07.05.2013 Views

La fabulosa historia de los pelayos

La fabulosa historia de los pelayos

La fabulosa historia de los pelayos

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

estas razones, mi hermana y yo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> acordar un plan <strong>de</strong> trabajo con<br />

nuestro padre, que se quedaba manteniendo la partida <strong>de</strong> póquer con la que nos<br />

habíamos capitalizado, <strong>de</strong>cidimos irnos <strong>de</strong> nuevo unos tres meses a <strong>La</strong>s Vegas para<br />

intentar ver qué podíamos hacer con la cantidad <strong>de</strong> relaciones que habíamos<br />

<strong>de</strong>jado abiertas en nuestro anterior viaje a la ciudad <strong>de</strong>l juego y también <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

negocios. Para entonces yo ya tenía mujer y tres hijos, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego esa<br />

<strong>de</strong>cisión no era nada fácil, pero per<strong>de</strong>r aquella oportunidad que claramente se<br />

nos ofrecía tampoco era <strong>de</strong> recibo. Antes <strong>de</strong> partir, hablé con mi amigo Patrick<br />

Santa-Cruz y su hermano Car<strong>los</strong>, puesto que aquél había abandonado junto a su<br />

mujer el trabajo en el casino <strong>de</strong> Madrid. Ahora le interesaba montar un negocio<br />

en torno al mundo <strong>de</strong>l juego y así po<strong>de</strong>r trabajar para él y no para otros.<br />

—¿Qué te parece la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> montar una especie <strong>de</strong> agencia <strong>de</strong> viajes para<br />

jugadores? —me soltó Patrick a bocajarro el día que le conté que volvía a <strong>La</strong>s<br />

Vegas.<br />

—Pues que parece una i<strong>de</strong>a bastante extraña. <strong>La</strong> verdad es que me gusta —le<br />

contesté.<br />

<strong>La</strong> propuesta era llegar a acuerdos con aquel<strong>los</strong> casinos extranjeros que, a<br />

cambio <strong>de</strong> recibir buenos clientes, estuviesen interesados en pagar <strong>los</strong> gastos <strong>de</strong><br />

viaje <strong>de</strong> éstos y también <strong>los</strong> nuestros en calidad <strong>de</strong> acompañantes <strong>de</strong> dichos<br />

clientes. A<strong>de</strong>más, tendríamos que negociar algún tipo <strong>de</strong> comisión basada en el<br />

nivel <strong>de</strong> juego <strong>de</strong> cada cliente aportado. Al montar una agencia, <strong>los</strong> beneficios<br />

resultantes <strong>de</strong> la transportación también serían para nosotros. El primer paso<br />

enseguida lo tuvimos claro: si éramos capaces <strong>de</strong> conseguir que algún importante<br />

grupo <strong>de</strong> empresas <strong>de</strong> <strong>La</strong>s Vegas nos comprase la i<strong>de</strong>a, entraríamos por la puerta<br />

gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> este novedoso negocio.<br />

Hacia el mes <strong>de</strong> septiembre mi hermana y yo hicimos las maletas para irnos a<br />

Estados Unidos. En la primera semana <strong>de</strong> viaje, Patrick y su hermano Car<strong>los</strong><br />

coincidirían con nosotros en <strong>La</strong>s Vegas, aprovechando la visita que teníamos<br />

programada a la feria mundial más importante <strong>de</strong> juego que se celebra anualmente<br />

en aquella ciudad. Allí <strong>de</strong>jamos algún contacto abierto que más tar<strong>de</strong> tendría que<br />

ir cerrando a lo largo <strong>de</strong> mi estancia en esa ciudad. Al finalizar la feria,<br />

Patrick regresó a España con su hermano, mientras que mi hermana y yo nos<br />

quedábamos a vivir allí el tiempo que teníamos previsto.<br />

Muchas cosas pasaron en aquel período <strong>de</strong> tiempo que condujo a que, entre<br />

diversas ocurrencias, montásemos una especie <strong>de</strong> cuadro musical flamenco que<br />

causó gran impacto en la ciudad. Mi hermana estaba tan encantada con todo lo que<br />

allí le estaba pasando que <strong>de</strong>cidió quedarse a vivir <strong>de</strong>finitivamente en <strong>La</strong>s<br />

Vegas, don<strong>de</strong> aún sigue y don<strong>de</strong> acaba <strong>de</strong> casarse. A pesar <strong>de</strong> que me pareció una<br />

muy buena <strong>de</strong>cisión por su parte, no pu<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> pensar que el último reducto<br />

que nos quedaba <strong>de</strong> aquella flotilla se situaría ahora a unos dieciséis mil<br />

kilómetros <strong>de</strong> casa.<br />

Siguiendo con el plan inicial, yo me volví tres meses <strong>de</strong>spués, no sin antes<br />

realizar junto con mi mujer, mi tío Javier y Antonio González-Vigil un viaje<br />

iniciático en coche atravesando el <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> Nevada y California hasta llegar<br />

a Salinas, Monterrey, Carmel y por fin a San Francisco. Des<strong>de</strong> España, mi mujer,<br />

Antonio y Javier <strong>de</strong>cidieron que <strong>de</strong> ninguna manera podían per<strong>de</strong>rse la versión que<br />

realizábamos mi hermana y yo <strong>de</strong>l «Como el agua» <strong>de</strong> Camarón en diversos casinos<br />

<strong>de</strong> la Strip siempre acompañados por un grupo que contaba con un guitarrista <strong>de</strong><br />

Reno, un percusionista <strong>de</strong> San Francisco, un cantaor <strong>de</strong> Asunción y una bailaora<br />

<strong>de</strong> Detroit, y así acabaron por apuntase también a este viaje. Es justo reconocer<br />

que en la ciudad <strong>de</strong> <strong>los</strong> Jefferson Airplaine seguimos el consejo <strong>de</strong> la dudosa<br />

canción «If you're going to San Francisco be sure to wear some flowers in your<br />

hair», pero tampoco puedo negar que aunque hicimos la pantomima <strong>de</strong> ponernos<br />

flores en el pelo, eso sucedió con unos treinta años <strong>de</strong> retraso y, claro, no<br />

hubo manera <strong>de</strong> que nada se quedase poéticamente prendado en la escasa cabellera<br />

que quedaba entre <strong>los</strong> concurrentes. En cambio, lo que sí pudimos <strong>de</strong>scubrir era<br />

que aquella mítica beatníh <strong>de</strong> <strong>los</strong> viajes en coche sin norte ni dirección volvía<br />

a estar completamente vigente justo en el momento en que, en pleno centro <strong>de</strong><br />

Napa Valley, <strong>de</strong>cidimos que la dirección siguiente era vía Sacramento y no hacia<br />

Los Ángeles, gracias al frágil criterio <strong>de</strong> lanzar una moneda al aire.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!