al pleno,<br />

o por el contrario, otra don<strong>de</strong> el mínimo son dos dólares. Nosotros optamos por<br />

las mesas más humil<strong>de</strong>s, puesto que pudimos comprobar que el anonimato se acaba<br />

en el momento que preten<strong>de</strong>s jugar algo fuerte. Existe un curioso sistema <strong>de</strong><br />

fi<strong>de</strong>lización en todos <strong>los</strong> casinos <strong>de</strong> aquella ciudad, que te <strong>de</strong>vuelve en rega<strong>los</strong><br />

y atenciones un porcentaje <strong>de</strong>l dinero que te has jugado y, por supuesto,<br />

mientras más fuerte juegas, más atentos están a tu juego. Y es que a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser<br />

un sistema competitivo para evitar que <strong>los</strong> clientes opten por cruzar la calle y<br />

elegir entre unos cuatro o cinco casinos diferentes, es también un sistema <strong>de</strong><br />

control don<strong>de</strong>, a la hora <strong>de</strong> darte rega<strong>los</strong>, aprovechan para ficharte, estudiarte<br />

y seguir a partir <strong>de</strong> ese momento tus pasos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l casino. Pero no todo lo<br />

que captamos <strong>de</strong> este sistema nos trajo un aroma policial ya que, gracias a<br />

nuestro incombustible ritmo <strong>de</strong> juego, en una ocasión conseguimos que un casino<br />

nos regalase dos carísimas entradas para asistir a un combate <strong>de</strong> boxeo en el que<br />

Mike Tyson <strong>de</strong>sarboló por rotundo KO a un tal Seldon en el tiempo récord <strong>de</strong> un<br />

minuto trece segundos. No po<strong>de</strong>mos negar que aquello nos impresionó muchísimo, y<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego tomamos buena nota <strong>de</strong>l evento para estar preparados y así evitar que<br />

<strong>los</strong> casinos <strong>de</strong> la ciudad practicaran con nosotros lo que aquel animal <strong>de</strong> Tyson<br />

le hizo a aquel pobre diablo.<br />

Cuanto más jugábamos, más capaces éramos <strong>de</strong> apreciar una fauna maravil<strong>los</strong>a que<br />

oscilaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la propia gente local a turistas <strong>de</strong>spistados, pasando por <strong>los</strong><br />

auténticos tramposos con verda<strong>de</strong>ros rasgos novelescos, como <strong>los</strong> que apostaban en<br />

el último momento sobre el número que había salido premiado. Por supuesto, el<br />

crupier sacaba esta apuesta <strong>de</strong>l tapete pero, <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> ese montón <strong>de</strong> fichas <strong>de</strong><br />

un color <strong>de</strong>terminado, el avispado jugador <strong>de</strong>jaba una ficha <strong>de</strong> otro color que era<br />

religiosamente pagada. Otros jugaban muchas horas siempre en el limite <strong>de</strong> lo<br />

menos posible para, no arriesgando casi nada, conseguir el máximo <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

beneficios <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> planes <strong>de</strong> fi<strong>de</strong>lización que <strong>los</strong> distintos casinos ofrecían<br />

<strong>de</strong> continuo. También aprendimos que para irse <strong>de</strong> copas en <strong>La</strong>s Vegas el truco<br />

utilizado por muchos es sentarse en las máquinas <strong>de</strong> azar, don<strong>de</strong> cada apuesta es<br />

<strong>de</strong> cinco céntimos, y pedir allí <strong>los</strong> cócteles o bebidas que te dé la gana, ya que<br />

cualquier persona que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la ciudad juegue en cualquier nivel <strong>de</strong> apuesta,<br />

está continuamente invitado a casi todo.<br />

Pero el grupo que sin duda más nos interesaba controlar era el <strong>de</strong> <strong>los</strong> ya<br />

citados profesionales. Un día conseguimos que Steve, que era un fiera en el<br />

juego <strong>de</strong>l póquer y que mi padre había conocido echando unas partiditas, aceptase<br />

venir a comer con nosotros.<br />

—Debe <strong>de</strong> ser fácil ganar aquí con tanto turista que viene a jugar sin ninguna<br />

i<strong>de</strong>a, ¿no? —le preguntamos a Steve.<br />

—No creáis. Éste es el lugar <strong>de</strong> retiro <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> buenos jugadores <strong>de</strong>l país<br />

y a veces coincidimos muchos más <strong>de</strong> lo aconsejable en la mesa —contestó Steve<br />

mientras pinchaba un poco <strong>de</strong> ensalada.<br />

El camarero se acercó para preguntarnos cómo queríamos la carne que habíamos<br />

pedido.<br />

—De cualquier manera —le apuntó Steve al camarero mientras nos <strong>de</strong>scribía el<br />

sistema para <strong>de</strong>tectar jugadores profesionales en aquellas mesas que eran mejor<br />

evitar.<br />

El camarero volvió a la carga interrogando sobre cinco posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

guarnición que eran bastante difíciles <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r porque algunas eran <strong>de</strong><br />

carácter claramente local.<br />

—Cualquiera <strong>de</strong> ellas valdrá —espetó Steve.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!