Boletín 3 - Sociedad Asturiana de Filosofía

Boletín 3 - Sociedad Asturiana de Filosofía Boletín 3 - Sociedad Asturiana de Filosofía

sociedadasturianadefilosofia.org
from sociedadasturianadefilosofia.org More from this publisher
07.05.2013 Views

eses de una minoría muevan al resto para que se consiga lo que sea mejor para los primeros? ¿Se trata de dirigir a la población en época de elecciones con falsas promesas para resultar elegidos y después olvidarlas cuando se tienen en las manos el presupuesto del Estado y todos los principios en la papelera? ¿No sería cosa de pensar de nuevo en la ciudadanía cosmopolita, en una federación de naciones regidas por el mutuo respeto, el rechazo a la invasión y del uso de la fuerza de unas contra otras, basadas en relaciones de igualdad y no de hegemonía de unas sobre otras? VI La creación de una sociedad ideal, basada en la igualdad y en la libertad, ha venido preocupando a lo largo de los siglos a muchos pensadores y filósofos y, según las épocas y lugares, se consideraba un sistema u otro como el más adecuado. Pero siempre en esas sociedades utópicas estaba incluida como proyecto de convivencia la paz, pues todos los pueblos saben que en tiempos de paz se vive y se convive mejor que en tiempos de guerra y de conflicto, enseñanza que costó mucha sangre adquirir y que ahora parece haber sido olvidada. Merece la pena volver a nuestros clásicos y detenerse en la figura de Immanuel Kant, en este año en el que conmemoramos el segundo centenario de su muerte. Aquel destacado representante del siglo XVIII y de la Ilustración proponía en su obra “La paz perpetua” (1795) la creación de una sociedad a gran escala, no local, regional o nacional, sino una Sociedad de Naciones, capaz de proponerse la meta y el ideal de ir acabando progresivamente con los ejércitos y con las guerras. Kant aspiraba a alcanzar esta sociedad perfecta mediante la colaboración de todos los ciudadanos y el establecimiento de un derecho cosmopolita entre los distintos pueblos de la tierra. ¿Y en qué debe estar basado este derecho? Si se pretende que todos los pueblos formen una unidad deben hacerlo libremente, por propia voluntad, en condiciones de igualdad –no se “alían” unos con otros para ser sus vasallos, sino sus hermanos– y sus relaciones deben ser correctas, amables, como si pertenecieran a una misma familia, donde todos se protegieran a todos y velaran por la seguridad del otro. No obstante, el hombre, a pesar de que a lo largo de la historia ha intentado una y otra vez establecer la paz con sus semejantes, se olvida con extrema facilidad de los altos ideales que algún tiempo atrás creó en cuanto el poder llega a sus manos. Y es que éste le corrompe, le consume, le oprime bajo un yugo del que apenas será capaz de librarse en vida. Tal es su “insociable sociabilidad”... VII Desde 1789 ha transcurrido mucho tiempo y la evolución de todas y cada una de las sociedades ha sido III Olimpiada. Tercer premio distinta. Y lo que es difícilmente aceptable es que no se haya conseguido implantar una auténtica democracia tras 215 años. Y digo bien, porque una cosa es que teóricamente haya sufragio universal, libertades individuales y colectivas, igualdad entre los sexos, razas, religiones y otra cosa es que se cumpla. Que cada persona sea mirada por otra como un igual. Que exista la libertad de poder mirar a los ojos a un semejante, de tener distintas formas de pensar y sentir y ser respetado. Que no sea necesario vivir escondido por temor al otro. Que se sea libre. VIII Libertad, igualdad y fraternidad constituyen las bases sobre las que se asientan las democracias. Los tres están interrelacionados y se complementan. Uno lleva a otro, son difíciles de separar. Si cumplieran transformarían al mundo en un lugar más apacible y seguro, donde se respiraría un ambiente de tranquilidad, donde las naciones serían hermanas y no enemigas. Pero esto sigue siendo una utopía. El “homo homini lupus” ha estado vigente siempre y parece estarlo aún hoy. Si los estados tuvieran buenas relaciones no habría lugar a que estuvieran armados hasta la saturación. Pero la especie humana, a pesar de encontrarse en el más alto eslabón de la evolución, es envidiosa y ansía acumular poder y riquezas. A menudo invaden a sus vecinos para constituir un imperio, inculcar su cultura, considerada como la mejor, e implantar sus creencias. Como verdaderos tiranos. IX Desde hace apenas unos años nuestro mundo ha vivido importantes cambios en su configuración. El sistema capitalista se ha quedado sólo tras la caída del comunismo y la crisis del socialismo. Ya no hay dos superpotencias luchando entre sí, apoyadas por sus respectivos países satélites, sino una, Estados Unidos, que pretende imponer al resto sus intereses y su poder. La tecnología y los diversos sistemas de comunicaciones han hecho cada vez más pequeño e interdependiente a nuestro mundo, de modo que es ya obligado plantear los problemas económicos, políticos y sociales en un contexto supranacional. Hablamos de globalización y de antiglobalización a nivel económico y financiero del mismo modo que hablamos de multiculturalismo o de interculturalidad para referirnos a la convivencia entre ciudadanos de distintas procedencias y culturas en un mismo país. Vivimos, además, en lo que Ulrich Beck ha denominado “sociedad de riesgo mundial”, tristemente puesta de manifiesto en los atentados terroristas del 11-S en Nueva York y del 11-M en Madrid. No sólo Estados Unidos ha sido golpeado por el látigo del terrorismo. Lamentablemente España ha sido el último de los objetivos de estas organizaciones, justo el día que se 53

54 BOLETÍN Nº 3 cumplían dos años y medio de la matanza de las Torres Gemelas. En Atocha, en el Pozo del Tío Raimundo, en Santa Eugenia, todos hemos perdido una parte de nosotros mismos, se ha perdido una parte de la humanidad. Las campanas doblan por todos nosotros. X Tras el 11-S el mundo ha vivido un sinfín de “reveses”, por así llamar a los conflictos, que como lacras del planeta le han venido torturando: Afganistán, Irak, atentados con muertes masivas, sin contar con todos los enfrentamientos de los que no tenemos noticias y a los que llaman “las guerras olvidadas”. Todos ellos podrían haber sido evitados mediante la colaboración de todas las naciones y, como solución drástica, forzando al desarme unilateral de todos y cada uno de los países. No mas armas químicas, no mas armas biológicas, no mas medios de destrucción de semejantes. ¿O acaso no han sido suficientes? Igualar el nivel cultural de los países es otra de las opciones y conjugar además las características propias de cada país con las del resto, tarea ardua y difícil para la cual la humanidad, al menos actualmente, no está en su mayoría preparada. Todavía hay demasiados prejuicios, demasiadas diferencias, demasiada intolerancia, lo que hace más urgente y necesaria esa difusión de la educación. En nuestras complejas sociedades ya no sirve la política hegemónica de un sólo país, de Estados Unidos, o de una minoría de países, sino la conjunta de todo el mundo, como así lo pensaba Kant para su Sociedad de Naciones. Y es necesario saber que la decisión de un país de declarar la guerra a otro, y no de defenderse si es invadido o está siendo masacrado por otro, va en contra de todas las concepciones de la justicia y del derecho que existen. Para evitar la proliferación de los conflictos será necesario recurrir al pacto entre las naciones y determinar unas condiciones que no pudieran ser olvidadas u omitidas. Si se firma un contrato en él no ha de haber cláusulas secretas, todos deben cumplirlo y no abandonarlo llegado el momento en que interese hacerlo. Y para que esto sea posible han de desdeñarse los conceptos maquiavélicos –rompe tú mismo el pacto en tu provecho, antes de que lo rompa el otro– para alcanzar tus propósitos. Sólo cuando se tome conciencia de que la guerra únicamente trae consigo muerte y desolación y deja tras de sí un reguero de dolor y de pérdidas humanas, más importantes que las materiales, será efectivo ese pacto entre naciones, pues de nada sirven las palabras si no se secundan con hechos y se quedan en meras intenciones. Una vez que se cumpla se comprobarán los beneficios que reporta, no la guerra, sin la convivencia pacífica nacional e internacional. La eliminación del miedo, la mejora del comercio, la difusión del pensamiento y de las artes, el derecho a la vida, el derecho a vivir en paz... XI La democracia de nuestro tiempo, la democracia que siempre habrá que construir, seguirá estando unida a los más altos ideales que hayan sido propuestos alguna vez en la historia de la humanidad: los ideales de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Y de nuevo volvemos a citar a Kant: “Pensarse como miembro conciliable con una sociedad cosmopolita según el derecho de ciudadanía es la idea más sublime que el hombre pueda tener de su determinación, una idea en la que no puede pensarse sin entusiasmo”. Lejos de este entusiasmo, actualmente la política se presenta ante nuestros ojos como un aparato de poder corrompido donde otros intereses ajenos a la voluntad popular priman. Un mundo globalizado e injusto donde todo lo que fue importante en otro tiempo, o pretendió serlo, ha sido prácticamente olvidado excepto en algunos sectores. Son, en realidad, muy pocos los capaces de pensar por sí mismos, de analizar críticamente, de atreverse a luchar contra las conveniencias de la sociedad. Son pocos los que desean conocer su pasado para caminar con paso firme hacia el futuro. Son demasiado pocos los verdaderamente implicados en la labor de mejorar cada día. Este es el mundo que mi generación ha heredado: herido, encarcelado, desigual, insolidario, lleno de conflictos, intolerante. Nos ha tocado vivir en tiempos malos, confusos, difíciles, donde no existe –si alguna vez existió– una brújula que nos indique el norte a seguir. En palabras de Séneca “ningún viento es favorable para quien no sabe a dónde va”. Pero ésa es nuestra labor: encontrar o crear el camino. Sólo nosotros, cuando adoptemos este espíritu de constante búsqueda, seremos capaces de crear caminos si los existentes no nos sirven. Sólo nosotros seremos capaces de dejar a nuestros sucesores un mundo, un país, una ciudad o una democracia mejores que los que nos han tocado vivir. “Eso desean quienes viven estos tiempos, pero no les toca a ellos decidir. Lo único que podemos decidir es qué hacer con el tiempo que se nos ha dado” (J.R.R. Tolkien, El señor de los anillos). BIBLIOGRAFÍA Kant, I., La paz perpetua, Tecnos, Madrid, 1985. Giner, S., Carta sobre la democracia, Ariel, Barcelona, 1996. Beck, U., Sobre el terrorismo y la guerra, Paidós, Barcelona, 2003. Camps, V., “Educar a la ciudadanía para la convivencia intercultural”, en Anthropos, nº 191 (2001). Tema monográfico: Ciudadanía e interculturalidad.

eses <strong>de</strong> una minoría muevan al resto para que se consiga<br />

lo que sea mejor para los primeros? ¿Se trata <strong>de</strong> dirigir<br />

a la población en época <strong>de</strong> elecciones con falsas promesas<br />

para resultar elegidos y <strong>de</strong>spués olvidarlas cuando<br />

se tienen en las manos el presupuesto <strong>de</strong>l Estado y<br />

todos los principios en la papelera? ¿No sería cosa <strong>de</strong><br />

pensar <strong>de</strong> nuevo en la ciudadanía cosmopolita, en una<br />

fe<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> naciones regidas por el mutuo respeto, el<br />

rechazo a la invasión y <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> unas contra<br />

otras, basadas en relaciones <strong>de</strong> igualdad y no <strong>de</strong> hegemonía<br />

<strong>de</strong> unas sobre otras?<br />

VI<br />

La creación <strong>de</strong> una sociedad i<strong>de</strong>al, basada en la<br />

igualdad y en la libertad, ha venido preocupando a lo largo<br />

<strong>de</strong> los siglos a muchos pensadores y filósofos y,<br />

según las épocas y lugares, se consi<strong>de</strong>raba un sistema u<br />

otro como el más a<strong>de</strong>cuado. Pero siempre en esas socieda<strong>de</strong>s<br />

utópicas estaba incluida como proyecto <strong>de</strong> convivencia<br />

la paz, pues todos los pueblos saben que en tiempos<br />

<strong>de</strong> paz se vive y se convive mejor que en tiempos <strong>de</strong><br />

guerra y <strong>de</strong> conflicto, enseñanza que costó mucha sangre<br />

adquirir y que ahora parece haber sido olvidada.<br />

Merece la pena volver a nuestros clásicos y<br />

<strong>de</strong>tenerse en la figura <strong>de</strong> Immanuel Kant, en este año en<br />

el que conmemoramos el segundo centenario <strong>de</strong> su<br />

muerte. Aquel <strong>de</strong>stacado representante <strong>de</strong>l siglo XVIII y<br />

<strong>de</strong> la Ilustración proponía en su obra “La paz perpetua”<br />

(1795) la creación <strong>de</strong> una sociedad a gran escala, no<br />

local, regional o nacional, sino una <strong>Sociedad</strong> <strong>de</strong> Naciones,<br />

capaz <strong>de</strong> proponerse la meta y el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> ir acabando<br />

progresivamente con los ejércitos y con las guerras.<br />

Kant aspiraba a alcanzar esta sociedad perfecta<br />

mediante la colaboración <strong>de</strong> todos los ciudadanos y el<br />

establecimiento <strong>de</strong> un <strong>de</strong>recho cosmopolita entre los<br />

distintos pueblos <strong>de</strong> la tierra. ¿Y en qué <strong>de</strong>be estar basado<br />

este <strong>de</strong>recho? Si se preten<strong>de</strong> que todos los pueblos<br />

formen una unidad <strong>de</strong>ben hacerlo libremente, por propia<br />

voluntad, en condiciones <strong>de</strong> igualdad –no se “alían”<br />

unos con otros para ser sus vasallos, sino sus hermanos–<br />

y sus relaciones <strong>de</strong>ben ser correctas, amables, como si<br />

pertenecieran a una misma familia, don<strong>de</strong> todos se protegieran<br />

a todos y velaran por la seguridad <strong>de</strong>l otro.<br />

No obstante, el hombre, a pesar <strong>de</strong> que a lo largo<br />

<strong>de</strong> la historia ha intentado una y otra vez establecer<br />

la paz con sus semejantes, se olvida con extrema facilidad<br />

<strong>de</strong> los altos i<strong>de</strong>ales que algún tiempo atrás creó en<br />

cuanto el po<strong>de</strong>r llega a sus manos. Y es que éste le<br />

corrompe, le consume, le oprime bajo un yugo <strong>de</strong>l que<br />

apenas será capaz <strong>de</strong> librarse en vida. Tal es su “insociable<br />

sociabilidad”...<br />

VII<br />

Des<strong>de</strong> 1789 ha transcurrido mucho tiempo y la<br />

evolución <strong>de</strong> todas y cada una <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s ha sido<br />

III Olimpiada. Tercer premio<br />

distinta. Y lo que es difícilmente aceptable es que no se<br />

haya conseguido implantar una auténtica <strong>de</strong>mocracia<br />

tras 215 años. Y digo bien, porque una cosa es que teóricamente<br />

haya sufragio universal, liberta<strong>de</strong>s individuales<br />

y colectivas, igualdad entre los sexos, razas, religiones y<br />

otra cosa es que se cumpla. Que cada persona sea mirada<br />

por otra como un igual. Que exista la libertad <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />

mirar a los ojos a un semejante, <strong>de</strong> tener distintas formas<br />

<strong>de</strong> pensar y sentir y ser respetado. Que no sea necesario<br />

vivir escondido por temor al otro. Que se sea libre.<br />

VIII<br />

Libertad, igualdad y fraternidad constituyen<br />

las bases sobre las que se asientan las <strong>de</strong>mocracias. Los<br />

tres están interrelacionados y se complementan. Uno<br />

lleva a otro, son difíciles <strong>de</strong> separar. Si cumplieran transformarían<br />

al mundo en un lugar más apacible y seguro,<br />

don<strong>de</strong> se respiraría un ambiente <strong>de</strong> tranquilidad, don<strong>de</strong><br />

las naciones serían hermanas y no enemigas.<br />

Pero esto sigue siendo una utopía. El “homo<br />

homini lupus” ha estado vigente siempre y parece estarlo<br />

aún hoy. Si los estados tuvieran buenas relaciones no<br />

habría lugar a que estuvieran armados hasta la saturación.<br />

Pero la especie humana, a pesar <strong>de</strong> encontrarse en<br />

el más alto eslabón <strong>de</strong> la evolución, es envidiosa y ansía<br />

acumular po<strong>de</strong>r y riquezas. A menudo inva<strong>de</strong>n a sus<br />

vecinos para constituir un imperio, inculcar su cultura,<br />

consi<strong>de</strong>rada como la mejor, e implantar sus creencias.<br />

Como verda<strong>de</strong>ros tiranos.<br />

IX<br />

Des<strong>de</strong> hace apenas unos años nuestro mundo<br />

ha vivido importantes cambios en su configuración. El<br />

sistema capitalista se ha quedado sólo tras la caída <strong>de</strong>l<br />

comunismo y la crisis <strong>de</strong>l socialismo. Ya no hay dos<br />

superpotencias luchando entre sí, apoyadas por sus respectivos<br />

países satélites, sino una, Estados Unidos, que<br />

preten<strong>de</strong> imponer al resto sus intereses y su po<strong>de</strong>r.<br />

La tecnología y los diversos sistemas <strong>de</strong> comunicaciones<br />

han hecho cada vez más pequeño e inter<strong>de</strong>pendiente<br />

a nuestro mundo, <strong>de</strong> modo que es ya obligado<br />

plantear los problemas económicos, políticos y<br />

sociales en un contexto supranacional. Hablamos <strong>de</strong><br />

globalización y <strong>de</strong> antiglobalización a nivel económico<br />

y financiero <strong>de</strong>l mismo modo que hablamos <strong>de</strong> multiculturalismo<br />

o <strong>de</strong> interculturalidad para referirnos a la<br />

convivencia entre ciudadanos <strong>de</strong> distintas proce<strong>de</strong>ncias<br />

y culturas en un mismo país.<br />

Vivimos, a<strong>de</strong>más, en lo que Ulrich Beck ha<br />

<strong>de</strong>nominado “sociedad <strong>de</strong> riesgo mundial”, tristemente<br />

puesta <strong>de</strong> manifiesto en los atentados terroristas <strong>de</strong>l<br />

11-S en Nueva York y <strong>de</strong>l 11-M en Madrid. No sólo<br />

Estados Unidos ha sido golpeado por el látigo <strong>de</strong>l terrorismo.<br />

Lamentablemente España ha sido el último <strong>de</strong> los<br />

objetivos <strong>de</strong> estas organizaciones, justo el día que se<br />

53

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!