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Extra Fallas - El País

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Crítica blanda<br />

y políticamente<br />

correcta<br />

<strong>El</strong> monumentalismo<br />

ha desactivado la<br />

vertiente más mordaz<br />

y corrosiva de las fallas<br />

<strong>Extra</strong> <strong>Fallas</strong><br />

Diez años<br />

del ‘Pinotxo’<br />

de Na Jordana<br />

La obra de Begué,<br />

Martín y Jarque<br />

renovó la<br />

estética fallera<br />

| MIÉRCOLES 16 DE MARZO DE 2011<br />

jesús císcar


2 EXTRA EL PAÍS, MIÉRCOLES 16 DE MARZO DE 2011<br />

<strong>Fallas</strong><br />

La falla domesticada<br />

<strong>El</strong> monumento y la perfección técnica engullen la crítica al poder del origen de la fiesta<br />

JAIME PRATS<br />

A pesar de que las elecciones<br />

municipales y autonómicas de<br />

mayo están a la vuelta de la esquina,<br />

cuesta encontrar una falla<br />

—especialmente entre las<br />

que aspiran a algún premio relevante—<br />

cuyo motivo principal esté<br />

dedicado a la crítica política.<br />

Y no parece que el problema sea<br />

que falten temas para la crítica<br />

o la mofa.<br />

Sin ir más lejos, el presidente<br />

de la Generalitat, Francisco<br />

Camps, se encuentra a las puertas<br />

de un juicio por cohecho.<br />

También están imputados en distintos<br />

procesos judiciales los responsables<br />

del PP en Castellón,<br />

Carlos Fabra (acusado por delito<br />

fiscal, tráfico de influencias y,<br />

también, cohecho) y Alicante, José<br />

Joaquín Ripoll (por un caso<br />

de presunta corrupción). Y el<br />

portavoz socialista en las Cortes,<br />

Ángel Luna, por mostrar en<br />

las Cortes valencianas un informe<br />

de la policía sobre las cuentas<br />

de la visita del Papa. Por si<br />

fuera poco, recientemente —quizás<br />

sin demasiado margen para<br />

que los artistas lo plasmen en<br />

los monumentos de este año—<br />

ha estallado un caso sobre el posible<br />

cobro de comisiones a un<br />

club de alterne de Valencia en el<br />

que supuestamente participaron<br />

personas del entorno del PP<br />

en la ciudad.<br />

Tampoco faltan personajes<br />

de gran atractivo que en los últimos<br />

meses se han ganado a pulso<br />

el derecho de convertirse en<br />

carne (quizás habría que decir<br />

poliestireno expandido) de ninot.<br />

En un rápido repaso se podría<br />

incluir en esta categoría a<br />

Álvaro Pérez <strong>El</strong> Bigotes —el gran<br />

protagonista, con permiso de<br />

Camps del caso Gürtel—, los dirigentes<br />

populares Ricardo Costa,<br />

Alfonso Rus, Milagrosa Martínez<br />

La Perla, la propia alcaldesa<br />

de Valencia, Rita Barberá, el socialista<br />

Jorge Alarte o la combativa<br />

Mònica Oltra. Pese a todo<br />

ello, las alusiones a la política<br />

son, cuando aparecen, tangenciales<br />

y situadas en un escenario<br />

secundario.<br />

No siempre ha sido así. Hace<br />

algo más de un siglo, la censura<br />

al poder era el eje central de la<br />

crítica fallera en muchos monumentos<br />

de una Valencia en plena<br />

ebullición política.<br />

En 1905 no sentó nada bien<br />

entre los activos círculos republicanos<br />

el nombramiento, en<br />

mayo de 1905, de Victoriano Guisasola<br />

y Menéndez como arzobispo<br />

de la ciudad, a instancias<br />

de Alfonso XII. La animadversión<br />

se acrecentó con la publicación<br />

de una pastoral en la que el<br />

prelado calificó el matrimonio<br />

civil —recién aprobado por el<br />

conde de Romanones— de “concubinato<br />

legal”. Con Vicente<br />

Blasco Ibáñez y su diario <strong>El</strong> Pueblo<br />

al frente de la movilización<br />

popular y de la campaña contra<br />

el arzobispo, Guisasola, que se<br />

encontraba fuera de la sede episcopal<br />

durante el episodio de la<br />

Las alusiones políticas en las fallas suelen ocupar espacios secundarios. / carles francesc<br />

Cuesta ver una falla<br />

de tema político<br />

pese a la cercanía<br />

de las elecciones<br />

No siempre ha sido<br />

así, hace 100 años<br />

se censuraba al rey<br />

o la Iglesia<br />

carta, tuvo que esperar un año<br />

para que se calmasen los ánimos<br />

y volver a ocupar su residencia,<br />

por miedo a regresar. Y<br />

cuando lo hizo, fue escoltado<br />

por la Guardia Civil.<br />

Este ambiente tenía su espejo<br />

en las fallas, un movimiento<br />

mucho más libre, espontáneo,<br />

crítico, sarcástico, popular y reivindicativo<br />

que el actual. Todo<br />

ello permitía que en un monu-<br />

mento de la época se pudiera observar<br />

la figura de una paella<br />

con el texto Se guisa sola, en jocosa<br />

alusión al prelado. ¿Se atrevería<br />

alguna falla a hacer alusiones<br />

tan directas hacia el arzobispo<br />

actual, Carlos Osoro, por los<br />

cursos de sexualidad que impulsa<br />

con su llamamiento a la contención,<br />

su denuncia de los vicios<br />

y de la “disfuncionalidad”<br />

homosexual?<br />

Referencias como las de Guisasola<br />

no suponían ninguna<br />

anécdota aislada. Unos años antes,<br />

en 1894 una falla del barrio<br />

del Pilar titulada La Gallera nacional<br />

reproducía a políticos republicanos,<br />

liberales y carlistas<br />

como gallos de pelea. Otra, plantada<br />

en la calle Maldonado en<br />

1897 censuraba a la monarquía<br />

y hacía apología de diferentes repúblicas.<br />

¿Por qué 100 años después<br />

cuesta encontrar una falla cuyo<br />

motivo central esté directamente<br />

relacionado con un mensaje<br />

político tan claro, o dirija su crítica<br />

hacia otro tipo de poder, ya<br />

sea político o religioso? ¿Por<br />

qué una sociedad con menos restricciones<br />

a la libertad de expresión<br />

ha trivializado el mensaje<br />

de los monumentos? ¿Cómo se<br />

explica que en muchos sentidos<br />

sean más modernas algunas de<br />

las fallas de hace 100 años que<br />

muchas de las actuales?<br />

“Porque a partir de la segunda<br />

mitad del siglo XX, en un proceso<br />

dirigido por el poder, en este<br />

caso, el franquismo, se<br />

descafeinó y civilizó el mensaje<br />

fallero”, responde Gil-Manuel<br />

Hernàndez, presidente de la<br />

Associació d’Estudis Fallers.<br />

Fue un camino de<br />

sacralización, relata, que tuvo<br />

mucho de reinvención y que dió<br />

una nueva forma a la fiesta de la<br />

que ahora es heredera. “Se articuló<br />

una nueva estructura ritual<br />

festiva (el calendario) que, redefiniendo<br />

la propia tradición (católica<br />

y conservadora) y adaptán-<br />

dola a las nuevas circunstancias<br />

y demandas (el franquismo),<br />

ahora va a servir como plataforma<br />

teórica (ideológica) y práctica<br />

(política) para promover la<br />

interiorización cotidiana de los<br />

postulados del nuevo régimen”,<br />

como recoge Gil-Manuel, que<br />

también es profesor del departamento<br />

de Sociologia y Antropologia<br />

Social de la Universitat de<br />

València, en la obra La festa reinventada:<br />

calendari, politica i ideologia<br />

en la València franquista.<br />

En todo este proceso de encorsetamiento<br />

ideológico tuvo un<br />

papel central el que se ha convertido<br />

en, junto a la cremà, el principal<br />

acto de la semana fallera: la<br />

ofrenda de flores a la Mare de<br />

Deu dels Desamparats. Este rito<br />

fue instaurado por el franquismo<br />

y ejemplifica por si solo las<br />

maniobras de despaganización<br />

de la fiesta bajo la exaltación religiosa<br />

y la apología del nacional<br />

catolicismo de la época.<br />

Junto a la ofrenda, otro elemento<br />

clave fue el control de la<br />

fiesta a través de una entidad<br />

política, en este caso, la Junta<br />

Central Fallera (JCF) y, ligado a<br />

ello, la instauración de un sistema<br />

de normas y premios que valoran<br />

el gigantismo, el barroquismo<br />

y la perfección estética<br />

(casi siempre dentro del clasicismo)<br />

pero que castiga la carga<br />

política y la crítica corrosiva.<br />

“Hay una ley no escrita en el<br />

mundo fallero que dice que si te<br />

<strong>El</strong> franquismo<br />

‘descafeinó’ y<br />

‘civilizó’ el mensaje<br />

de las fallas<br />

<strong>El</strong> sistema de<br />

premios ha servido<br />

para primar la<br />

crítica amable<br />

pasas en la sátira política tendrás<br />

problemas en alcanzar un<br />

premio, y no olvidemos que los<br />

falleros quieren, por encima de<br />

todo, alcanzar el galardón más<br />

alto”, apunta Gil-Manuel<br />

Hernàndez. “<strong>El</strong> premio es el pasaporte<br />

a la visibilidad social y<br />

el prestigio”, añade. Es el fin que<br />

persigue la comisión fallera y<br />

sus impulsores, y justifica el exhibicionismo<br />

posterior del trofeo<br />

por las principales calles de<br />

la ciudad.<br />

Esta combinación de factores<br />

(de incentivos o penalizaciones,<br />

según se vea) da como resultado<br />

que, especialmente entre las primeras<br />

categorías y las comisiones<br />

que aspiran a ser galardonadas,<br />

las fallas sean “más blancas,<br />

de crítica amable y humor blando”.<br />

“Se han banalizado y trivializado<br />

los temas, y la crítica es<br />

insulsa”, añade Antonio Ariño,<br />

catedrático de Sociología de la<br />

Universitat de València y autor<br />

de La Ciudad Ritual: La fiesta de


EL PAÍS, MIÉRCOLES 16 DE MARZO DE 2011 EXTRA 3<br />

las <strong>Fallas</strong> (1992). “Hace un siglo,<br />

salir en una falla era una deshonra<br />

para un político, ahora resulta<br />

todo lo contrario, hasta el punto<br />

que los políticos se fotografían<br />

con sus ninots”, señala. Ahora,<br />

las fallas “están pensadas para<br />

el turista, para deslumbrar<br />

con su gigantismo banal y trivial<br />

y no para herir ni remover conciencias”,<br />

añade.<br />

Gil-Manuel Hernàndez abundó<br />

en esta idea en La festa reinventada:<br />

“<strong>El</strong> discurso del supraclasismo<br />

y la armonía social, la<br />

búsqueda de la deferencia y la<br />

obediencia de las bases falleras<br />

mediante el sistema del premio<br />

y castigo, son los ejes sobre los<br />

cuales se va a articular una instrumentalización<br />

plasmada en<br />

la conformación de cierta idea<br />

regionalista de carácter conservador,<br />

estrechamente vinculada<br />

al mundo fallero que tendrá su<br />

máxima eclosión durante la etapa<br />

de la transición a la democracia”.<br />

Para este autor, esta situación<br />

es aún perceptible en la actualidad<br />

en el hecho de que “el<br />

mundo fallero sí acepta una crítica<br />

política reaccionaria o la apología<br />

de personajes de la derecha,<br />

como la alcaldesa, mientras<br />

que la crítica progresista es difícil<br />

de encontrar”. Pocos artistas<br />

falleros escapan a estos corsés.<br />

“Es probable que, en general, los<br />

artistas estén más escorados hacia<br />

la izquierda que las comisiones<br />

en las que trabajan, pero<br />

han de comer de la falla y siguen<br />

sus directrices”, apunta Gil-Ma-<br />

nuel Hernàndez. Entre los que<br />

tienen más capacidad de trasladar<br />

sus ideas progresistas, este<br />

profesor de sociología destaca a<br />

Alfredo Ruiz, Ignacio Ferrando,<br />

Rafa Ferrando o Vicent Almela.<br />

“Salvo raras excepciones, los artistas<br />

van con pies de plomo si<br />

quieren seguir teniendo faena”,<br />

apunta este último, que este año<br />

planta la falla de la calle Bolsería.<br />

Para Almela, la atonía en la<br />

temática fallera y sus contenidos<br />

superficiales sobre todo tie-<br />

“Las fallas son para<br />

el turista, no para<br />

remover conciencias”,<br />

apunta Ariño<br />

“Se trata de un<br />

entorno tradicional,<br />

cuesta innovar”,<br />

indica un artista<br />

nen que ver con la evolución de<br />

la sociedad. “<strong>El</strong> bienestar está<br />

más generalizado y la gente no<br />

está tan concienciada, ni políticamente<br />

ni socialmente”.<br />

Tampoco cree que el mundo<br />

de las fallas sea de derechas.<br />

“Más que eso, se trata de un entorno<br />

tradicional en el que introducir<br />

cualquier innovación cuesta<br />

muchísimo”, en buena medida<br />

por los criterios que impone<br />

Los políticos buscan imágenes amables con sus ninots. / carles francesc<br />

<strong>Fallas</strong><br />

la JCF para valorar los monumentos.<br />

“Dentro de la dificultad,<br />

es más sencillo introducir novedades<br />

estéticas, especialmente<br />

en las fallas infantiles, que son<br />

las que más lejos han llevado este<br />

intento en los últimos años;<br />

en el contenido es mucho más<br />

difícil”.<br />

Hay fallas especialmente sensibles<br />

con los problemas de sus<br />

barrios, como la situada en la calle<br />

Lepanto, muy cercana a los<br />

colectivos inmigrantes o Na Jordana,<br />

que pese a ser una grande,<br />

mantiene un espíritu libre y creativo.<br />

“Pero para crítica de verdad<br />

independiente hay que ir a<br />

Arrancapins”, sostiene Almela,<br />

en referencia a la comisión Àngel<br />

Guimerà-Pintor Vila Prades.<br />

Esta falla, de la que forma parte<br />

Gil-Manuel Hernàndez, representaría<br />

una vía de cierta independencia<br />

y de vuelta a los orígenes<br />

del movimiento fallero tal y<br />

como era antes de su domesticación.<br />

Está integrada en la Junta<br />

Central Fallera, pero ni participa<br />

en el concurso de valoración<br />

de monumentos, ni eligen a falleras<br />

mayores ni acuden a la ofrenda,<br />

ni sus miembros portan banda<br />

sobre la indumentaria.<br />

Al margen de Arrancapins, y<br />

fuera de todo control oficial, se<br />

encuentran inciativas fuera de<br />

todo control oficial, como son el<br />

Col.lectiu de falles valencianes<br />

populars i combatives, una<br />

aproximación de sectores nacionalistas<br />

de izquierda a la fiesta,<br />

lo que resulta toda una excepción<br />

en en universo fallero.


4 EXTRA EL PAÍS, MIÉRCOLES 16 DE MARZO DE 2011<br />

<strong>Fallas</strong><br />

Después de la crisis, crisis<br />

A las fallas grandes les faltan patrocinadores, las pequeñas susbsisten como pueden<br />

PABLO FERRI<br />

<strong>El</strong> primer año recortaron en catering,<br />

en monumento, en iluminación<br />

y esperaron. <strong>El</strong> segundo<br />

recortaron más, igual que el tercero.<br />

¿Y luego? Las comisiones<br />

falleras enfrentan las fiestas de<br />

este año con austeridad. Todas<br />

intentarán que metidos en la semana<br />

grande no se resienta pero<br />

la realidad no les ofrece alternativa.<br />

Las grandes acusan este<br />

año más que los anteriores la espantada<br />

de los patrocinadores y<br />

las pequeñas resisten con presupuestos<br />

modestos y cierta imaginación.<br />

La crisis económica irrumpe<br />

en 2007, el año en que se celebra<br />

la Copa del América en Valencia.<br />

Las comisiones falleras apenas<br />

reaccionan, la abundancia es infinita<br />

y las instituciones no se<br />

dan por enteradas. Las subvenciones<br />

llegan, las empresas quizá<br />

ignoran el panorama que les<br />

espera y el dinero fluye sin demasiado<br />

problema. Luego empiezan<br />

a cerrarse los grifos. Algunos<br />

patrocinadores lo dejan, las<br />

administraciones retrasan pagos<br />

y los bancos dejan de apostar<br />

por el crédito fácil. Ya no resulta<br />

sencillo cambiarse a un casal<br />

mayor o cenar de catering o<br />

gastarse una millonada en el monumento<br />

o montar una o varias<br />

barras libres la semana de <strong>Fallas</strong>.<br />

Lo siguiente empieza este<br />

año.<br />

“Lo que más hemos notado es<br />

el abandono del sector privado”,<br />

comenta Laura Cano. Laura ocupa<br />

la presidencia de la comisión<br />

de Almirante Cadarso-Conde Altea,<br />

que ayer consiguió el premio<br />

del ninot indultat. “La cosa<br />

no mejora”, lamenta, “cada vez<br />

somos menos falleros y los patrocinadores<br />

no invierten dinero”.<br />

Esta comisión ha perdido unos<br />

50 ó 60 falleros en los últimos<br />

años, lo que supone una reducción<br />

sustancial en la recaudación<br />

por cuotas. Además, muchas<br />

de las empresas privadas<br />

que subvencionaban parte del<br />

alumbrado, el llibret o las vallas<br />

han dejado de interesarse por el<br />

escaparate fallero. “Solo este<br />

año habremos perdido unos<br />

50.000 ó 60.000 euros del sector<br />

privado respecto al año pasado”,<br />

calcula el vicepresidente de la comisión,<br />

José Lluis Llorens. <strong>El</strong><br />

perfil del anunciante ausente resulta<br />

algo difuso. “Nos dejan tanto<br />

los grandes como los pequeños”,<br />

cuenta. “Mira, teníamos<br />

un patrocinador el año pasado<br />

[una importante casa de apuestas<br />

virtual] que este año no ha<br />

querido entrar y que nos deja un<br />

agujero de 15.000 euros”.<br />

Además de las empresas privadas,<br />

las comisiones grandes<br />

como Almirante Cadarso acusan<br />

la demora de las instituciones<br />

en el pago de las subvenciones.<br />

La Diputación provincial no ha<br />

pagado y Turismo Valencia Convention<br />

Bureau (organismo que<br />

se encarga de la promoción de la<br />

ciudad) tampoco, igual que las<br />

empresas públicas de la Genera-<br />

Imagen de la carpa de una de las comisiones más céntricas del Valencia, a espaldas del Mercado Central. / tania castro<br />

“<strong>El</strong> peor año está<br />

por venir”, lamenta<br />

Laura Cano, de<br />

Almirante Cadarso<br />

“Lo que más nos<br />

daña es el abandono<br />

del sector privado”,<br />

sostiene Laura<br />

<strong>El</strong> Ayuntamiento de<br />

Valencia da menos<br />

dinero este año a<br />

los monumentos<br />

litat, caso de Canal 9 o la Ciudad<br />

de las Artes y las Ciencias. “Entre<br />

todos aun nos deberán entre<br />

10.000 y 15.000 euros”. La única<br />

institución que ha cumplido de<br />

momento es el Ayuntamiento de<br />

Valencia, que ya ha abonado la<br />

parte que le toca del monumento.<br />

“De todas formas”, suspira<br />

Laura Cano, “aun tienen que pasarnos<br />

lo de la iluminación”.<br />

<strong>El</strong> Consistorio valenciano gasta<br />

anualmente más de un millón<br />

de euros en subvencionar las esculturas<br />

de cartón piedra y poliestireno.<br />

En los años previos a la<br />

crisis, el montante se acercaba a<br />

los dos millones, pero las cosas<br />

han cambiado. Hasta el año pa-<br />

sado, cada comisión recibía para<br />

su monumento hasta la cuarta<br />

parte de lo que destinaba. <strong>El</strong><br />

Ayuntamiento, además, fijaba el<br />

límite en la cuarta parte del importe<br />

de la falla municipal. Es<br />

decir, ninguna subvención superaba<br />

el 25% de lo que costaba la<br />

falla de la plaza del Ayuntamiento<br />

ni el 25% de lo que costaba el<br />

monumento de la solicitante. A<br />

partir de este año, ya no es el<br />

25% sino el 21%. En los subsidios<br />

a la iluminación, el Consistorio<br />

ha aplicado un recorte similar.<br />

Si hasta el año pasado pagaba la<br />

cuarta parte que contrataba la<br />

falla en portadas, arcos, guirnaldas,<br />

focos y rótulos, ahora no da<br />

más de la quinta parte. <strong>El</strong> servicio<br />

de Fiestas del Ayuntamiento<br />

explica que todo el asunto de las<br />

luces se liquida después de la semana<br />

de <strong>Fallas</strong>, una vez se han<br />

presentado las facturas pertinentes.<br />

Así, la crisis económica se<br />

alarga en el mundo fallero por<br />

su efecto retardado y prolongado.<br />

Las instituciones tienen dificultades<br />

para pagar y recortan<br />

las subvenciones y las empresas<br />

han fusilado sus partidas destinadas<br />

al patrocinio y la publicidad.<br />

“<strong>El</strong> peor año está por venir”,<br />

asume Laura Cano. La respuesta<br />

que da esta comisión, al<br />

margen de la austeridad de las<br />

cenas de sobaquillo y el tijeretazo<br />

lumínico, pasa por reinventar<br />

su estrategia de mercadotecnia.<br />

“Hemos empezado a confeccionar<br />

merchandising de la falla pa-<br />

ra vender e integramos los paquetes<br />

turísticos que ha preparado<br />

la federación de fallas de la<br />

sección Especial”, explica la presidenta.<br />

Esto último resulta realmente<br />

novedoso. La federación<br />

ha ideado unas excursiones que<br />

incluyen un billete de AVE ida y<br />

vuelta de Madrid a Valencia,<br />

una visita matinal a tres monumentos<br />

de Especial, la comida y<br />

una visita vespertina a cuatro<br />

más. Un guía se encarga de explicar<br />

todo lo que haya que explicar<br />

y el turista se vuelve en el<br />

tren con una caja regalo que incluye<br />

las insignias de las 10 comisiones<br />

de la sección. “Empezamos<br />

esta semana, a ver cómo<br />

funcionan”, comenta esperanzada<br />

Laura Cano.<br />

Al otro lado de la fiesta, en la<br />

sección séptima A, la comisión<br />

Pedro Cabanes-Juan XXIII vive<br />

la crisis en menor grado, pues<br />

nunca llegó a gastar las cantidades<br />

que gastaban las grandes. <strong>El</strong><br />

presidente, Antonio Simarro,<br />

concreta que lleva años desembolsando<br />

lo mismo, 6.000 euros<br />

para el monumento grande y<br />

otros 4.000 para el infantil. Han<br />

caído cuatro categorías desde<br />

2009, pero Antonio paga lo mismo.<br />

Ahora, además, se acaban<br />

de comprar un casal, cuya insonorización<br />

y demás actuaciones<br />

les obligará a costear unos<br />

300.000 euros. “Las cuotas subirán<br />

unos euros”, explica. En número<br />

de falleros se mantienen,<br />

han perdido algunos infantiles<br />

pero han ganado unos cuantos<br />

adultos. “Ahora somos 230”, relata<br />

orgulloso. “Además”, añade,<br />

“somos una falla muy joven. Acabamos<br />

de celebrar nuestro 18<br />

aniversario y la media de edad<br />

es muy corta”.<br />

Antonio entiende que hay<br />

que crear ambiente, por lo que<br />

llevan desde el fin de semana pasada<br />

organizando actividades.<br />

De hecho, el sábado prepararon<br />

un concurso de paellas y una batucada<br />

que acabó en verbena<br />

multitudinaria. “De repente se<br />

juntaron más de 1.000 personas<br />

y solo en chupitos, que servíamos<br />

a un euro, hicimos una caja<br />

de 1.300 euros... Cosa de las redes<br />

sociales”, ríe.<br />

En cuanto a los anunciantes,<br />

Antonio asegura que no solo no<br />

han perdido sino que tienen algunos<br />

más que otros años. “Son<br />

gente del barrio, pequeños anunciantes,<br />

amigos nuestros”, enumera.<br />

“Nos meten dinero para<br />

hacer el llibret”.<br />

Las <strong>Fallas</strong> obvian, de momento,<br />

cualquier amago de recuperación.<br />

Las pequeñas resisten “con<br />

los de siempre”, como indica Antonio;<br />

las grandes, que quizá perdieron<br />

el norte con el coste de<br />

los monumentos, sufren la desbandada<br />

institucional y, sobre todo,<br />

empresarial. La limitación<br />

presupuestaria para los monumentos<br />

de las comisiones de Especial<br />

marca un límite y también<br />

un símbolo. Ya no te puedes<br />

gastar lo que quieras en lo que<br />

consideres, pues ese tiempo terminó.


EL PAÍS, MIÉRCOLES 16 DE MARZO DE 2011 EXTRA 5


6 EXTRA EL PAÍS, MIÉRCOLES 16 DE MARZO DE 2011<br />

<strong>Fallas</strong><br />

“La ley del tabaco me<br />

parece algo excesiva”<br />

Las falleras mayores hablan de espolines, bicicletas,<br />

de TV3, de abrir las carpas y de fumar en los bares<br />

PABLO FERRI<br />

Las dos esperan sentadas a que<br />

llegue el coche oficial. Apenas<br />

han bebido agua y parecen cansadas,<br />

sobre todo Laura. Carmen,<br />

que gasta diez años, atrapa energía<br />

del suelo, del aire, de todas<br />

partes. Quiere hacer todo, jugar<br />

a todo y trabajar de todo. Es capaz<br />

de nombrar a varios artesanos<br />

del espolín y salta de la silla<br />

a media frase cuando divisa a un<br />

conocido a una decena de metros.<br />

Laura despega los dedos de<br />

su smartphone y acepta una charla<br />

sin restricciones, eso dice. Son<br />

las reinas de este año, la fallera<br />

mayor y la fallera mayor infantil<br />

de Valencia, Laura Caballero y<br />

Carmen Monzonís.<br />

Pese a lo que puedan aparentar,<br />

pese a la sombra superficial<br />

y aséptica que persigue su cargo,<br />

ellas lo ven del lado contrario:<br />

“Es que llevamos más de 50 entrevistas”,<br />

suspiran, ¿Quién es<br />

aburrido entonces, el entrevistador<br />

o el entrevistado?<br />

“Es que no puedo entender<br />

ciertas preguntas”, comenta Laura,<br />

“no sé a quién le puede interesar<br />

si tengo pareja o no, y me lo<br />

han preguntado varias veces”.<br />

Con 23 años, esta fallera de Carrera<br />

Malilla-Ingeniero Joaquín<br />

Benlloch, fisioterapeuta de profesión<br />

y estudiante de magisterio,<br />

demuestra sentido común en<br />

sus respuestas. Por ejemplo, entiende<br />

que la fiesta no puede vivir<br />

en conflicto continuo con el<br />

estado normal de la ciudad. “Le<br />

pediría al mundo fallero que se<br />

abra más, que invite a la vecindad<br />

a meterse en la fiesta. Yo<br />

creo que si la ciudadanía se sintiese<br />

integrada se daría cuenta<br />

de que no solo somos unos locos<br />

ruidosos”, ríe, “pero hay que invitar<br />

a que todos participen, hay<br />

que abrir la carpa”.<br />

Y de repente se lanza al aspecto<br />

económico: “Además una cosa,<br />

no solo hay que trabajar de<br />

esta manera a nivel local o regional”,<br />

asevera, “sino mejorar la<br />

promoción exterior. Las fallas no<br />

duran una semana, abarcan un<br />

año entero y a mucha gente: floristas,<br />

orfebres, indumentaristas,<br />

pirotécnicos, artistas falleros…<br />

si generas más actividad en<br />

esos ámbitos, mueves la economía<br />

de la ciudad”, argumenta.<br />

Los pensamientos de Laura<br />

toman cuerpo enseguida, uno se<br />

imagina que una mano gigante<br />

marca las palabras a toda velocidad<br />

en su cerebro, como ella hace<br />

con el teléfono. “Lo del móvil<br />

es un vicio, lo reconozco, estamos<br />

todas las de la corte enganchadas.<br />

Vemos L’Alquería Blanca<br />

[una serie de Canal 9] y antes de<br />

que acabe ya estamos comentándola<br />

en el chat”, sonríe.<br />

¿La fallera 2.0? “Bueno, fíjate<br />

que el día que me nombraron fallera<br />

mayor recibí 800 mensajes<br />

de felicitación y, desde entonces,<br />

tengo pendientes 2.000 peticiones<br />

de amistad en el Facebook”.<br />

Solución, se ha pasado a Twitter,<br />

otra red social de menor exigencia.<br />

“Es que así lo que hago es<br />

actualizar mi estado y ya está, si<br />

Carmen Monzonís y Laura Caballero, fallera mayor infantil<br />

y fallera mayor de Valencia este año. / santiago carreguí<br />

no me volvería loca”, explica. Laura<br />

fuma y critica sin tapujos la ley<br />

del tabaco. “Me parece excesiva y<br />

agresiva”, argumenta, “se debería<br />

poder elegir como antes”.<br />

Sin embargo, luego reconoce<br />

que acostumbrarse es cuestión<br />

de tiempo. “También es verdad<br />

que dentro de unos años nadie<br />

se acordará de que hubo un tiem-


EL PAÍS, MIÉRCOLES 16 DE MARZO DE 2011 EXTRA 7<br />

po en que se podía fumar en los<br />

bares. A mí, por ejemplo, me parece<br />

extrañísimo que antes se pudiese<br />

fumar en <strong>El</strong> Corte Inglés y<br />

para mi madre era la mar de normal<br />

andar por allí con el cigarrillo”,<br />

concluye.<br />

Carmen no fuma, pero se<br />

muere por Selena Gómez. Es su<br />

vicio, la cantante que idolatra, la<br />

nueva Hannah Montana de la<br />

factoría Disney. “Es que Selena<br />

es más atrevida”, defiende. Además,<br />

es la novia del zagal hollywoodiense<br />

del momento, Justin<br />

Bieber. Es el mundo del corazón<br />

a escala reducida, el glamour<br />

de las bocas melladas.<br />

“Mis amigos se compran la revista<br />

Bravo solo para ver a Selena”,<br />

cuenta con sonrisa pícara.<br />

Pero Carmen tiene otros intereses.<br />

Además de convertirse en espolinista,<br />

arte que consiste en el<br />

bordado de telas falleras, quiere<br />

ser periodista y de momento ya<br />

sabe algo de chino, idioma en el<br />

que puede “hacer una conversación<br />

pequeña”. Lo que “seguro”<br />

no quiere es trabajar en “una cosa<br />

médica de los pies”, asunto<br />

que ha tratado con una amiga de<br />

la corte, que le ha dicho que su<br />

deseo de mayor es trabajar en<br />

algo así. De política ni papa, pero<br />

le encantan los petardos, el Nesquick<br />

porque no lleva grumos y<br />

“Puedo mantener<br />

una pequeña<br />

conversación en<br />

chino”, dice Carmen”<br />

Laura cree que<br />

algunos políticos<br />

manchan la imagen<br />

de los demás<br />

Sobre TV3: “No la<br />

sigo, pero prohibir<br />

[su emisión] me<br />

parece feo”<br />

las matemáticas cuando el profesor<br />

no cuenta historias. Ah, y<br />

también las letras, concretamente<br />

la C y la M.<br />

Laura tampoco se preocupa<br />

demasiado por la política aunque<br />

lee el periódico por internet<br />

“todas las mañanas” y entiende<br />

que “algunos políticos han he-<br />

<strong>Fallas</strong><br />

cho mucho daño a la imagen del<br />

resto”. “De todas formas”, amplía,<br />

“hay buenos y malos como<br />

en todas partes. Si la gente se<br />

informase bien se daría cuenta<br />

de que no todos son malos, que<br />

esos son solo los que salen en la<br />

tele”. Hablando de teles, Laura<br />

veía Arale en TV3, una cadena a<br />

la que la Generalitat impide emitir<br />

en toda la Comunidad. Ahora<br />

apenas se acuerda de la niña del<br />

pelo azul ni de sus estrafalarios<br />

compañeros y tampoco es una<br />

fan acérrima de la cadena catalana,<br />

pero opina que “prohibir está<br />

feo” que “debe imperar el sentido<br />

común y el respeto”.<br />

<strong>El</strong> coche sigue sin llegar, una<br />

cosa lleva a la otra y la conversación<br />

deriva en terremotos, en el<br />

medio ambiente, en la opresión<br />

que ejerce la humanidad sobre<br />

el planeta, en bicicletas y en las<br />

playas de la ciudad.<br />

La fallera mayor, amante de<br />

la arena, pide por favor a la gente<br />

que la mantenga limpia, que<br />

no deje colillas en la arena, que<br />

si decide comer en los espigones<br />

trate de recoger luego. “Somos<br />

unos privilegiados”, asegura, “no<br />

es tan normal tener una playa<br />

cerca de casa y no soporto verla<br />

sucia”, zanja. En cuanto a las bicis,<br />

Laura es usuaria del sistema<br />

público de alquiler. Se muestra<br />

sorprendida de que el carril bici<br />

haya llegado a Malilla y explica<br />

cómo llega de su casa a la universidad.<br />

¿Y no hace falta más?,<br />

“bueno, poco a poco... Ya ha llegado<br />

a Malilla”, dice, “ya harán lo<br />

demás”. Sentido común.


8 EXTRA EL PAÍS, MIÉRCOLES 16 DE MARZO DE 2011<br />

<strong>Fallas</strong><br />

Una ‘Pinotxada’ inolvidable<br />

Begué, Martín y Jarque renovaron hace 10 años para Na Jordana la plástica fallera<br />

CRISTINA VÁZQUEZ<br />

Su cabeza se alzaba por encima<br />

de los tejados de <strong>El</strong> Carme como<br />

oteando la ciudad y desafiando<br />

a la gravedad con sus 26 metros<br />

de altura y su larga nariz<br />

de mentiroso. <strong>El</strong> Pinotxo, figura<br />

central de la falla que Na Jornada<br />

plantó en 2001, hace ahora<br />

una década, es con diferencia el<br />

monumento más popular de este<br />

inicio de milenio a pesar del<br />

segundo premio de la Sección<br />

Especial que le otorgó el jurado.<br />

La obra 2001, una odissea de<br />

tres pares de nassos o Pinotxada<br />

universal, surgida de la genial<br />

colaboración entre Sigfrido<br />

Martín Begué, uno de los artistas<br />

plásticos que dieron vida a<br />

la movida madrileña, el polifacético<br />

artista Manolo Martín y el<br />

crítico de arte Vicente Jarque,<br />

fue un hito por aquel entonces.<br />

“Fue una falla muy especial,<br />

muy atrevida”, recuerda el presidente<br />

de Na Jordana, Pere Borrego.<br />

Sus líneas sobrias, tan características<br />

de Martín, nada tenían<br />

que ver con el barroquismo<br />

y el preciosismo tan habitual<br />

en el mundo fallero. Fue un<br />

acto de valentía de la comisión<br />

y de los artistas, que buscaban<br />

renovar el lenguaje plástico de<br />

las fallas.<br />

“Se juntó mucho sentimiento.<br />

Hacía menos de un año que<br />

a mi padre [Manolo Martín] se<br />

le descubrió una enfermedad<br />

importante y Sigfrido estaba lo-<br />

Manolo Martín<br />

aceptó el encargo al<br />

poco de conocer su<br />

enfermedad<br />

“Fue una falla muy<br />

especial, muy<br />

atrevida”, recuerda<br />

Pere Borrego<br />

Na Jornada vuelve<br />

a arriesgar este año<br />

con Sento y Martín<br />

y el infierno<br />

co por diseñar una falla. Era<br />

más fallero incluso que nosotros”,<br />

recuerda Manolo Martín<br />

hijo. Su padre, el maestro Martín<br />

López, aceptó el encargo de<br />

Na Jornada después de más de<br />

una década apartado de la creación<br />

fallera y haber dejado alto<br />

el listón. Manolo Martín había<br />

innovado con la autoría de varios<br />

monumentos de la plaza<br />

del Ayuntamiento. En ellos se<br />

atrevió a hacer cosas tan originales<br />

como vestir a los ninots<br />

con creaciones del modisto<br />

Francis Montesinos. “Sacó fuerzas<br />

de flaqueza y lo ejecutó dando<br />

vida a una comisión, a un<br />

taller y a sí mismo”, recuerda<br />

La plantà de la mítica falla de Na Jordana el 15 de marzo de 2001. / carles francesc<br />

con cariño su hijo.<br />

La plantà fue compleja por la<br />

altura de la figura principal pero<br />

también porque el protagonista<br />

del cuento infantil del escritor<br />

florentino Carlo Collodi<br />

se plantó sobre sus propios<br />

pies, no sobre una base amplia.<br />

Fue otro paso adelante en la renovación<br />

de la estética fallera.<br />

También en los materiales elegidos<br />

había un deseo de innovar.<br />

Como el Pinocho del cuento, la<br />

figura principal de la falla se hizo<br />

con madera, además de cartón<br />

y poliestireno.<br />

“Se trata de una apuesta creativa<br />

en la que se combinan lenguajes<br />

procedentes del cine, del<br />

teatro, de las artes plásticas y<br />

de la arquitectura”, explicaba<br />

aquel 2001 Martín Begué —fallecido<br />

el pasado diciembre— a EL<br />

PAÍS. La temática de Pinotxada<br />

Universal era igualmente original,<br />

ácida, crítica: la mentira<br />

consentida, la mendacidad y el<br />

autoengaño.<br />

Como aparece recogido en el<br />

libro Manolo Martín, artesà faller,<br />

donde se repasan las creaciones<br />

del artista desaparecido<br />

en 2005, el cuerpo central era<br />

“una ciudad que parece un edificio,<br />

un mueble de carpintero o<br />

un bodegón metafísico. O las<br />

tres cosas a a la vez”. Pinotxo,<br />

armado de un matamoscas, de-<br />

dica una mirada de pocos amigos<br />

al personaje de Pepito Grillo.<br />

A diferencia de la historia<br />

original —y no la que popularizó<br />

Walt Disney—, “el personaje<br />

no mata al pobre animalillo que<br />

representa su mala conciencia;<br />

solo lo está pensando”, explicaba<br />

Jarque.<br />

Otros rasgos singulares de<br />

aquel monumento fue vestir a<br />

los ninots —falleros y falleras—<br />

con modelos inspirados en famosos<br />

diseñadores como Versace,<br />

Gaultier, Armani o Ágatha<br />

Ruiz de la Prada, emplear la madera<br />

de nuevo en su realización<br />

o poderla visitar por dentro.<br />

Transcurrida una década, el<br />

presidente de Na Jornada se<br />

muestra orgulloso de aquel acto<br />

valiente, de aquella ilusión<br />

con la que los tres autores se<br />

pusieron manos a la obra hasta<br />

dar a luz a un monumento que,<br />

como recuerda Pere Borrego, es<br />

uno de los más conocidos entre<br />

los valencianos. Visto ahora,<br />

desde la distancia, aquel monumento<br />

fallero abrió muchos caminos<br />

y rompió muchas barreras,<br />

opina Manolo Martín Huguet.<br />

“Este año nos está sucediendo<br />

lo mismo”, comenta el presidente<br />

de Na Jornada. Coincidiendo<br />

con el 10º aniversario de<br />

la Pinotxada, esta comisión fallera<br />

ha hecho otra gran apuesta<br />

con un monumento poco común<br />

y arriesgado.<br />

<strong>El</strong> dibujante Sento Llobell es<br />

el encargado de diseñarlo y el<br />

taller de Manolo Martín Huguet<br />

le ha dado forma. Este equipo,<br />

junto a la comisión Na Jordana,<br />

vuelve a asumir riesgos<br />

con Ens vorem a l’infern, que da<br />

nombre a la falla, y en la que el<br />

fuego amenaza con devorar a la<br />

práctica totalidad de la clase política.<br />

<strong>El</strong> tema principal es el infierno<br />

y la oscuridad. Y la ambientación,<br />

dramática, teatral, sumerge<br />

al espectador en una atmósfera<br />

infernal. La figura del rey<br />

—Juan Carlos I— desnudo o una<br />

reproducción de las torres que<br />

se erigían donde ahora se planta<br />

el monumento, las de Portal<br />

Nou, son piezas destacadas del<br />

conjunto, que cuenta con un itinerario<br />

en su interior que se<br />

puede visitar. Un grupo de teatro<br />

dará más dramatismo, si cabe,<br />

a la historia.<br />

Si la mayoría de monumentos<br />

se distinguen por los colores<br />

vivos y volúmenes excesivos, la<br />

apuesta de Na Jornada este año<br />

es por un color muy poco fallero,<br />

el tétrico negro. La ilustración<br />

de Sento Llobell ha sido un<br />

auténtico reto para el equipo<br />

que lidera Manolo Martín. Era<br />

y es una de las señas de identidad<br />

del taller de los Martín, su<br />

concepto de arte multidisciplinar,<br />

que igual les permite diseñar<br />

un parque temático —el Gulliver<br />

del antiguo cauce del Turia<br />

es obra del artista fallecido—<br />

que hacer decorados para<br />

conocidas óperas. Es una escuela<br />

muy especial, que entiende la<br />

creación como una colaboración<br />

mano a mano con el resto<br />

de artistas.<br />

“Hemos tenido una ardua lucha<br />

para que los ninots no pecaran<br />

de exceso. Hemos tenido<br />

que quitar más que poner”, detalla<br />

Manolo Martín hijo. En<br />

cuanto al contenido, Martín y<br />

Sento reivindican la crítica como<br />

objetivo esencial de la falla.<br />

“Hay que decir las cosas como<br />

son y recuperar ese espíritu crítico.<br />

Debemos huir de lo políticamente<br />

correcto”, agrega.<br />

Una década después, Na Jordana<br />

vuelve a jugársela, arriesgando<br />

para ganar pero también<br />

para romper tópicos.


EL PAÍS, MIÉRCOLES 16 DE MARZO DE 2011 EXTRA 9


10 EXTRA EL PAÍS, MIÉRCOLES 16 DE MARZO DE 2011<br />

<strong>Fallas</strong><br />

Alaska, primera fallera<br />

del tercer milenio<br />

encarna<br />

jiménez<br />

Alaska y Nacho Canut acaban de sacar nuevo<br />

disco y vuelven a Valencia a dar un concierto<br />

en Viveros. Sus fotografías han ocupado<br />

muchas veces los carteles anunciadores<br />

a lo largo del margen del cauce del río Turia<br />

en Valencia, sobre todo en <strong>Fallas</strong>. Pero,<br />

cuando amanecía el nuevo milenio, al otro<br />

lado del río, ocurría algo extraordinario:<br />

Alaska se convertía en una fallera muy especial<br />

en un año de referencias cinematográficas:<br />

2001.<br />

En la víspera de San José, el día grande<br />

de las <strong>Fallas</strong>, a punto de comenzar la Nit del<br />

Foc, venían andando por las Alameditas,<br />

con las Torres de Serranos como referente<br />

ciudadano y festero, dos amantes de Valencia:<br />

Alaska y Sigfrido Martín<br />

Begué. Alaska, vestida<br />

de fallera de manera ortodoxa,<br />

sin más concesiones<br />

que su pelo casi naranja<br />

¿homenaje a Valencia?<br />

sujetado por las tres<br />

peinetas, con los aderezos<br />

oportunos, la raya al medio,<br />

corpiño, enaguas, brocados.<br />

Nada exagerado para<br />

una fallera, pero sorprendente<br />

para una mujer<br />

que siempre ha destacado<br />

por su rompedor aspecto,<br />

en las antípodas de<br />

la tradición. La artista,<br />

que trajo el punk cuando<br />

cumplía 15 años en una<br />

España timorata, entre la<br />

represión y el look progre,<br />

verdadera musa de lo<br />

más impactante de un<br />

movimiento conocido como<br />

movida, se abría paso<br />

entre el gentío.<br />

Iba acompañada de<br />

Sigfrido, arquitecto, pintor<br />

y, en esos momentos,<br />

artífice y autor del diseño<br />

de la Falla Na Jordana,<br />

que adoptaba un sesgo<br />

intelectual y moderno<br />

con las figuras coloristas<br />

e ingeniosas de Sigfrido,<br />

el llibret del filósofo y crítico de<br />

arte Vicente Jarque y, como catalizador<br />

de la aventura, el ya fallecido y añorado<br />

artista fallero Manolo Martín, una persona<br />

siempre en contacto con el mundo del<br />

arte. De aquella falla experimental y aventurera<br />

queda el recuerdo de un libro que,<br />

con la colaboración del diseñador Paco<br />

Bascuñán, otro que se nos fue, es uno de<br />

los pocos ejemplos de publicación que documenta<br />

con cariño el proceso de génesis<br />

y construcción de una falla que tuvo mucho<br />

de excepcional. La falla Na Jordana<br />

ya cumplió 125 años en 2009 y, de nuevo,<br />

Sigfrido estuvo con ella colaborando como<br />

sólo puede hacer quien conoce este<br />

mundo y celebra lo que supuso esa conjunción<br />

fructífera entre el taller de Manolo<br />

Martín, la fina ironía de Vicente Jarque<br />

y la luz de Alaska.<br />

Aquellas fallas del inicio del Siglo XXI<br />

tenían una peculiaridad. Alaska, famosa<br />

cantante y mujer poliédrica —hay muchas<br />

mujeres en ella— era la fallera de honor<br />

de una falla de primera categoría y, en<br />

esos momentos, iba camino del ático que<br />

tiene el diseñador de alta costura Juan<br />

Andrés Mompó frente al cauce del río, un<br />

lugar cómodo desde el que contemplar el<br />

espectáculo pirotécnico, perfecto para<br />

propiciar un encuentro que tiene la paz<br />

de la discreción.<br />

Como siempre, Alaska, que arrastraba<br />

el cansancio de las inacabables caminatas<br />

festeras, conservaba la misma sonrisa cálida<br />

y amable que la caracteriza. Es la de<br />

una persona con tanto sentido común como<br />

inteligencia. Perfecta simbiosis de lo<br />

que supone acabar con las fronteras entre<br />

baja y alta cultura. Llevaba un traje que es<br />

difícil que ninguna mujer de las que estábamos<br />

en casa de Juan Andrés nos hubiéramos<br />

puesto, quizá nos habríamos sentido o<br />

demasiado ridículas o demasiado integradas,<br />

pero Alaska lo llevaba como si fuera lo<br />

más natural del mundo, o lo más complicado<br />

que puede engendrar la tradición popular<br />

a base de recuerdos desde la Dama de<br />

Alaska, vestida de fallera, con Manolo Martín padre, en las <strong>Fallas</strong> de 2001.<br />

‘Pinotxada Universal’ fue<br />

un despliegue de ingenio<br />

y de guiños para amantes<br />

del arte y del mundo pop<br />

La falla fue una conjunción<br />

entre el taller de Manolo<br />

Martín, la ironía de Vicente<br />

Jarque y la luz de Alaska<br />

<strong>El</strong>che a los tejidos dieciochescos, cuando la<br />

industria de la seda en Valencia iluminaba<br />

sueños rococó. Esa era la diferencia: sólo<br />

era chocante que Alaska resultaba tan fallera,<br />

como hacía posible que las fallas se convirtieran<br />

en contraculturales con su varita<br />

mágica. Sólo los artistas hacen que las cosas<br />

cambien.<br />

Los dos habían participado en la ofrenda,<br />

un desfile de las comisiones falleras<br />

para llevar un ramo de flores que sirviera<br />

para componer una gigantesca Virgen de<br />

los Desamparados hecha de claveles y rosas<br />

frente a su Basílica. Alaska entendía<br />

perfectamente esa adoración a una virgen,<br />

quizá sólo comparable con la de Guadalu-<br />

pe en México o la Macarena de Sevilla. <strong>El</strong>la<br />

quiso ser una fallera más, y cumplir con la<br />

tradición que marca soltar una lágrima al<br />

entregar el ramo. Sin embargo, no era,<br />

exactamente, igual que las demás, porque<br />

muchas de las mujeres con moños y peinetas,<br />

más los visitantes y componentes del<br />

desfile, querían tocarla y hacerse fotos con<br />

una mujer que era superpopular y que no<br />

permanecería siempre entre ellos como la<br />

Virgen de los valencianos. Posiblemente,<br />

no fue mala idea que, cuando llegó la noche,<br />

se separara de las multitudes, y preparara,<br />

con cierto sosiego, la jornada del día<br />

de San José en un ambiente más íntimo.<br />

La velada en la que Alaska participó,<br />

con apenas una docena de personas, transcurrió<br />

de manera fluida y amable, entre la<br />

terraza y el salón de discreta elegancia,<br />

como le gusta a Juan Andrés Mompó: vanguardia,<br />

refinamiento y escasa ostentación.<br />

<strong>El</strong> coleccionista y abogado Francisco<br />

Fandos, con Mara, su mujer, nos ofreció<br />

unos exquisitos chocolates traídos de Barcelona,<br />

y no faltó conversación con gente<br />

de lengua tan rápida como Sigfrido Martín<br />

Begué, Yolanda Yturraspe, Pilar Martínez<br />

o Amparo Coll, la única persona en la casa<br />

que, desde niña, ha vivido las fallas. Si hay<br />

una familia que ha sabido unir tradición y<br />

cultura es la de los Coll-Comín, desde su<br />

residencia de la calle Jorge Juan.<br />

Juan Andrés Mompó no ha sido precisamente<br />

un fan de las fallas, pero allí teníamos<br />

un diseñador sutil, con Alaska fallera,<br />

en un cuadro surrealista, y algo metafísico,<br />

pintado por Sigfrido y rubricado por<br />

dos artistas de ilimitados recursos. Era la<br />

prolongación en la noche de esa falla de<br />

2001 que, bajo el título de Pinotxada Universal,<br />

criticaba la hipocresía y la mentira<br />

generalizada, y que fue un despliegue de<br />

ingenio y de guiños para amantes del arte<br />

y del mundo pop. Había bodegones ala<br />

manière de De Chirico, paellas Mondrian,<br />

falleras vestidas por Ágatha Ruiz de la Prada<br />

y Gaultier y representación en efigie de<br />

varios personajes de la vida política y cultural<br />

de Valencia. Sigfrido siempre tuvo<br />

una especial relación con la ciudad y conocía<br />

el panorama a fondo. Por eso se había<br />

metido en esa aventura con Manolo Martín,<br />

que estaba echando el resto en el proyecto.<br />

Aquello había sido una odissea de<br />

tres pares de nassos que concluiría con la<br />

crema de tanto esfuerzo, bajo la atenta mirada<br />

de una fallera que resume todas las<br />

posibilidades del encuentro entre el arte y<br />

todas sus manifestaciones.<br />

Cuando acabó la Nit del Foc, Alaska se<br />

despidió sin manifestar en ningún momento<br />

las molestias y el cansancio de tener que<br />

volver a caminar ¡¡¡otra vez!!! Tenía que<br />

estar preparada para otro larguísimo día<br />

en el que el fuego consumiría el gigantesco<br />

Pinocho que homenajeaba con lenguaje<br />

burlesco al mundo de la cultura. <strong>El</strong> jurado<br />

no consideró que este tema mereciera el<br />

primer premio, ya se sabe que la cultura<br />

no es valorada más que como disfraz, y de<br />

eso trataba la falla. Demasiado explícita.<br />

Alaska siempre ha tenido un concepto<br />

tan agudo de lo nuevo, lo radical, como de<br />

lo popular. Por eso pudo meterse en la fiesta<br />

y aceptar ser fallera de honor de una<br />

falla de larga tradición como Na Jordana,<br />

en la que se amontonan como un recargado<br />

altar los elementos más dispares. Lo<br />

barroco es algo que entiende muy bien una<br />

mexicana, y también la fiesta y el vestido.<br />

Aquella noche no estaba en casa de<br />

Juan Andrés Mompó Lluís Fernández, que<br />

revolucionó el panorama fallero a finales<br />

de los 70 con La fallera mecánica, un divertimento<br />

contracultural que metió el dedo<br />

en el ojo falleril cuando más le molestaba,<br />

pero hubiera encajado perfectamente con<br />

la Alaska fallera. La amistad y la capacidad<br />

para disfrutar de todas<br />

las manifestaciones culturales<br />

y vitales han sido<br />

una constante en la trayectoria<br />

de Alaska y de<br />

Lluis. Pasar del museo a<br />

la discoteca, del rastro a<br />

las últimas tendencias y<br />

mezclar lo más sesudo<br />

con lo más frívolo. Y saber<br />

sacar lo mejor de todos<br />

ellos...<br />

Esa confluencia en<br />

preferencias estéticas y<br />

su amistad fue la que hizo<br />

que, en 1991, diez años<br />

antes de aquella especial<br />

Nit del Foc, Lluís quisiera<br />

contar con Alaska en su<br />

primer año como director<br />

de la Mostra de Valencia.<br />

Adelantándose en el<br />

tiempo, organizó un ciclo<br />

sobre cine gore y pensó<br />

que nada mejor para presentar<br />

las producciones<br />

de Troma que Alaska,<br />

una verdadera fan de <strong>El</strong><br />

vengador tóxico, personaje<br />

fundamental de la cultura<br />

basura. Toxy se cayó<br />

en un bidón de residuos<br />

radioactivos y salió transformado<br />

en un ser deforme<br />

que tiene todos los referentes<br />

del friqui, tanto contracultural (de<br />

los 70) como posmoderno. Es decir, pura<br />

parodia. Iba armado con un mocho de fregar<br />

y constituía una burla del cine de terror.<br />

La relación de Alaska con el cine y<br />

Valencia ha tenido también otras motivaciones,<br />

como es su amistad con Carlos Berlanga<br />

y con toda la familia del cineasta<br />

valenciano Luís García Berlanga. Carlos,<br />

que además de músico y letrista era pintor,<br />

realizó el cartel de la XIII edición de la<br />

Mostra que seguía dirigiendo Lluís Fernández.<br />

Carlos Berlanga falleció en junio de<br />

2002, pero siempre llevó a sus canciones el<br />

color del Pop. Valencia fue, desde los años<br />

60 del pasado siglo, un lugar en el que se<br />

manifestaron las primeras muestras de<br />

Pop Art, por eso no es extraño que de Carlos<br />

Berlanga saliera Quiero ser un bote de<br />

Colón. Era la forma chispeante de entrar<br />

de lleno en el consumo del supermercado,<br />

la televisión y la warholiana manera de<br />

transformar un detergente empaquetado<br />

en obra de arte.<br />

Más o menos lo que hicieron en 2001<br />

aquellos extraordinarios artistas falleros.<br />

<strong>Extra</strong>cto del libro Ocurrió en Valencia, de próxima<br />

aparición, coordinado por Rafa Marí y en el<br />

que han participado varios autores, entre ellos,<br />

Encarna Jiménez, directora de comunicación<br />

y desarrollo del IVAM.


EL PAÍS, MIÉRCOLES 16 DE MARZO DE 2011 EXTRA 11


12 EXTRA EL PAÍS, MIÉRCOLES 16 DE MARZO DE 2011

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