07.05.2013 Views

La fabulosa historia de los pelayos

La fabulosa historia de los pelayos

La fabulosa historia de los pelayos

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Así que si nos atenemos a tanto clasicismo, en cualquier relato todo <strong>de</strong>be<br />

estar encaminado al triunfo <strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong>l héroe sobre el <strong>de</strong>stino. También a<br />

nosotros nos ocurrió así: aquella noche nos recuperamos con el segundo turno <strong>de</strong><br />

mis primos, a <strong>los</strong> que <strong>de</strong>jamos con fichas suficientes para no tener que bajar <strong>de</strong><br />

nivel. Poco <strong>de</strong>spués pasamos a jugar cada número por mil pesetas, por dos mil, y<br />

<strong>de</strong> ahí al salto <strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong> cinco mil, máximo <strong>de</strong> aquellas mesas. Al final <strong>de</strong>l<br />

verano habíamos ganado setenta millones en Madrid empezando a «cuarenta duros».<br />

Confirmado: el 21 (y <strong>los</strong> <strong>de</strong>más números) se había comportado según la ten<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong>tectada.<br />

Pasado el tiempo, el ambiente en el casino empezó a ser mucho más hogareño <strong>de</strong> lo<br />

que hasta el momento había sido. Se fueron creando grupúscu<strong>los</strong> <strong>de</strong> amigos que<br />

cada tar<strong>de</strong> se saludaban, situándose mesa a mesa según existiese mayor afinidad.<br />

En ocasiones intercambiábamos información <strong>de</strong> días anteriores, e incluso con <strong>los</strong><br />

<strong>de</strong> más confianza alguna que otra vez les concedíamos pequeños préstamos que<br />

fueron caballerosamente <strong>de</strong>vueltos. Lo que siempre cuidamos muy mucho es que no<br />

se dieran cuenta <strong>de</strong> que sabíamos lo que sabíamos.<br />

Ahí estaban Antonio el <strong>La</strong>rgo, un inteligente buscavidas que fue <strong>de</strong> <strong>los</strong> que más<br />

intuyeron lo que estábamos haciendo; Hans el Suizo, nativo <strong>de</strong> un cantón alemán<br />

<strong>de</strong>l que no recuerdo el nombre y que, fiel a su proce<strong>de</strong>ncia, era el más<br />

científico <strong>de</strong> todos, por lo que gustaba <strong>de</strong> estudiar cualquier evento relativo a<br />

las matemáticas y al azar que le pasase por <strong>de</strong>lante; Car<strong>los</strong> el Chileno, gran<br />

anotador, que se pasaba la vida tomando estadísticas, no se sabía muy bien para<br />

qué, pero las tomaba con la misma pasión con que proclamaba su amor por el<br />

diseño escandinavo o por la literatura cinegética; la ya citada Ana María,<br />

siempre a la caza <strong>de</strong>l 20; o una pareja <strong>de</strong> modales exquisitos, que era uno <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

pocos ejemp<strong>los</strong> <strong>de</strong> gasto contenido y que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace muchos años convenían en<br />

separar un presupuesto mensual para juego, siempre en justa proporción con sus<br />

sueldos.<br />

Un poco más tar<strong>de</strong> apareció Chimo, que había sido guitarrista <strong>de</strong> gente tan<br />

insigne como Los Canarios, o Juan y Júnior y con el que, por razones <strong>de</strong><br />

colegueo, rápidamente conectamos. Habla abandonado el mundo <strong>de</strong> la música y quiso<br />

probar en distintos negocios entre <strong>los</strong> que se contaba algún <strong>de</strong>saparecido local<br />

<strong>de</strong> alterne allá por la frontera con Francia, y también creo que regentó alguna<br />

gasolinera por el Levante español que era <strong>de</strong> don<strong>de</strong> procedía dicho personaje. Era<br />

el más sistemista <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> jugadores que nunca vimos, lo apuntaba todo <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el inicio hasta el cierre, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> obtener cuantiosa información tomaba la<br />

<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> entrar o no a jugar con una sola ficha <strong>de</strong> doscientas cincuenta o<br />

quinientas pesetas. No es que su sistema fuese esencialmente ganador, pero la<br />

contención a que se vela sometido por él mismo hacía que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, no fuese<br />

un gran per<strong>de</strong>dor. Con él llegamos a plantear algún acuerdo <strong>de</strong> trabajo,<br />

especialmente para <strong>de</strong>sarrollar y preparar algún casino como el <strong>de</strong> Benidorm, allá<br />

por su área natal, pero la fragilidad <strong>de</strong> su forma <strong>de</strong> vida le llevó a acabar<br />

<strong>de</strong>sapareciendo <strong>de</strong> este mundillo, como probablemente lo había hecho <strong>de</strong> otros.<br />

También <strong>de</strong> la música, pero <strong>de</strong>l sector <strong>de</strong>l heavy metal, contactamos con Luis el<br />

Pe<strong>los</strong>, que era batería y había realizado giras con grupos como Ángeles <strong>de</strong>l<br />

Infierno o algo así. En un principio iba siempre acompañado <strong>de</strong> su simpático<br />

hermano, al que, a modo <strong>de</strong> terapia, Luis pretendía introducir en un mundo más<br />

«estable» como era el <strong>de</strong>l casino <strong>de</strong> Madrid, para asi procurarle una ocupación<br />

que le ayudase a <strong>de</strong>sengancharse <strong>de</strong> no sé qué sustancia que lo tenía loco. Luis,<br />

a golpe <strong>de</strong> picaresca y habilida<strong>de</strong>s algo callejeras, había <strong>de</strong>sarrollado unas<br />

sorpren<strong>de</strong>ntes habilida<strong>de</strong>s que le conferían un sexto sentido para <strong>los</strong> negocios,<br />

con <strong>los</strong> que había ganado bastante dinero. Quizá por esa razón intuyó enseguida<br />

que lo que estábamos haciendo era algo muy interesante para alguien que también<br />

buscaba hacer algo serio en el mundo <strong>de</strong>l juego. No sólo creyó en nuestro<br />

sistema, a pesar <strong>de</strong> que en un principio nosotros lo negásemos con la misma<br />

contun<strong>de</strong>ncia que san Pedro, sino que entendió la importancia <strong>de</strong> la constancia en<br />

el mismo para acabar consiguiendo resultados positivos.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!