Nº 50 15/11/2009 - enfoqueseducativos.es

REVISTA DIGITAL ENFOQUES EDUCATIVOS Nº 50 15/11/2009
abordarlo a la hora de llevarlo a término plasmado en el objeto de arte, de su forma de
hacer, de sus costumbres e incluso han aportado su propia forma de discurrir en los
países de acogida y, claro está, estas influencias han recorrido el mundo entero, pasando
de ciudad en ciudad, de país en país y de Continente en Continente; y esto, al fin y al
cabo, no deja de ser otro aspecto más de la Historia. Cada estilo artístico representa la
mentalidad de una época, esa mentalidad la constituyen el grueso o una porción selecta
de la sociedad pero, a su vez, representa o bien una asimilación y potenciación de la
herencia anterior, o bien una asimilación y reacción contra la herencia transmitida en el
pasado (según hemos visto decía Wölfflin).
Asimismo, no es de extrañar que el objeto artístico constituya un apoyo fundamental en
la lección de Historia pertinente y viceversa; resultando dos disciplinas que no pueden –
pese a las quejas de los alumnos de 1º de Historia del Arte en la Universidad- ser
seccionadas la una respecto a la otra. El “yo soy artista y no tengo necesidad de estudiar
Historia sino, sólo arte” es una afirmación que, por desgracia se pronuncia, llega hasta
nuestros oídos y nos retumba dolorosamente pues, la evidente compenetración entre
disciplinas, sobradamente ejemplificada en los trabajos precedentes, no parece resultar
tan evidente y si, entre alumnos de formación superior universitaria surge la idea de que
se puede llegar al conocimiento del Arte sin la Historia o quizás conocer la Historia de
la humanidad obviando la parcela artística (la que durante siglos ha sido la única forma
de expresión del ser humano), el error de base es no concederle a la Historia del Arte
todo el valor informativo como disciplina en sí y como complemento de otras
disciplinas en Secundaria; entendiendo con esto que, evidentemente es difícil, atender a
la inclusión de la disciplina si tenemos en cuenta el currículo de enseñanzas mínimas de
la ESO y de Bachillerato, sin embargo y mediante pequeños ejemplo y actividades se
puede contribuir a crear entre el alumnado conciencia de su utilidad y aportar unos
conocimientos generales que posteriormente la educación superior se encargará de
completar y ampliar.
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