07.05.2013 Views

La fabulosa historia de los pelayos

La fabulosa historia de los pelayos

La fabulosa historia de los pelayos

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Pero también hubo su lado oscuro <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que Ángel y yo llegamos.<br />

Al poco <strong>de</strong> empezar la actividad en Londres, vimos que algo extraño pasaba con<br />

las mesas <strong>de</strong> juego, especialmente con las <strong>de</strong>l club Cromwell Mint, ya que<br />

cambiaron alguna <strong>de</strong> ellas antes <strong>de</strong> que ni siquiera hubiéramos entrado en el<br />

casino. Tras investigar y sospechar, <strong>de</strong>scubrimos que Balón, apoyándose en su<br />

novia Ágata, había estado jugando previamente en las mesas <strong>de</strong> juego una vez que<br />

él suponía que estaban preparadas. De esta manera, y <strong>de</strong>bido a una racha <strong>de</strong> mala<br />

suerte, faltaba más dinero <strong>de</strong>l que pensábamos que nos estaba esperando para<br />

iniciar el asalto. Al igual que en Amsterdam, Balón había utilizado un dinero<br />

que, aunque suyo, no estaba estipulado que se usase antes <strong>de</strong> tiempo. Pero es que<br />

a<strong>de</strong>más había puesto en guardia al casino, que ya estaba con la mosca <strong>de</strong>trás <strong>de</strong><br />

la oreja, con lo que entendimos perfectamente el porqué <strong>de</strong> aquella ágil<br />

reacción.<br />

Cuando discutimos el problema nos dimos cuenta <strong>de</strong> que algo había cambiado, y<br />

que la nueva sensación que Balón tenía respecto a su relación con Ágata le<br />

ofrecía otra perspectiva sobre su situación en la flotilla.<br />

—Pero, Balón, ¿es que no sabes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre que <strong>de</strong> ninguna manera se pue<strong>de</strong><br />

jugar fuera <strong>de</strong> la flotilla en <strong>los</strong> casinos don<strong>de</strong> estemos trabajando? —le pregunté<br />

algo afectado.<br />

—Claro que lo sé, pero a mí me parece que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tanto tiempo también es<br />

lógico que podamos rentabilizar un poco las horas que echamos estudiando las<br />

ruletas, ¿no crees?<br />

—¿A costa <strong>de</strong> quemar antes <strong>de</strong> tiempo <strong>los</strong> casinos que estemos estudiando<br />

mientras tú te quedas con el dinero?<br />

—Es que estoy pensando en irme a vivir a Amsterdam con Ágata y consi<strong>de</strong>ré que<br />

merecía ganar algo <strong>de</strong> dinero propio.<br />

Era evi<strong>de</strong>nte que existía una especie <strong>de</strong> ruptura emocional entre algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

integrantes <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong>bido quizá a <strong>los</strong> últimos inestables resultados y, sobre<br />

todo, a que algunos <strong>de</strong> nosotros empezábamos a ver el futuro con otro prisma <strong>de</strong>l<br />

que metódicamente veníamos observando.<br />

—Si crees que va siendo hora <strong>de</strong> cambiar <strong>de</strong> vida, me parece que éste es el<br />

mejor momento para hacerlo. Es muy probable que sea mucho mejor que la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

volver a Madrid —no pu<strong>de</strong> evitar <strong>de</strong>cir con algo <strong>de</strong> mala leche.<br />

—¿Crees que estás obligado a tomar una <strong>de</strong>cisión tan dura? —preguntó Balón,<br />

viendo claramente cuál sería la solución final.<br />

—Sí. Eso creo.<br />

Convenimos no airear <strong>de</strong>masiado este tema entre <strong>los</strong> <strong>de</strong>más compañeros, <strong>de</strong>jando<br />

como motivo fundamental el cansancio <strong>de</strong> Balón por este tipo <strong>de</strong> vida y el interés<br />

<strong>de</strong> empezar una nueva aventura con Ágata. Nos <strong>de</strong>spedimos <strong>de</strong>seándonos la mejor<br />

suerte para <strong>los</strong> dos y prometiéndonos que este asunto no sería un obstáculo para<br />

seguir viéndonos, y aunque era evi<strong>de</strong>nte que no creímos <strong>de</strong>masiado en lo que<br />

dijimos, Alfonso, que es el nombre <strong>de</strong> pila <strong>de</strong> Balón, me dio un fuerte abrazo a<br />

modo <strong>de</strong> rúbrica <strong>de</strong> lo que acabábamos <strong>de</strong> prometernos.<br />

Bajé a la calle pensando en lo importante que había sido hasta la fecha<br />

mantener un fuerte rigor en la relación <strong>de</strong> todos nosotros con el proce<strong>los</strong>o mundo<br />

<strong>de</strong>l juego, para que así nuestra empresa pudiera haber llegado tan lejos sin<br />

<strong>de</strong>masiados problemas personales o profesionales. Me metí en el metro hacia la<br />

estación <strong>de</strong> Knightsbridge, don<strong>de</strong> Ángel me esperaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía unos minutos. En<br />

algunos momentos <strong>de</strong> aquel corto viaje subterráneo senti la tranquilidad que da<br />

haber hecho lo que se <strong>de</strong>be. Pero Balón, con su última intervención, consiguió<br />

<strong>de</strong>jarme el regusto <strong>de</strong> lo vulgar que uno pue<strong>de</strong> llegar a sentirse cuando hace lo<br />

que <strong>de</strong>be.<br />

17<br />

AL SUR DE LA AYERS ROCK

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!