07.05.2013 Views

La fabulosa historia de los pelayos

La fabulosa historia de los pelayos

La fabulosa historia de los pelayos

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

intimando con <strong>los</strong> distintos conserjes (normalmente estudiantes que buscaban<br />

algún dinerillo extra con el que ayudarse), con <strong>los</strong> camareros que se ocupaban<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sayuno y que solían ser jóvenes europeos que habían venido a Amsterdam en<br />

busca <strong>de</strong> experiencias, e incluso con las chicas <strong>de</strong> la limpieza que arreglaban<br />

nuestros cuartos, <strong>de</strong> las que si no recuerdo mal había al menos una <strong>de</strong> Irán y dos<br />

<strong>de</strong> Surinam. A <strong>de</strong>cir verdad, con este último grupo humano no se llegó a pasar <strong>de</strong><br />

un trato cordial, por lo que <strong>de</strong>sgraciadamente su recuerdo no es <strong>de</strong>masiado útil<br />

para llenar las páginas <strong>de</strong> una típica novela por entregas o, por ejemplo, <strong>de</strong><br />

esta misma obra.<br />

Cuando <strong>de</strong>cidimos que el casino estaba preparado, Guillermo y Vanesa partieron<br />

hacia Holanda. Nada más llegar tuvieron una primera reunión <strong>de</strong> trabajo con Balón<br />

para ponerse al día. Volvieron a estudiar todos <strong>los</strong> extractos que se habían<br />

realizado <strong>de</strong> <strong>los</strong> números tomados hasta el momento, hablaron <strong>de</strong> cómo era el<br />

personal <strong>de</strong>l casino y <strong>de</strong> cómo reaccionaban ante elementos extraños. También<br />

confirmaron que la situación, el precio negociado, y la disponibilidad <strong>de</strong>l hotel<br />

eran las a<strong>de</strong>cuadas para una larga campaña; en general, se revisaron todos <strong>los</strong><br />

aspectos que pudieran preverse <strong>de</strong> una aventura <strong>de</strong> la que realmente no había<br />

<strong>de</strong>masiada experiencia previa. AI llegar al recuento <strong>de</strong>l dinero en efectivo con<br />

el que contaban en ese momento, Balón empezó a dar muestras <strong>de</strong> inquietud y,<br />

haciendo honor a su nombre, comenzó a echar balones fuera. Des<strong>de</strong> España se<br />

traían tres millones <strong>de</strong> pesetas ya cambiadas en divisas, y al menos contábamos<br />

con uno más que <strong>de</strong>bía tener Balón, ya que no había ocurrido ningún imprevisto<br />

durante su estancia. Cuando abiertamente se le preguntó por el dinero, surgió la<br />

sorpresa:<br />

«¿Que te has gastado todo el dinero en qué?», exclamó Guillermo, algo<br />

excitado.<br />

De todos era conocido el voraz apetito sexual <strong>de</strong> Balón, pero gastarse<br />

aproximadamente un millón <strong>de</strong> pesetas en apenas veinticinco días era una<br />

barbaridad que difícilmente se le podía perdonar. Cierto es que su dinero se<br />

estaba utilizando en Madrid, por lo que se trataba <strong>de</strong> una cuestión <strong>de</strong> mero<br />

trueque y no <strong>de</strong> que se hubiese gastado un dinero que no fuese suyo. Pero el<br />

<strong>de</strong>smán que significaba esa manera <strong>de</strong> actuar y la necesidad <strong>de</strong> pedir más dinero a<br />

España para po<strong>de</strong>r funcionar según lo planificado no hablaban muy bien <strong>de</strong> la<br />

forma <strong>de</strong> organización <strong>de</strong> Balón. Después <strong>de</strong> una severa reprimenda, se volvió al<br />

estudio <strong>de</strong>l plan, ahora ya a pie <strong>de</strong> obra, es <strong>de</strong>cir <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l casino.<br />

Para <strong>los</strong> holan<strong>de</strong>ses, éste era algo así como la joya <strong>de</strong> la corona <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

casinos nacionales. Hasta no hace mucho tiempo el juego había estado prohibido<br />

en <strong>los</strong> abiertos y liberales Países Bajos, pero como es lógico el Estado tuvo que<br />

ce<strong>de</strong>r y otorgar licencias para solucionar un creciente problema <strong>de</strong> juego<br />

clan<strong>de</strong>stino. <strong>La</strong> solución fue la propia <strong>de</strong> un gobierno social<strong>de</strong>mócrata basado en<br />

la fórmula <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>l bienestar: todos <strong>los</strong> casinos a <strong>los</strong> que se les otorgara<br />

licencia <strong>de</strong> apertura serían estatales. Así, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> asegurarse un crecimiento<br />

or<strong>de</strong>nado, y sobre todo fiscalizado, <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> obra, también se aseguraban el<br />

control <strong>de</strong> la moral y <strong>de</strong> lo políticamente correcto, algo tan apreciado en ese<br />

tipo <strong>de</strong> estados sumergidos hasta el cuello en una mentalidad luterana, o más<br />

concretamente calvinista como este.<br />

En aquel momento Holanda contaba ya con unos catorce casinos. Amsterdam se<br />

perfilaba como el central, el negocio <strong>de</strong> don<strong>de</strong> podían obtenerse <strong>los</strong> recursos<br />

necesarios para aguantar <strong>los</strong> vaivenes <strong>de</strong> otros si así hiciese falta. Guillermo<br />

comprobó que era un lugar estupendo para pasar inadvertidos por un tiempo, ya<br />

que la cantidad <strong>de</strong> mesas <strong>de</strong> ruleta, la cantidad <strong>de</strong> clientes que iban y venían y<br />

la cantidad <strong>de</strong> crupieres que trabajaban en diferentes turnos hacían <strong>de</strong> aquel un<br />

lugar idóneo para durar algunos meses.<br />

El nivel <strong>de</strong> apuestas era bastante alto y, al igual que en Madrid, se adivinaba<br />

una clara diferenciación entre clientes fijos y clientes <strong>de</strong> fin <strong>de</strong> semana. Lo<br />

que sí cambiaba era la forma <strong>de</strong> efectuar esas apuestas, según fuera en un juego<br />

o en otro. Allí vimos por primera vez a unos jugadores <strong>de</strong> póquer que por aquel<br />

entonces nos parecían profesionales, ya que se pasaban horas y horas en el<br />

casino, esperando a sentarse cuando lo creían conveniente; supusimos que lo<br />

hacían en función <strong>de</strong> que <strong>los</strong> otros jugadores <strong>de</strong> la partida fueran más o menos<br />

membril<strong>los</strong>.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!