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La fabulosa historia de los pelayos

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sudores que aliviaba un pañuelo, parece que también <strong>de</strong> seda, recogía su<br />

inevitable premio y siempre daba una ficha <strong>de</strong> propina al crupier. Era como si le<br />

gustasen todos <strong>los</strong> números y no se atreviese a <strong>de</strong>jar ninguno sin aten<strong>de</strong>r.<br />

Normalmente jugaba con fichas <strong>de</strong> mil pesetas, por lo que era evi<strong>de</strong>nte que en<br />

cada pase perdía <strong>de</strong> forma increíblemente regular mil pesetas por juego y otras<br />

mil por la propina. <strong>La</strong> verdad es que no sé qué tienen algunos en la cabeza.<br />

Estuvimos cinco días sin parar <strong>de</strong> registrar <strong>los</strong> números que salieron en el<br />

casino para así hacernos una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> si realmente estábamos en lo cierto al<br />

pensar que esas ruletas, también <strong>de</strong> marca Hispana, tenían las mismas ten<strong>de</strong>ncias<br />

que en Madrid. Los Húmeros empezaron a apuntar en la dirección que esperábamos,<br />

y no tardamos en llamar al resto <strong>de</strong>l grupo para que volaran y se vinieran<br />

enseguida hacia Canarias. Alquilamos dos bungalows, uno para <strong>los</strong> chicos y otro<br />

para que Carmen y yo tuviéramos algo <strong>de</strong> intimidad. Parece que el<strong>los</strong> también la<br />

tuvieron, a tenor <strong>de</strong> la cantidad <strong>de</strong> días que alguno no amanecía en el<br />

apartamento. Lo único que sé es que por allí acabó apareciendo la novia <strong>de</strong> Iván,<br />

y que Cristian tuvo un affaire con una inglesa que parece que estaba casada y<br />

que, aunque databa <strong>de</strong> la época <strong>de</strong>l «Love me do», realmente era impresionante.<br />

Por lo que en algún momento no pu<strong>de</strong> evitar oír comentar, parece ser que Cristian<br />

empezó a compren<strong>de</strong>r allí para qué sirve un liguero y alguna otra cosa más.<br />

Se <strong>de</strong>cidió empezar a jugar al mismo tiempo que asentábamos la investigación <strong>de</strong><br />

las ruletas y empezó a irnos bien <strong>los</strong> primeros días. Pronto tuvimos <strong>de</strong>sviaciones<br />

tanto en las estadísticas como en el resultado <strong>de</strong>l juego, y así lo que íbamos<br />

ganando empezó a peligrar. Lo más importante para nosotros era que nos sentíamos<br />

<strong>de</strong>sorientados por unos resultados un tanto inciertos. Los números que sin duda<br />

eran buenísimos en las ruletas <strong>de</strong> Madrid y que habían empezado a mostrarse<br />

también espléndidos en Canarias se estaban hundiendo, y en su lugar aparecían<br />

otros totalmente distintos. Pero es que a<strong>de</strong>más lo estaban haciendo <strong>de</strong> manera<br />

in<strong>de</strong>pendiente, sin que hubiese una especial relación entre <strong>los</strong> resultados que<br />

ofrecía cada una <strong>de</strong> las mesas. En algunas existían números que <strong>de</strong>stacaban<br />

po<strong>de</strong>rosamente sobre el resto <strong>de</strong> sus compañeros <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la ruleta, pero éstos<br />

no eran <strong>los</strong> mismos que en Madrid ni tampoco estaban distribuidos por zonas tan<br />

localizadas. En otras máquinas se apreciaba una exasperante imparcialidad, que<br />

impedía la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> números que sobresalieran tanto en positivo como en<br />

negativo sobre <strong>los</strong> otros.<br />

Mientras empezábamos a compren<strong>de</strong>r la enorme suerte que habíamos tenido en<br />

Madrid al encontrar hasta ocho mesas con indicativos escanda<strong>los</strong>os y a<strong>de</strong>más todos<br />

iguales (lo que nos ayudó a po<strong>de</strong>r fijarnos con mayor facilidad en ese <strong>de</strong>fecto al<br />

que le sacamos tanto dinero), nos quejábamos <strong>de</strong> la mala suerte que estábamos<br />

teniendo en Canarias, ya que <strong>los</strong> primeros resultados obtenidos nos habían<br />

<strong>de</strong>spistado. Definitivamente entendimos que cada ruleta es un mundo, y que <strong>de</strong>bía<br />

ser tratada <strong>de</strong> forma in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> las ruletas <strong>de</strong>l propio casino o<br />

<strong>de</strong> cualquier otro que conociésemos. <strong>La</strong> igualdad en la estadística <strong>de</strong> Madrid,<br />

fuera casualidad o no, júzguenlo uste<strong>de</strong>s, fue algo que nunca más volvimos a ver<br />

en ninguna parte <strong>de</strong>l planeta.<br />

Lo cierto es que nos estábamos quedando sin dinero y, aunque alguna mesa era<br />

digna <strong>de</strong> seguir siendo estudiada, nunca seria tan rentable como lo era volver a<br />

Madrid con <strong>los</strong> conocimientos que a lo largo <strong>de</strong>l mes y medio <strong>de</strong> juego playero<br />

habíamos adquirido. Como Balón hizo un viaje relámpago a la isla <strong>de</strong> Tenerife<br />

para investigar el casino que habían construido en una zona maravil<strong>los</strong>a <strong>de</strong><br />

Puerto <strong>de</strong> la Cruz y sus noticias hablaban <strong>de</strong> muchas más mesas que don<strong>de</strong><br />

estábamos, pensamos que en algún momento sería bueno volver a Canarias para<br />

trabajar organizadamente entre las dos islas.<br />

De esa primera experiencia en Canarias me quedo con aquellas estupendas<br />

comidas que nos ofrecía un buen amigo llamado Manolo al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la playa en<br />

pleno mes <strong>de</strong> diciembre, en el restaurante Venecia. Allí nos dábamos cita todos<br />

<strong>los</strong> días la gente <strong>de</strong>l grupo y nuestro extemporáneo compañero Antonio<br />

González-Vigil, que gracias a su envidiable perfil <strong>de</strong> rentista, muy en la línea<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> personajes <strong>de</strong> las novelas <strong>de</strong> Flaubert, o <strong>de</strong> Émile Zola, no tendría ningún<br />

problema (ni moral, ni sobre todo económico, que es el más difícil <strong>de</strong> salvar) en<br />

seguir acompañándonos a otros lugares don<strong>de</strong> también acabaríamos jugando. <strong>La</strong><br />

pretensión <strong>de</strong> Antonio siempre fue situarse en el papel <strong>de</strong> perfecto espectador <strong>de</strong>

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