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miniconvención don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bíamos encontrar soluciones a <strong>los</strong> problemas que ya<br />
empezaban a ser corrientes.<br />
Dos fueron las principales conclusiones <strong>de</strong> aquella reunión: España no era un<br />
territorio seguro para seguir <strong>de</strong>sarrollando nuestra empresa, y mientras<br />
<strong>de</strong>cidíamos nuevos <strong>de</strong>stinos ya en el extranjero y <strong>los</strong> poníamos en marcha,<br />
probaríamos en Madrid un nuevo sistema que mi padre llevaba unos meses<br />
<strong>de</strong>sarrollando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su estancia en Tenerife en torno al juego <strong>de</strong>l black jack.<br />
<strong>La</strong> situación alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l juego <strong>de</strong> la ruleta no sólo se estaba volviendo<br />
inestable por el hecho <strong>de</strong>l enfrentamiento con Madrid, sino que en el mercado<br />
internacional una nueva empresa inglesa <strong>de</strong> fabricantes <strong>de</strong> ruletas llamada John<br />
Huxley había iniciado su <strong>de</strong>sembarco, diseñando unas nuevas máquinas don<strong>de</strong> las<br />
condiciones físicas <strong>de</strong>l giro y la calda <strong>de</strong> la bola en torno al cilindro <strong>de</strong> las<br />
mismas eran radicalmente distintas.<br />
Hasta la fecha, cuando la bola caía sobre <strong>los</strong> casilleros, estos al ser anchos<br />
y profundos (enjerga profesional «Deep Pocket») la recogían sin que botase<br />
<strong>de</strong>masiado, por lo que fácilmente se quedaba alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la zona hacia don<strong>de</strong> se<br />
había encaminado. Con <strong>los</strong> nuevos diseños <strong>los</strong> casilleros eran extremadamente<br />
planos y estrechos («Low Profile»), por lo que la bola en su caída rebotaba<br />
incesantemente hasta que acababa alojándose Dios sabe dón<strong>de</strong>. No le faltó tiempo<br />
al casino <strong>de</strong> Madrid para cambiar las maravil<strong>los</strong>as ruletas <strong>de</strong> marca Hispania por<br />
estas nuevas máquinas inglesas, lo que lógicamente nos puso en alerta, ya que no<br />
sabíamos si este cambio nos afectaría <strong>de</strong> forma directa. Incluso pensamos que se<br />
podía dar el caso <strong>de</strong> que el cambio <strong>de</strong> diseño hubiese tenido que ver con nosotros<br />
y fuese hecho contra nuestro sistema.<br />
Tras un paciente estudio, constatamos que dicho cambio no sólo no nos<br />
perjudicaba, sino que, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> la máquina, podía llegar a ser mejor para<br />
nuestros intereses que nuestras añoradas Hispania. Dos años <strong>de</strong>spués confirmamos<br />
que el primer cambio <strong>de</strong> diseño se había producido <strong>de</strong>bido al impacto <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong><br />
sistemistas centroeuropeos que jugaban con el método <strong>de</strong> la balística, pero que<br />
las posteriores implementaciones y <strong>los</strong> cambios en la maquinaria que fueron<br />
produciéndose, por <strong>de</strong>sgracia, se realizaron rotundamente contra nosotros.<br />
Volvimos a Madrid para estudiar las nuevas ruletas y empezar a aplicar el<br />
sistema basado en el conteo <strong>de</strong> cartas en el juego <strong>de</strong>l black jack. Al mismo<br />
tiempo que <strong>de</strong>sarrollábamos esta nueva actividad, <strong>de</strong>cidimos que teníamos que<br />
comenzar a preparar el envío <strong>de</strong> una a<strong>de</strong>lantada miniflotilla para iniciar la toma<br />
<strong>de</strong> números y la organización <strong>de</strong> la complicada logística en un lugar tan<br />
excitante e importante para nuestros planes como fue la ciudad holan<strong>de</strong>sa <strong>de</strong><br />
Amsterdam.<br />
10<br />
TOMAR CARTAS EN EL ASUNTO<br />
Nuestra primera toma <strong>de</strong> cartas fue con el blackjack, que no es más que una<br />
versión internacional <strong>de</strong>l muy español siete y medio. Aqui hay que llegar lo más<br />
cerca posible <strong>de</strong>l veintiuno, en el que todas las figuras tienen el valor <strong>de</strong> un<br />
diez y el as el doble valor <strong>de</strong> uno u once, según resulte más conveniente para el<br />
logro <strong>de</strong>l objetivo. Los <strong>de</strong>más naipes tienen su valor facial; el problema básico<br />
es pasarse, pues en tal caso se pier<strong>de</strong>, aunque al crupier le suceda lo mismo<br />
cuando le haya llegado su turno. Ésta es la ventaja <strong>de</strong>l casino, que si se juega<br />
correctamente sólo llega al 0,5 por ciento, que parece algo no <strong>de</strong>masiado difícil<br />
<strong>de</strong> sobrepasar.<br />
Todo nuestro intento se basaba en la lectura <strong>de</strong>l mítico libro Beat the <strong>de</strong>aler<br />
(Gane al crupier), escrito por Edward O. Thorp, don<strong>de</strong> se analizaba con exactitud<br />
y rigor matemático cómo la ventaja pasa a ser <strong>de</strong>l jugador cuando han salido<br />
muchas cartas pequeñas y, por tanto, quedan en el mazo <strong>de</strong> naipes muchas gran<strong>de</strong>s