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Boletín 3 - Sociedad Asturiana de Filosofía

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78<br />

BOLETÍN Nº 3<br />

nicos más influyentes en todos los ámbitos. Es el Banquete<br />

(El pasaje que se reproduce aquí es el comienzo <strong>de</strong> la obra<br />

en la magnífica traducción <strong>de</strong>l profesor Luis Gil Fernán<strong>de</strong>z,<br />

en Platón, Madrid 1969, p. 563. Hay una edición <strong>de</strong> este<br />

diálogo solamente en 1974), <strong>de</strong>l que arranca curiosos motivos<br />

literarios. Es más su tema, el amor o la escala <strong>de</strong> perfección<br />

es un punto clave entre otras cosas para enten<strong>de</strong>r la<br />

corriente ascética o la mística <strong>de</strong> un San Juan <strong>de</strong> la Cruz,<br />

por ejemplo, pero también es la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> extrañas<br />

representaciones teológicas como seres intermedios, los<br />

“démones” o genios, asimismo <strong>de</strong>sarrolla una doctrina<br />

sobre el amor y la atracción <strong>de</strong> la belleza. Seguir a Platón<br />

en esa <strong>de</strong>scripción cinematográfica obliga, según piensa<br />

por ejemplo Allan Bloom (Allan Bloom, Amor y amistad<br />

(1993), trad. Ed. A. Bello 1996), a <strong>de</strong>tenerse en todos los<br />

tratamientos posteriores <strong>de</strong>l amor como si fueran escalas<br />

que conducen hasta el final. Etapas que pasan por Romeo<br />

y Julieta, por la Celestina sería<br />

mejor, por el amor romántico y<br />

<strong>de</strong>sembocan en la fuerza <strong>de</strong>l autocontrol<br />

que se escon<strong>de</strong> en la frase<br />

<strong>de</strong> Delfos <strong>de</strong> la que se hace eco<br />

Sócrates que dice “Conócete a ti<br />

mismo”.<br />

Hasta nuestros días cualquier<br />

comentario sobre este diálogo<br />

consi<strong>de</strong>raba un mero recurso<br />

teatral este primer plano que estamos<br />

analizando. De manera que<br />

toda la obra vendría marcada,<br />

como en un movimiento <strong>de</strong> eterno<br />

retorno, entre dos recursos teatrales.<br />

Esto en el mejor <strong>de</strong> los casos,<br />

porque lo normal sería <strong>de</strong>jarlo <strong>de</strong><br />

lado como una manera <strong>de</strong> empezar<br />

un discurso directo para hacer más<br />

creíble el indirecto, recurso tópico<br />

<strong>de</strong> la ficción que abunda en literatura<br />

y en el cine, o bien, adoptando<br />

la postura ingenua o menos comprometida,<br />

tomarlo como una confesión<br />

<strong>de</strong>l autor acerca <strong>de</strong> la dificultad<br />

que tenía para recordar las<br />

palabras <strong>de</strong> su maestro en un<br />

momento en el que ya queda lejos su recuerdo. Hay quienes<br />

no entien<strong>de</strong>n las películas y confun<strong>de</strong>n el contenido con el<br />

aparato técnico que lo sustenta. Muchos hablan <strong>de</strong> una doctrina<br />

socrática a estas alturas y en medio <strong>de</strong> las conversaciones<br />

que escribe un Platón maduro. Son los que no entien<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong> filosofía y les da lo mismo esa disposición mayéutica <strong>de</strong><br />

experto en preguntas que trata <strong>de</strong> poner a prueba la fuerza<br />

explicativa <strong>de</strong>l discurso que la dialéctica por la que discurren<br />

los planos y cortes <strong>de</strong>l habla en la proyección <strong>de</strong>l Diálogo.<br />

Lo que nosotros contemplamos es la película y lo que<br />

admiramos como filosofía y método dialéctico radica en la<br />

forma <strong>de</strong> construirla: porque su materia se consigue arrancando<br />

momentos y aislando las secuencias que brinda la trama<br />

social d elo cotidiano más allá <strong>de</strong> razones y conductas.<br />

Esa necesidad <strong>de</strong> contemplar la imagen, <strong>de</strong> apreciar<br />

los rasgos <strong>de</strong> este primer plano, <strong>de</strong> ahondar en la situa-<br />

ción <strong>de</strong> portada ha sido una preocupación reciente en los<br />

estudios <strong>de</strong> filosofía, y en concreto <strong>de</strong> la escuela americana,<br />

<strong>de</strong> Rosen (Stanley Rosen ha analizado cuidadosamente<br />

el problema <strong>de</strong>l original y la proyección <strong>de</strong>l mismo sobre<br />

todo en el planteamiento <strong>de</strong>l Platón maduro en un comentario<br />

línea por línea <strong>de</strong>l diálogo El Sofista <strong>de</strong> Platón bajo el<br />

título <strong>de</strong> Plato’s Sophist, Yale, 1983, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las perspectivas<br />

actuales fenomenológicas y analíticas. Su estudio ha sido<br />

contestado, discutiéndolo también línea por línea, por<br />

Giancarlo Movia, Apparenze, essere e verità, Milano 1991<br />

que opone imagen a principio y a paradigma. Una visión<br />

más corta <strong>de</strong> este problema en G. Reale, Por una nueva<br />

interpretación <strong>de</strong> Platón (2003), trad. Her<strong>de</strong>r, Barcelona<br />

2003) y sobre todo <strong>de</strong> Martha Nussbaum (Martha C. Nussbaum,<br />

La fragilidad <strong>de</strong>l bien (1986), trad. Visor, Madrid<br />

1995), que no se conforman con cuatro <strong>de</strong>talles sino que<br />

intentan justificar la escena y <strong>de</strong>terminar su razón <strong>de</strong> ser. Y<br />

tienen razón. En los diálogos pla-<br />

HISTORIA GRÁFICA DE LA SAF<br />

tónicos el primer plano es el que<br />

configura el discurso, porque ya la<br />

literatura griega confirma que<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Homero en a<strong>de</strong>lante el rasgo<br />

<strong>de</strong> las explicaciones y la índole<br />

<strong>de</strong> la actuación quedan <strong>de</strong>terminadas<br />

rigurosamente en el<br />

1995<br />

comienzo, sea éste una invocación<br />

a la Musa para que cante ella misma<br />

y entonces hay que mostrar<br />

que realmente lo que sigue es su<br />

canto exacto y emotivo o bien sea<br />

que uno relate la aparición <strong>de</strong> estas<br />

diosas al poeta-pastor que recibe<br />

así el amable don <strong>de</strong>l canto, o sea<br />

que le enseñan a cantar, con lo que<br />

a renglón seguido y hasta el final<br />

hay que <strong>de</strong>mostrarlo.<br />

Para Martha Nussbaum, el<br />

principio explica el final. Nosotros<br />

diríamos que, al igual que en<br />

los planos dialécticos <strong>de</strong> Einsenstein,<br />

por ejemplo, esperamos aquí<br />

un eterno retorno en espiral, <strong>de</strong><br />

manera que el Diálogo culmine en<br />

una explosión doctrinal, en una<br />

transformación completa <strong>de</strong>l pensamiento.<br />

Sin embargo, esta visión <strong>de</strong>jaría la temática tradicional<br />

<strong>de</strong> la obra en meros puntos <strong>de</strong>l giro que se propone,<br />

aunque se trate <strong>de</strong> los temas tan importantes que hemos<br />

mencionado. Y es que Platón hace obras abiertas, que es el<br />

rasgo tal vez más importante <strong>de</strong> la técnica cinematográfica<br />

para apren<strong>de</strong>r lo auténtico, para el control <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo<br />

general <strong>de</strong> la sociedad y también para el autocontrol <strong>de</strong>l<br />

individuo, que es el or<strong>de</strong>namiento que resulta al proyectar<br />

los otros dos rasgos el uno sobre el otro, es la trinidad platónica.<br />

Familiarizarse con ella es apren<strong>de</strong>r a moverse, que<br />

no a conocer.<br />

En las palabras, pues, a que estamos atendiendo,<br />

tenemos las explicaciones <strong>de</strong> dos personajes. Uno <strong>de</strong> ellos,<br />

un tal Apolodoro que, según él mismo dice, lleva tres años<br />

siguiendo a Sócrates. La reacción violenta y el modo en el

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