Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—Y ahora ¿qué vamos a hacer? —pregunté a mi padre.<br />
—Alguna i<strong>de</strong>a voy teniendo, pero en cualquier caso lo que sí es seguro es que<br />
Dios proveerá —contestó con una hasta ahora <strong>de</strong>sconocida parsimonia, que daba un<br />
buen quiebro a su sólida visión científica <strong>de</strong> la vida.<br />
No es fácil haber pasado por unas aventuras tan intensas como las <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
Pelayos y aceptar que las cosas sean ahora más se<strong>de</strong>ntarias, más pausadas en<br />
cuanto al mundo <strong>de</strong>l juego se refiere. Cierto es que estamos empezando a<br />
<strong>de</strong>sarrollar algunas activida<strong>de</strong>s que necesitaban algo más <strong>de</strong> tiempo para<br />
asentarse. Y no es menos cierto que en mi caso la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Casino Tours sigue<br />
ofreciéndome en parte aquel<strong>los</strong> viajes <strong>de</strong> antaño y algo <strong>de</strong> la adrenalina (en<br />
alguna ocasión quizá <strong>de</strong>masiada) que tanto necesitamos. En honor a la verdad, mi<br />
padre hace bien poco que está dando vueltas a una nueva línea <strong>de</strong> trabajo.<br />
—Creo que he <strong>de</strong>scubierto el acabóse: el póquer por internet. Llevo al menos<br />
quince días ganando y estoy seguro <strong>de</strong> que es un pelotazo —me comentó, ilusionado<br />
como tantas otras veces.<br />
<strong>La</strong>s ventajas <strong>de</strong> jugar en este medio son bastante gran<strong>de</strong>s, ya que se pue<strong>de</strong><br />
efectuar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cualquier lugar que se quiera, siempre que se cuente con un<br />
or<strong>de</strong>nador portátil con sistema Gprs incorporado. Y no sólo es un problema <strong>de</strong><br />
localización, sino que a<strong>de</strong>más es factible realizar otros menesteres<br />
simultáneamente a la ya bastante rutinaria y mecánica toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones sobre<br />
dicho juego. De hecho, la mayor parte <strong>de</strong> lo escrito por mi padre en este<br />
manuscrito ha sido i<strong>de</strong>ado y realizado mientras se enfrentaba a jugadores que se<br />
encontraban en ese momento en Estados Unidos, Finlandia, Nueva Zelanda o vaya<br />
usted a saber dón<strong>de</strong>. Si a esto le añadimos que nunca más tendrás que tragarte el<br />
humo <strong>de</strong>l cigarrillo <strong>de</strong> tu compañero <strong>de</strong> mesa que, te pongas como te pongas,<br />
siempre va hacia ti, efectivamente la i<strong>de</strong>a es un exitazo.<br />
No se pue<strong>de</strong> negar que las partidas respiran un aire <strong>de</strong> virtualidad algo<br />
distanciada, pero a la hora <strong>de</strong> cobrar las ganancias mediante cheques enviados<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> sitios como Los Ángeles o Chicago, esto es absolutamente en crudo. Es<br />
posible que en algún momento <strong>de</strong> la lectura <strong>de</strong>l presente libro se advierta que<br />
aflora esa exagerada tensión que se produce en momentos tan claves como es el<br />
apostar con un full en la mano sospechando que el <strong>de</strong> Wellington pueda tener un<br />
póquer <strong>de</strong> dieces, pero les aseguro que lo que sí se nota es ese momento <strong>de</strong><br />
tensión que asoma cuando <strong>de</strong> manera certificada el cartero te endilga uno <strong>de</strong><br />
aquel<strong>los</strong> talones proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> lejanas tierras.<br />
El caso es que entre cheque y cheque, y algún que otro viaje a Tánger o San<br />
Petersburgo, <strong>de</strong> pronto una noche cenando con unos amigos, Jimena y su marido<br />
Joaquín nos insistían:<br />
—Pero <strong>de</strong> verdad que no me puedo explicar cómo todavía nadie os ha propuesto<br />
escribir un libro —nos <strong>de</strong>cía Jimena.<br />
—<strong>La</strong> verdad es que alguna vez se ha comentado algo <strong>de</strong> eso, pero nunca <strong>de</strong>masiado<br />
en serio. Es <strong>de</strong>cir, nunca con dinero <strong>de</strong> por medio —le contestó mi padre.<br />
—Tal vez pueda hacer algo por ese libro —nos animó.<br />
A <strong>los</strong> pocos días recibimos una llamada <strong>de</strong> una editorial para proponernos un<br />
trabajo al respecto.<br />
Nos cuidamos mucho <strong>de</strong> no trajearnos <strong>de</strong>masiado y acudimos a esa cita. Allí<br />
estaban Rosa y Alberto, que con una sorpren<strong>de</strong>nte naturalidad nos hicieron sentir<br />
como si ése fuese nuestro negocio <strong>de</strong> toda la vida. Pasados muchos minutos<br />
hablando <strong>de</strong> lo divino y <strong>de</strong> lo humano que suele ser todo, empezamos a a<strong>de</strong>ntrarnos<br />
en el tema.<br />
—A nosotros nos interesa mucho vuestra <strong>historia</strong>, pero no sólo en la parte<br />
correspondiente a la técnica y el sistema <strong>de</strong> juego, sino también en la vital —<br />
comentó Rosa.<br />
—Eso parece interesante, pero <strong>de</strong> lo que realmente estamos seguros es <strong>de</strong> ser<br />
capaces <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar lo primero, ya que por ejemplo ahora estoy trabajando en<br />
un nuevo sistema informático sobre el póquer para enviárselo a Juan Car<strong>los</strong>, el<br />
campeón <strong>de</strong>l mundo que se encuentra en <strong>La</strong>s Vegas —le contestó mi padre.<br />
Ciertamente se hace difícil pensar que <strong>de</strong> golpe y porrazo te vas a ventilar<br />
doscientas páginas así como así, y no es mala i<strong>de</strong>a aliviarse <strong>de</strong> alguna manera.