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Revista Iberoamericana de Polímeros Volumen 4(2), Abril 2003<br />
Schulz y Katime Los <strong>fraudes</strong> científicos<br />
Pero el trabajo apareció sin esta aclaración. Lo que al comienzo fue una disputa por prioridad,<br />
se transformó en un rumor de plagio que se difundió en la comunidad de investigadores de la<br />
visión. Un técnico que trabajó con Bridges, y coautor del trabajo de Science, Richard A.<br />
Alvarez, dijo que en realidad el trabajo de Bridges sobre el tema no comenzó en mayo de<br />
1986, sino en agosto del mismo año, luego de leer el manuscrito de Rando, y que éste mentía<br />
cuando dijo la fecha de comienzo de la investigación. El comité de investigación de la NIH<br />
halló que “Bridges alteró las fechas y algo del texto del verdadero registro... de los<br />
experimentos para sugerir falsamente que su trabajo comenzó en mayo de 1986 y luego en<br />
julio de 1986 leyó...” el trabajo de Rando. El estudio de los registros indicó que la<br />
investigación realizada por Bridges no podía haberlo llevado a las conclusiones que publicó<br />
en Science sin la ayuda de la información privilegiada que obtuvo como potencial revisor del<br />
trabajo de Rando y col. Los registros de Alvarez habían desaparecido. Alvarez dijo que<br />
Bridges los había tomado, éste dijo que habían sido robados, aunque a otras personas les dijo<br />
que los había tirado al cambiar de universidad. Bridges había presentado registros<br />
computarizados, pero no fueron tenidos en cuenta por la facilidad para alterar sus fechas. En<br />
cambio, como apoyo a la versión de Alvarez, se averiguó que el laboratorio de Bridges no<br />
había recibido el retinol tritiado de la actividad específica descrita en los protocolos de la<br />
supuesta investigación hasta agosto, de acuerdo con los registros del proveedor, lo que fue la<br />
prueba contundente de las mentiras de Bridges.<br />
Además, revisando el trabajo de Science a la luz de estos hallazgos, se encontraron<br />
“inconsistencias internas significativas, datos incompletos e información equivocada”. Sin<br />
embargo, “aquéllas que pudieran haber sido notadas por los revisores no eran suficientes para<br />
rechazar el trabajo”.<br />
Un caso particular de este tipo de fraude es la apropiación por los directores o<br />
investigadores principales de los laureles de sus doctorandos, lo que parece ser, por ejemplo,<br />
de Konstantinos Fostiropoulos, investigador en el Max Planck Institut en Jena, Alemania,<br />
quien participó en el descubrimiento del “buckminsterfullereno”, una molécula de carbono en<br />
forma de pelota de fútbol, y fue convenientemente “olvidado” al momento de patentar la<br />
técnica de fabricación. Algo parecido ocurrió con el premio Nobel y astrónomo Anthony<br />
Hewish, quien se apropió del descubrimiento de la evidencia experimental de la existencia de<br />
los pulsares, que en realidad efectuó su doctoranda Jocelyn Bell.<br />
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