libreto: Falstaff - La Arcadia Jerez

una ópera trazada sobre radicales elementos
de renovación, de un lenguaje dramático y
musical absolutamente nuevos con respecto
al resto de sus óperas, incluida Otello, donde
esos elementos ya habían comenzado a
dar espectaculares –e incluso para muchos
irrepetibles– resultados . Falstaff es una pieza
fundamental dentro de la historia del teatro
lírico moderno, una obra singular y única
dentro de Verdi, pero, con toda probabilidad,
también fuera .
La gestación
El primer –y único– antecedente en sentido
estricto de Falstaff en la obra de Verdi es
su segunda ópera, Un giorno di regno, cuyo
estreno en 1840 fue un sonado fracaso . A Verdi
le sentó muy mal la furibunda reacción del
público en aquella velada y, con la habilidad
que le caracterizaba para dramatizar las cosas
y releer la realidad acomodándola a sus
propios intereses, intentó justificar el fiasco
echando la culpa a los pobres medios de que
dispuso . Pero lo cierto es que la obra, de cuyo
libreto seguramente Rossini habría sacado petróleo,
resultó aburrida y falta de alma . ¿Por
qué? Tras el éxito de Oberto, de un año antes,
el director de La Scala accedió a su estreno
allí en condiciones draconianas y exigiendo
una importante premura en la composición
(la Scala en aquella época era como una empresa
manufacturera; en la década de los 30
produjo casi 40 óperas de estreno) . Verdi, por
otro lado, se había quedado sin sus dos hijos
y sin esposa en un breve período de tiempo .
De manera que no fue aquel momento el más
propicio para emprender la tarea de escribir
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una ópera cómica, por lo demás un asunto
poco estimulante dada la decadencia en que
había entrado el género (entre 1850 y 1900
no llega a la docena los títulos cómicos estrenados,
y siempre de autores menores) . Verdi,
no obstante, esparce por aquí y por allá rasgos
cómicos a lo largo de su producción antes de
llegar a Falstaff . Sucede en piezas tan trágicas
como Rigoletto, en la que el tratamiento del
personaje del Duque, entre la ironía, la burla
y la villanía, se aproxima claramente al arquetipo
cómico en más de un momento; o en
Trovatore, en el alegre cuadro gitano; o en los
interminables concertantes de Luisa Miller;
o en la misma Forza del destino, cuyo fraile
Melitone es un incandescente bufo . Pero volvamos
al asunto central .
De entre las muchas lagunas existentes
en la biografía de Verdi –cuya vida él parceló,
dividiendo el resultado en zonas accesibles
y zonas absolutamente herméticas– una
es saber a ciencia cierta si tras el fracaso de
Un giorno di regno pudo tener intenciones
reales de volver a la ópera cómica a lo largo
de los años . Independientemente de las referidas
pinceladas, casi una anécdota, siempre
se ha aceptado como una verdad irrefutable
que fue Boito quien sugirió a Verdi la composición
de una ópera basada en Falstaff, un
singular personaje shakesperiano que sufre
una no menos curiosa metamorfosis entre las
dos comedias en las que aparece por primera
vez, Enrique IV y Enrique V, y Las alegres casadas
de Windsor, donde es presentado como
protagonista principal . Es cierto; en el verano
de 1889, pronto a cumplir su 50 cumpleaños
como operista, Verdi fue requerido por Boito
para tal empresa . Sin embargo, Verdi llevaba