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La fabulosa historia de los pelayos

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Continuamente buscábamos explicaciones <strong>de</strong> todo lo que nos pasaba, intentábamos<br />

articular una batería <strong>de</strong> «razones» que nos diesen una justificación creíble, al<br />

menos para nosotros, <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> hechos que se <strong>de</strong>sviaban <strong>de</strong>l rigor que<br />

pretendíamos <strong>de</strong> ese sistema, que en un principio estaba tan inmaduro como<br />

nosotros, pero con el que fuimos rápidamente creciendo hasta configurar un grupo<br />

humano y unas herramientas conceptuales casi invencibles.<br />

Ante la tan repetida pregunta <strong>de</strong> muchos que les parece increíble que una serie<br />

<strong>de</strong> personas pudieran embarcarse en una aventura <strong>de</strong> semejante calado, siempre<br />

aparece una respuesta construida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> perfiles: se hizo<br />

realidad gracias a la irre<strong>de</strong>nta y pasional búsqueda <strong>de</strong> lo imposible que siempre<br />

ha caracterizado a mi padre y a la extrema juventud <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l equipo. ¡Ah!,<br />

y por supuesto a que éramos familia.<br />

Y es que al principio, más que profesionalidad lo que había era mucha<br />

emocionalidad. A<strong>de</strong>más, es lógico porque sin duda se preguntarán en qué aca<strong>de</strong>mia,<br />

universidad, o sencillo manual pue<strong>de</strong> uno apren<strong>de</strong>r la muy honesta profesión <strong>de</strong><br />

jugador.<br />

A pesar <strong>de</strong> la inevitable falta <strong>de</strong> referencias, en muy poco tiempo conseguimos<br />

constituir una especie <strong>de</strong> núcleo duro <strong>de</strong> personas que permitió darle<br />

consistencia al proyecto, al que muchísima gente fue acercándose y<br />

posteriormente saliendo, para así formar una especie <strong>de</strong> empresa <strong>de</strong> corte<br />

familiar con un estilo altamente artesanal, muy en la línea <strong>de</strong> lo <strong>de</strong> Juan<br />

Palomo. <strong>La</strong> casi totalidad <strong>de</strong> las acciones fueron acometidas por seis personas:<br />

a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> mi padre y <strong>de</strong> mí, estaban Balón y mis primos Guillermo, Cristian y<br />

Marcos. Si a estos nombres añadimos <strong>los</strong> <strong>de</strong> Carmen, la actual mujer <strong>de</strong> mi padre,<br />

el <strong>de</strong> mi hermana Vanesa y el <strong>de</strong> mi madre Teresa, que, si bien no estuvieron<br />

presentes en todas y cada una <strong>de</strong> las acciones, sí participaron <strong>de</strong> momentos<br />

absolutamente claves, obtenemos un familiar elenco <strong>de</strong> personajes que se lanzaron<br />

con <strong>de</strong>cisión en busca <strong>de</strong> una <strong>historia</strong>.<br />

Nos llamábamos a nosotros mismos «la flotilla», y como tal actuábamos.<br />

Trabajábamos siempre en equipo, asumiendo un claro li<strong>de</strong>razgo <strong>de</strong> mi padre en lo<br />

concerniente al campo <strong>de</strong> lo teórico, y en otro más «<strong>de</strong> colegas» que ostentábamos<br />

Guillermo y yo, encargados <strong>de</strong> organizar todas las acciones que <strong>de</strong>cidíamos<br />

acometer tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la concreción <strong>de</strong> <strong>los</strong> recursos materiales con <strong>los</strong> que<br />

contábamos como en la optimización <strong>de</strong> las distintas capacida<strong>de</strong>s en recursos<br />

humanos. Lo <strong>de</strong> la teoría lo percibíamos como sacrosanto y lo integrábamos en la<br />

organización <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esa postura energética que se consigue cuando se<br />

tiene fe en alguien.<br />

En las primeras incursiones que acometimos no es que tuviéramos mucha i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

lo que mi padre pretendía darnos a enten<strong>de</strong>r, pero la máxima que lo arreglaba<br />

todo era: «Es que lo ha dicho tío Gonzalo». En cambio, las frases más utilizadas<br />

a la hora <strong>de</strong> afrontar planes propuestos por mí o por mi primo Guillermo eran <strong>de</strong>l<br />

tipo: «Te quieres ir ya», o la consabida y muy occi<strong>de</strong>ntal «Eso será por que lo<br />

dices tú». Lo cierto es que la cosa funcionaba <strong>de</strong> manera bastante fluida y con<br />

un grado <strong>de</strong> fi<strong>de</strong>lidad que nunca he vuelto a ver en. mi carrera seudoempresarial.<br />

Sin duda eran cosas <strong>de</strong> familia.<br />

Balón (él siempre puntualizaba: «Balón, con b <strong>de</strong> pelota»)<br />

era el único <strong>de</strong> la cuadrilla que ni se apellidaba García-Pelayo, ni era<br />

consorte, pero en cambio era, si cabe, el más Pelayo <strong>de</strong> todos. Él nos recordaba<br />

insistentemente las consignas que venían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> «las alturas», era el que<br />

constantemente pronunciaba palabras <strong>de</strong>l tipo «grupo» o «equipo», y también el<br />

que más atado se sentía a nuestra nueva forma <strong>de</strong> vida. A modo <strong>de</strong> extremeño o<br />

murciano que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tres años <strong>de</strong> haberse <strong>de</strong>splazado a vivir con sus padres a<br />

Vic o a Palamós se convierte en el más catalanista <strong>de</strong>l lugar, Balón nos<br />

recordaba a menudo que éramos <strong>los</strong> Pelayos, lo cual a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> buen rollo nos<br />

producía un cierto grado <strong>de</strong> ternura. Aunque siguiéndole la pista, Marcos<br />

tenía un estilo más... Bueno, probablemente será mejor que la propia <strong>historia</strong><br />

vaya poniendo en su sitio a <strong>los</strong> personajes.

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