Nº 50 15/11/2009 - enfoqueseducativos.es

REVISTA DIGITAL ENFOQUES EDUCATIVOS Nº 50 15/11/2009
anterior, lo cual no impide su identificación. En el centro, el pintor sitúa a la reina María
Luisa -cosa que no resulta gratuita, pues según la historia eran ella y Godoy los que
gobernaban-. Goya retrata a la izquierda de la reina al benjamín de la familia, el infante
Francisco de Paula, a cuyo otro lado figura el monarca Carlos IV, con la casaca plagada
de condecoraciones y a quien el artista retrata ciertamente ingenuo y abotargado (así
como la historia ha querido transmitirnos su escaso arrojo y decisión en el gobierno del
país).
Tras el monarca, sus hermano Don Antonio y la infanta primogénita, Doña Carlota
Joaquina. Otra hermana del rey, Doña María Josefa, figura junto al príncipe de Asturias
(Goya parece haberse ensañado en la fealdad de su rostro y la magnificencia de su
verruga vista). Junto a ella aparece una dama que vuelve la cabeza, ocultándonos su
rostro representando la aun desconocida esposa de Fernando. El conjunto se cierra con
la infanta María Isabel.
Podemos detenernos a contemplar cómo a la izquierda del cuadro el infante Carlos
María Isidro, niño aún, se aferra a su hermano el príncipe de Asturias, que unos años
después será el protagonista de unos de los peores reinados de nuestra historia. Respecto
a este lienzo, se han levantado muchas teorías sin embargo, más autores coinciden en
que Goya retrata la realidad, los personajes como son, sin añadir ni quitar nada, por
tanto no satiriza a la familia real, simplemente es coherente con lo que ve y con el
trabajo que se le exige.
Pero Goya tiene un lado oscuro mucho más manifiesto que la simple ironía artística. Por
un lado nos muestra la cara más alegre y festiva de la sociedad madrileña de la época,
en sus fiestas, con sus costumbres, sus atuendos etc y por otra parte nos muestra el
aspecto más sórdido de una guerra injusta, documentada en las fuentes e iniciada por la
intrusión de Napoleón en la Península tras las abdicaciones de Bayona en 1808 que
dejaron sin monarca a España.
A partir de este momento y acentuada por su enfermedad de oído Goya modifica el
ambiente alegre, colorista y desenfadado de sus pinturas y sus retratos costumbristas
madrileños por una pintura oscura, llena de seres de pesadilla, cruentos, que muestran
tal cual algunos de los acontecimientos más destacado de la guerra anti-francesa y,
como suele decirse que una imagen vale más que mil palabras, el arte de Goya se
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