Boletín 3 - Sociedad Asturiana de Filosofía
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BOLETÍN Nº 3<br />
nicos más influyentes en todos los ámbitos. Es el Banquete<br />
(El pasaje que se reproduce aquí es el comienzo <strong>de</strong> la obra<br />
en la magnífica traducción <strong>de</strong>l profesor Luis Gil Fernán<strong>de</strong>z,<br />
en Platón, Madrid 1969, p. 563. Hay una edición <strong>de</strong> este<br />
diálogo solamente en 1974), <strong>de</strong>l que arranca curiosos motivos<br />
literarios. Es más su tema, el amor o la escala <strong>de</strong> perfección<br />
es un punto clave entre otras cosas para enten<strong>de</strong>r la<br />
corriente ascética o la mística <strong>de</strong> un San Juan <strong>de</strong> la Cruz,<br />
por ejemplo, pero también es la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> extrañas<br />
representaciones teológicas como seres intermedios, los<br />
“démones” o genios, asimismo <strong>de</strong>sarrolla una doctrina<br />
sobre el amor y la atracción <strong>de</strong> la belleza. Seguir a Platón<br />
en esa <strong>de</strong>scripción cinematográfica obliga, según piensa<br />
por ejemplo Allan Bloom (Allan Bloom, Amor y amistad<br />
(1993), trad. Ed. A. Bello 1996), a <strong>de</strong>tenerse en todos los<br />
tratamientos posteriores <strong>de</strong>l amor como si fueran escalas<br />
que conducen hasta el final. Etapas que pasan por Romeo<br />
y Julieta, por la Celestina sería<br />
mejor, por el amor romántico y<br />
<strong>de</strong>sembocan en la fuerza <strong>de</strong>l autocontrol<br />
que se escon<strong>de</strong> en la frase<br />
<strong>de</strong> Delfos <strong>de</strong> la que se hace eco<br />
Sócrates que dice “Conócete a ti<br />
mismo”.<br />
Hasta nuestros días cualquier<br />
comentario sobre este diálogo<br />
consi<strong>de</strong>raba un mero recurso<br />
teatral este primer plano que estamos<br />
analizando. De manera que<br />
toda la obra vendría marcada,<br />
como en un movimiento <strong>de</strong> eterno<br />
retorno, entre dos recursos teatrales.<br />
Esto en el mejor <strong>de</strong> los casos,<br />
porque lo normal sería <strong>de</strong>jarlo <strong>de</strong><br />
lado como una manera <strong>de</strong> empezar<br />
un discurso directo para hacer más<br />
creíble el indirecto, recurso tópico<br />
<strong>de</strong> la ficción que abunda en literatura<br />
y en el cine, o bien, adoptando<br />
la postura ingenua o menos comprometida,<br />
tomarlo como una confesión<br />
<strong>de</strong>l autor acerca <strong>de</strong> la dificultad<br />
que tenía para recordar las<br />
palabras <strong>de</strong> su maestro en un<br />
momento en el que ya queda lejos su recuerdo. Hay quienes<br />
no entien<strong>de</strong>n las películas y confun<strong>de</strong>n el contenido con el<br />
aparato técnico que lo sustenta. Muchos hablan <strong>de</strong> una doctrina<br />
socrática a estas alturas y en medio <strong>de</strong> las conversaciones<br />
que escribe un Platón maduro. Son los que no entien<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong> filosofía y les da lo mismo esa disposición mayéutica <strong>de</strong><br />
experto en preguntas que trata <strong>de</strong> poner a prueba la fuerza<br />
explicativa <strong>de</strong>l discurso que la dialéctica por la que discurren<br />
los planos y cortes <strong>de</strong>l habla en la proyección <strong>de</strong>l Diálogo.<br />
Lo que nosotros contemplamos es la película y lo que<br />
admiramos como filosofía y método dialéctico radica en la<br />
forma <strong>de</strong> construirla: porque su materia se consigue arrancando<br />
momentos y aislando las secuencias que brinda la trama<br />
social d elo cotidiano más allá <strong>de</strong> razones y conductas.<br />
Esa necesidad <strong>de</strong> contemplar la imagen, <strong>de</strong> apreciar<br />
los rasgos <strong>de</strong> este primer plano, <strong>de</strong> ahondar en la situa-<br />
ción <strong>de</strong> portada ha sido una preocupación reciente en los<br />
estudios <strong>de</strong> filosofía, y en concreto <strong>de</strong> la escuela americana,<br />
<strong>de</strong> Rosen (Stanley Rosen ha analizado cuidadosamente<br />
el problema <strong>de</strong>l original y la proyección <strong>de</strong>l mismo sobre<br />
todo en el planteamiento <strong>de</strong>l Platón maduro en un comentario<br />
línea por línea <strong>de</strong>l diálogo El Sofista <strong>de</strong> Platón bajo el<br />
título <strong>de</strong> Plato’s Sophist, Yale, 1983, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las perspectivas<br />
actuales fenomenológicas y analíticas. Su estudio ha sido<br />
contestado, discutiéndolo también línea por línea, por<br />
Giancarlo Movia, Apparenze, essere e verità, Milano 1991<br />
que opone imagen a principio y a paradigma. Una visión<br />
más corta <strong>de</strong> este problema en G. Reale, Por una nueva<br />
interpretación <strong>de</strong> Platón (2003), trad. Her<strong>de</strong>r, Barcelona<br />
2003) y sobre todo <strong>de</strong> Martha Nussbaum (Martha C. Nussbaum,<br />
La fragilidad <strong>de</strong>l bien (1986), trad. Visor, Madrid<br />
1995), que no se conforman con cuatro <strong>de</strong>talles sino que<br />
intentan justificar la escena y <strong>de</strong>terminar su razón <strong>de</strong> ser. Y<br />
tienen razón. En los diálogos pla-<br />
HISTORIA GRÁFICA DE LA SAF<br />
tónicos el primer plano es el que<br />
configura el discurso, porque ya la<br />
literatura griega confirma que<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Homero en a<strong>de</strong>lante el rasgo<br />
<strong>de</strong> las explicaciones y la índole<br />
<strong>de</strong> la actuación quedan <strong>de</strong>terminadas<br />
rigurosamente en el<br />
1995<br />
comienzo, sea éste una invocación<br />
a la Musa para que cante ella misma<br />
y entonces hay que mostrar<br />
que realmente lo que sigue es su<br />
canto exacto y emotivo o bien sea<br />
que uno relate la aparición <strong>de</strong> estas<br />
diosas al poeta-pastor que recibe<br />
así el amable don <strong>de</strong>l canto, o sea<br />
que le enseñan a cantar, con lo que<br />
a renglón seguido y hasta el final<br />
hay que <strong>de</strong>mostrarlo.<br />
Para Martha Nussbaum, el<br />
principio explica el final. Nosotros<br />
diríamos que, al igual que en<br />
los planos dialécticos <strong>de</strong> Einsenstein,<br />
por ejemplo, esperamos aquí<br />
un eterno retorno en espiral, <strong>de</strong><br />
manera que el Diálogo culmine en<br />
una explosión doctrinal, en una<br />
transformación completa <strong>de</strong>l pensamiento.<br />
Sin embargo, esta visión <strong>de</strong>jaría la temática tradicional<br />
<strong>de</strong> la obra en meros puntos <strong>de</strong>l giro que se propone,<br />
aunque se trate <strong>de</strong> los temas tan importantes que hemos<br />
mencionado. Y es que Platón hace obras abiertas, que es el<br />
rasgo tal vez más importante <strong>de</strong> la técnica cinematográfica<br />
para apren<strong>de</strong>r lo auténtico, para el control <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo<br />
general <strong>de</strong> la sociedad y también para el autocontrol <strong>de</strong>l<br />
individuo, que es el or<strong>de</strong>namiento que resulta al proyectar<br />
los otros dos rasgos el uno sobre el otro, es la trinidad platónica.<br />
Familiarizarse con ella es apren<strong>de</strong>r a moverse, que<br />
no a conocer.<br />
En las palabras, pues, a que estamos atendiendo,<br />
tenemos las explicaciones <strong>de</strong> dos personajes. Uno <strong>de</strong> ellos,<br />
un tal Apolodoro que, según él mismo dice, lleva tres años<br />
siguiendo a Sócrates. La reacción violenta y el modo en el