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La fabulosa historia de los pelayos

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El ritmo <strong>de</strong> trabajo y <strong>de</strong> relaciones se fue haciendo rutinario y adquirimos <strong>los</strong><br />

hábitos que nos conectaban con la forma <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> aquella gente con la que nos<br />

veíamos a diario. Allí fue don<strong>de</strong> conocimos y nos hicimos gran<strong>de</strong>s amigos <strong>de</strong> la<br />

pareja <strong>de</strong> crupieres que mucho más a<strong>de</strong>lante acabarían siendo mis socios en<br />

distintas empresas, Patrick Santa-Cruz y su mujer, Marifé Somavilla. Patrick,<br />

que estaba siempre don<strong>de</strong> pudiera surgir alguna oportunidad <strong>de</strong> negocio, había<br />

abierto un restaurante cerca <strong>de</strong>l casino en sociedad con otro buen amigo, George<br />

Workman, que al igual que Patrick también era inglés. Allí nos reuníamos a<br />

menudo con el<strong>los</strong> y con muchos otros crupieres con <strong>los</strong> que poco a poco íbamos<br />

intimando, y <strong>de</strong> don<strong>de</strong> surgirían relaciones tan estrechas como la que pasado el<br />

tiempo me llevó al matrimonio con otra crupier llamada Pilar.<br />

Empezamos a interpretar <strong>los</strong> diferentes ambientes que se creaban <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />

casino según horarios, días o partidos <strong>de</strong> fútbol que fuesen a emitir por<br />

televisión. Los lunes eran el gran día <strong>de</strong> <strong>los</strong> clientes habituales que, pasado el<br />

fin <strong>de</strong> semana acudiendo a <strong>los</strong> distintos compromisos familiares que pudieran<br />

darse, retornaban a su hábitat natural.<br />

Por el contrario, <strong>los</strong> fines <strong>de</strong> semana el paisaje humano cambiaba radicalmente<br />

hacia ese tipo <strong>de</strong> gente que, o bien <strong>de</strong>seaba experimentar en sus propias carnes<br />

aquel mito que le habían sugerido sobre la capacidad <strong>de</strong> vivir gran<strong>de</strong>s emociones<br />

en esos lugares, o bien <strong>de</strong> algunos que ya lo habían experimentado a fondo y<br />

ahora hacían <strong>de</strong>l casino su lugar <strong>de</strong> ocio y esparcimiento <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una dura<br />

semana <strong>de</strong> actividad laboral. Chavales imberbes que esperaban el día <strong>de</strong> alcanzar<br />

<strong>los</strong> dieciocho años para darse un gran homenaje y no privarse <strong>de</strong> nada, parejas<br />

maduras muy bienvenidas por la directiva <strong>de</strong>l casino que paseaban y paseaban<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las mesas <strong>de</strong> juego y luego acababan cenando en el cuantioso y<br />

económico bufet, extranjeros con cara <strong>de</strong> <strong>de</strong>spiste y sistemistas <strong>de</strong> fin <strong>de</strong> semana<br />

atestaban todos y cada uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> espacios <strong>de</strong>l lugar, dificultando un poco el<br />

trabajo, tanto para nosotros como para <strong>los</strong> crupieres.<br />

<strong>La</strong>s altas horas <strong>de</strong> la madrugada <strong>de</strong> cualquier día en cualquier mes <strong>de</strong>l año eran<br />

en primera instancia <strong>de</strong> <strong>los</strong> chinos, y en segunda, <strong>de</strong> <strong>los</strong> jugadores <strong>de</strong> bacará.<br />

Los primeros esperaban a darle cerrojazo a <strong>los</strong> incontables restaurantes <strong>de</strong><br />

cocina oriental que existen en la comunidad <strong>de</strong> Madrid para luego invadir<br />

literalmente el local situado en el pueblo <strong>de</strong> Torrelodones. Jugar al lado <strong>de</strong><br />

muchos <strong>de</strong> estos personajes era todo un poema. Entre gargajos, pitillo tras<br />

pitillo, incomunicación <strong>de</strong>bida a la tremenda diferencia <strong>de</strong> idiomas, y un<br />

penetrante olor a rollito <strong>de</strong> primavera o a salsa agridulce —<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> cuál<br />

fuese su función en el restaurante—, se hacía muy duro pasar las últimas horas,<br />

que por fortuna para mí o para Balón les tocaba a Guillermo, Cristian o a<br />

Marcos. De estas <strong>de</strong>scripciones saben mucho <strong>los</strong> empleados <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> casinos<br />

<strong>de</strong>l mundo, ya que esto es un fenómeno absolutamente internacional. Lo cierto es<br />

que ni nosotros, ni ningún cliente que conociésemos entabla relación alguna con<br />

alguien perteneciente a ese colectivo, con lo que pudimos confirmar la fama que<br />

tienen <strong>de</strong> ser un grupo absolutamente cerrado al exterior.<br />

En salvaje contraste, a las cinco <strong>de</strong> la madrugada se cerraban las mesas <strong>de</strong><br />

juego y entonces las gran<strong>de</strong>s fortunas <strong>de</strong>l momento se disponían a empren<strong>de</strong>r una<br />

dura pugna entre ellas en torno a una mesa cuasi privada <strong>de</strong> bacará. No sabemos<br />

hasta cuándo duraban esas partidas, porque nunca nos quedamos a ninguna <strong>de</strong> ellas<br />

(no existe sistema ganador para ese juego), pero <strong>de</strong> alguna manera suponemos que<br />

serían interminables.<br />

Cuando vimos que la situación empezaba a estabilizarse y ya apostábamos <strong>de</strong><br />

manera continuada por unas altas sumas <strong>de</strong> dinero, comenzamos a pensar en ampliar<br />

el registro <strong>de</strong> casinos por estudiar, y posteriormente ganar. Nos había quedado<br />

la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> volver por Canarias algún día <strong>de</strong> estos, pero se acercaba el verano y<br />

en ese año <strong>de</strong> 1992 llegaban a Barcelona las Olimpiadas. Incapaces <strong>de</strong> ignorar<br />

este histórico dato, mi padre nos anunció:<br />

—Me parece que mientras vosotros seguís en Madrid, yo me voy a hacer una<br />

prospección por la zona nor<strong>de</strong>ste <strong>de</strong> la península, a ver si tenemos suerte y nos<br />

pegamos el verano cerca <strong>de</strong> <strong>los</strong> Juegos.

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