Boletín 3 - Sociedad Asturiana de Filosofía
Boletín 3 - Sociedad Asturiana de Filosofía
Boletín 3 - Sociedad Asturiana de Filosofía
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>de</strong>l “paraíso ganado”. Se dibuja así una silueta <strong>de</strong>l científico<br />
Skinner que nos permite hablar <strong>de</strong>l mismo como un “clásico”<br />
<strong>de</strong> la Psicología.<br />
No es extraño, por ello, que Marino Pérez Álvarez,<br />
catedrático <strong>de</strong> Psicología por la Universidad <strong>de</strong> Oviedo,<br />
a quien la <strong>Sociedad</strong> <strong>Asturiana</strong> <strong>de</strong> <strong>Filosofía</strong> ha tenido el gusto<br />
y el honor <strong>de</strong> invitar para conmemorar el centenario <strong>de</strong> B.<br />
F. Skinner haya recomendado su lectura junto a la <strong>de</strong> S.<br />
Freud o G. Flaubert. Porque, en efecto, para el psicólogo formado<br />
–nos dirá Marino en Cartas a un joven psicólogo–, no<br />
el psicólogo pletórico <strong>de</strong> información, ese remedo <strong>de</strong> Bouvard<br />
y Pécuchet, la mejor vía que pudiera seguir no es la <strong>de</strong><br />
la mo<strong>de</strong>rnidad si esta no significa haber pasado por los clásicos.<br />
Casi se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que Marino Pérez pone toda condición<br />
<strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnidad psicológica en haber superado el trámite<br />
<strong>de</strong> los clásicos, a saber: W. James, S. Freud, B. F. Skinner.<br />
Pero también los clásicos <strong>de</strong> la literatura <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Cervantes<br />
a Flaubert, pues en ellos el “interior” se <strong>de</strong>senvuelve a<br />
través <strong>de</strong> las acciones <strong>de</strong> los personajes; sólo le falta <strong>de</strong>cir la<br />
vida es drama.<br />
Hay más. El argumento que <strong>de</strong>sarrolla Marino en<br />
este opúsculo escon<strong>de</strong> una trama envolvente que ya había<br />
<strong>de</strong>sarrollado en una obra <strong>de</strong>l año 1990, Médicos, pacientes<br />
y placebos, publicada por Pentalfa. El efecto placebo analizado<br />
en este trabajo respondía a procesos psicológicos que<br />
estarían ocurriendo inadvertidamente, y que un análisis en<br />
términos <strong>de</strong> psicología <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong>bía <strong>de</strong>senmascarar,<br />
es <strong>de</strong>cir, explicar.<br />
Con ello queremos <strong>de</strong>cir que la formación <strong>de</strong> la<br />
que hablaba en su carta a un joven psicólogo no sería otra<br />
cosa sino que un aparato doctrinal que en su caso correspon<strong>de</strong>ría<br />
con el <strong>de</strong> un psicólogo crítico. Es este psicólogo crítico<br />
el que en La superstición en la ciudad, Madrid 1993, analiza<br />
el curan<strong>de</strong>rismo y la adivinación con una potencia<br />
reductora inusitada porque <strong>de</strong>trás está la forma teórica que<br />
permite poner en su lugar lunáticas explicaciones emicistas<br />
<strong>de</strong> los operarios <strong>de</strong> la superchería.<br />
En fin, encontramos que en su última obra, Contingencia<br />
y drama, publicada por Minerva ediciones a principios<br />
<strong>de</strong> este mismo año, se hace explícita la urdimbre<br />
metodológica que se venía empleando hasta ahora: el conductismo,<br />
Skinner. Pero el Skinner que nos propone Marino<br />
aparece con el valor y la cotización que tienen los clásicos.<br />
Ahora bien, no han pasado en bal<strong>de</strong> catorce años<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Skinner, ni cincuenta y uno <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
publicación <strong>de</strong> Ciencia y conducta humana en la edición <strong>de</strong><br />
Macmillan <strong>de</strong> Nueva York, por citar dos hitos cronológicos.<br />
Y no han pasado en vano porque, en el ínterin, el conductismo,<br />
al menos tal como lo expone Marino, aparece incrustado<br />
en una textura filosófica capaz <strong>de</strong> dar cuenta incluso <strong>de</strong>l<br />
conductismo radical skinneriano. Así pues, el conductismo<br />
como filosofía <strong>de</strong> la psicología nos remite a las materialida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>l segundo género en el sentido <strong>de</strong>l materialismo filosófico,<br />
si nos situamos en un plano ontológico, y a las operaciones<br />
fenoménicas, puestos en el plano gnoseológico. Tal<br />
es la textura <strong>de</strong> una Psicología que se <strong>de</strong>sarrolla como <strong>Filosofía</strong>.<br />
Sin embargo, esta conclusión no me correspon<strong>de</strong> a mí<br />
pues en todo caso para eso está aquí Marino Pérez Álvarez.<br />
Muchas gracias.<br />
Conferencias y artículos monográficos<br />
Marino Pérez Alvarez<br />
«Contingencia y drama, así es la vida según el conductismo»<br />
Conferencia pronunciada en el Club <strong>de</strong> Prensa <strong>Asturiana</strong><br />
<strong>de</strong> La Nueva España <strong>de</strong> Oviedo.<br />
Pue<strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r la asociación <strong>de</strong> Contingencia<br />
con Drama a propósito <strong>de</strong>l Conductismo pero, en realidad,<br />
no <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> referirse, respectivamente, a los conceptos <strong>de</strong><br />
contingencia y conducta propios <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> la conducta.<br />
Lo que se preten<strong>de</strong> con esta aparente sustitución es elevar<br />
el concepto <strong>de</strong> contingencia <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> la conducta<br />
a su sentido filosófico y, por su parte, el <strong>de</strong> conducta al <strong>de</strong><br />
drama en sus varios sentidos.<br />
La cuestión es que los términos <strong>de</strong> contingencia y<br />
<strong>de</strong> conducta tienen un mayor alcance que el tradicionalmente<br />
asumido por su sentido técnico <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> la<br />
conducta. Es más, este mayor alcance le conviene al propio<br />
sentido técnico, excepto que quiera permanecer en los términos<br />
<strong>de</strong> un análisis un tanto limitado. El caso es que el sentido<br />
técnico (conductista) <strong>de</strong> contingencia permite, y pi<strong>de</strong>,<br />
el sentido filosófico al que se apunta aquí (quienes acaso no<br />
lo pidan, ni permitan, sean los conductistas limitados a sus<br />
términos). Respecto al sentido <strong>de</strong> conducta, se verá igualmente<br />
que expan<strong>de</strong> sus dimensiones como drama.<br />
SENTIDO TÉCNICO DE CONTINGENCIA EN EL ANÁLISIS DE LA<br />
CONDUCTA<br />
Antes que nada, se recordará el sentido técnico <strong>de</strong><br />
contingencia en el análisis <strong>de</strong> la conducta. En general, contingencia<br />
se refiere a las condiciones bajo las cuales una respuesta<br />
o conducta produce una consecuencia o reforzador.<br />
Así, se dice que un reforzador es contingente a una conducta<br />
<strong>de</strong>terminada. Igualmente, se dice que un organismo o persona<br />
entra en contacto con una contingencia cuando su conducta<br />
produce ciertas consecuencias. La contingencia es,<br />
pues, la relación entre la conducta y sus consecuencias. Se<br />
trata <strong>de</strong> una relación <strong>de</strong> probabilidad, relativa tanto a la probabilidad<br />
<strong>de</strong> las consecuencias dada <strong>de</strong>terminada conducta<br />
como a la probabilidad <strong>de</strong>s éstas en ausencia <strong>de</strong> tal conducta.<br />
Las condiciones <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong> probabilidad han <strong>de</strong><br />
estar especificadas o ser especificables, si no quieren quedar<br />
en la mera contigüidad conducta-reforzador. Así, por<br />
ejemplo, los programas <strong>de</strong> reforzamiento son especificaciones<br />
<strong>de</strong> este tipo.<br />
La contingencia hasta aquí <strong>de</strong>finida implica la<br />
relación entre dos términos, conducta-reforzador, pero esta<br />
relación está, a su vez, co-relacionada con estímulos presentes,<br />
llamados estímulos discriminativos. De este modo, la<br />
contingencia se <strong>de</strong>fine realmente por la relación entre tres<br />
términos: el estímulo discriminativo, en cuya presencia<br />
<strong>de</strong>terminada conducta tiene tales probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> producir<br />
cierto reforzador. De ahí resulta la contingencia <strong>de</strong> tres<br />
términos, que es la unidad <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> la conducta y, por<br />
lo que aquí respecta, <strong>de</strong>l análisis psicológico.<br />
El sentido técnico <strong>de</strong> contingencia, se excusaría ya<br />
<strong>de</strong>cir <strong>de</strong> tres términos, viene <strong>de</strong>l análisis experimental <strong>de</strong> la<br />
conducta y, aún se habría <strong>de</strong> añadir, <strong>de</strong>l paradigma experimental<br />
<strong>de</strong> la ‘caja <strong>de</strong> Skinner’, que estudia la conducta <strong>de</strong><br />
organismos animales. Esto hace que la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> contingencia<br />
haya quedado un tanto encorsetada por las condicio-<br />
87